El yogurt se puede preparar en casa, sin riesgos y de manera muy fácil. Existe una receta simple y rápida, de sólo 5 pasos, que podés seguir para disfrutar de un yogurt natural delicioso, cremoso y sin aditivos cuando quieras.
Receta de yogurt casero en 5 pasos: cómo hacerlo fácil y rápido
Cada vez más personas se animan a preparar yogurt casero en su hogar y es que a veces se vuelve difícil encontrar en los comercios un yogur que no tenga azúcar, endulzantes, aditivos, conservantes, ni aromatizantes que perjudican el sabor.
Ingredientes
- Leche 1 lt.
- Yogurt natural 100 grs.
- Esencia de vainilla 1 a 2 cdas.
Preparación paso a paso
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Poné en una ollita la leche y calentala hasta que hierva. Dejá que baje la temperatura hasta unos 45 grados sólo un poco por encima de la temperatura corporal, si es unos grados mayor o menor no importa porque va a salir bien de todas formas.
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Luego agregale el yogurt y la esencia de vainilla. El yogurt tranquilamente puede ser de vainilla. En ese caso ponele menos esencia.
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Después dejalo reposar, en esa misma temperatura, más o menos unas 6 horas. Para hacerlo hay diferentes opciones: están los que envuelven la olla con una frazada; los que deciden llenar vasitos de vidrio bien limpios, taparlos y ponerlos dentro de una heladerita de telgopor; y otra opción es ponerlo adentro de un termo y ya está.
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Pasadas las 6 horas vas a notar que todo se transformó en yogurt. Ahí le podés agregar azúcar a gusto.
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Lo tenés que conservar en la heladera y lo sacás para disfrutarlo cuándo vos quieras.
Además, una vez que tenés la base de yogurt natural lo podés saborizar a gusto y utilizarlo en diferentes preparaciones. Por ejemplo, si querés podés endulzarlo con azúcar, miel, mermeladas o cualquier tipo de fruta o hasta podés hacer una versión salada, a modo de dip, con ajo, aceite de oliva y menta seca.
¿Cuáles son los errores más comunes al hacer yogurt casero?
Principalmente el yogurt no sale bien cuando la temperatura es incorrecta. Y es que el mayor error se produce al hacer la mezcla de leche y fermento (ya sea un yogur industrial, un yogur casero anterior o fermento seco). En este paso podemos cometer el error que arruinará nuestra receta porque la clave está en la temperatura: siempre al poner la leche al fuego junto con el fermento tenemos que asegurarnos de que la temperatura suba hasta los 45 grados.
Por encima de esa temperatura comienzan los problemas. De hecho, si calentás la leche más de 50 grados la fermentás y achicharrás a las bacterias, por lo tanto tus yogures no cuajarán. Lo mismo ocurre si la mezcla no está lo suficientemente caliente, es decir, si la temperatura es demasiado baja el yogur tampoco tendrá la textura adecuada.