La ciudad de Buenos Aires está llena de "secretos" y curiosidades. Su arquitectura está repleta de particulares y un claro ejemplo es la calle Bauness, en el barrio porteño de Parque Chas: es la única calle que se cruza a sí misma.
La esquina de Bauness y Bauness aparece en prólogos e inspiró numerosa cantidad de cuentos y textos. En el prólogo del libro "Amores y Poemas en Parque Chas", Lilian Garrido señaló: "Fui de Cádiz y Victorica a Bauness y Bauness caminando solo cien metros. En otro barrio hubiera sido una línea recta, pero en el nuestro es todo curvo y ondulante, como las caderas de las musas de Pedro Gaeta".
Cristina Suárez, en su obra "El poeta de Parque Chas: Luis Luchi", nos transporta a la vida cotidiana del barrio, describiendo a Luchi, un habitante de Bauness y Bauness, como un apasionado lector y escritor. En su casa, ubicada en Bauness entre Bauness y Atenas, Luchi pasó sus días sumergido en una habitación repleta de libros, alimentando su espíritu creativo.
"Una calle circular, otra que forma esquina consigo misma", así describe Luis Alposta en su poema lo peculiar de Bauness y Bauness. Esta particularidad arquitectónica de Parque Chas se suma a su diseño laberíntico, que le otorga un encanto único y convierte al barrio en un verdadero tesoro escondido en medio de la gran ciudad.
La intersección de Bauness y Bauness es solo una muestra del encanto y la originalidad de Parque Chas. Sus calles, con nombres que se remontan a la historia del barrio, reflejan la identidad y la esencia de un lugar único en la Ciudad de Buenos Aires. Sumergirse en las calles ondulantes y descubrir los rincones ocultos de este barrio es adentrarse en un mundo lleno de magia y poesía.
Parque Chas se destaca por su forma de laberinto. Según el sitio oficial del Gobierno de la Ciudad, el diseño del barrio, realizado por los ingenieros Frehner y Guerrico, combina la propuesta radiocéntrica con el amanzanamiento ortogonal, siguiendo los principios del urbanismo inglés para las ciudades-jardín.
Su nombre rinde homenaje a la familia Chas, dueña de las tierras donde se desarrolló el barrio. Aunque fue fundado en 1925, obtuvo su carácter de barrio recién en 2005, cuando la Legislatura de la Ciudad sancionó la ley 1907. Antes de eso, formó parte de Agronomía.
En qué parte de Buenos Aires hay un fragmento original del Muro de Berlín
El Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto decidió abrir las puertas de la historia para todos los argentinos. A través de una exhibición en el Museo de la Diplomacia, se puede apreciar una parte del Muro de Berlín, un regalo que Alemania hizo al país en el décimo aniversario de su caída el 10 de noviembre de 1989.
El Museo de la Diplomacia Argentina se encarga de cuidar y destacar el patrimonio histórico cultural de la Cancillería. Con sus exhibiciones, busca fomentar la reflexión sobre la tradición diplomática argentina y la construcción de la política exterior a lo largo del tiempo. En esta ocasión, se presenta un fragmento de los enormes bloques de hormigón que simbolizaron la famosa "Cortina de Hierro", la división entre la Berlín Oriental y Berlín Occidental en plena Guerra Fría.
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La placa que acompaña al monumento destaca la amistad entre la República Federal de Alemania y la República Argentina: "El mismo une simbólicamente al pueblo argentino con la historia de la capital alemana y nos recuerda que la libertad, la democracia y los derechos humanos nunca se encontrarán asegurados si los ciudadanos de cada Nación no se esfuerzan por su defensa y hasta luchan por ellos”.
La llegada de este fragmento del Muro de Berlín a Argentina fue una iniciativa de Jorge Fontevecchia, CEO de Grupo Perfil. En ese momento, la editorial estaba por lanzar la revista Noticias y consideró que la caída del muro era un hecho de gran relevancia para la libertad de expresión. No dudó en contactar al embajador de Alemania Oriental y, aunque en un principio no se entregaban partes del muro, lograron hacer una excepción a cambio de construir una escuela en Alemania.
El traslado del muro desde Berlín hasta Buenos Aires fue una tarea costosa, pero valió la pena para conservar una parte importante de la historia mundial en Argentina. Ahora, todos los visitantes del Museo de la Diplomacia podrán apreciar este símbolo de la Guerra Fría y reflexionar sobre los valores fundamentales que lo rodearon.
El Muro de Berlín fue levantado por la URSS el 13 de agosto de 1961 con la excusa de proteger a su población de supuestos elementos fascistas. Sin embargo, esta construcción se convirtió en el símbolo más conocido de la Guerra Fría y la división de Alemania. Durante 28 años, separó física y simbólicamente a las familias alemanas, impidiendo la huida de los ciudadanos del régimen comunista.