A cuatro días de las PASO, el expresidente Eduardo Duhalde quiso ponerse en agenda y, luego de considerar que "la Argentina está muy mal", intentó defender los reiterados descansos de Mauricio Macri y compartió un extraño episodio cuando residía en la Quinta de Olivos. En los últimos meses de su gestión, tuvo alucinaciones y tuvo que ser asistido por adventistas.
Eduardo Duhalde arrancó la entrevista con el ciclo Levántate y anda en Radio Colonia asegurando que "no todos los dirigentes son malos. Hay malos, regulares, buenos y muy buenos". "Hay que juntarlos porque los hay", propuso.
Ya que estaba hablando de dirigentes, salió en defensa del expresidente Mauricio Macri y su pasión por cortar la jornada laboral a las 7 de la tarde para ver Netflix y consideró: "acá no se sabe, pero los presidentes se toman horas libres. Ciertos presidentes hacen otras cosas. Hay que darse tiempo porque el cuerpo no aguanta. A mí me pasó".
"Estar en ese lugar no es muy sano. En marzo yo ya alucinaba y no hay que ocultárselo a la población. No es sano. En el último mes de la gestión de (Fernando) De la Rúa estaba su cuerpo, pero no él. Su mente estaba en otro lado, no escuchaba, tenía la mirada perdida", agregó.
Tras ser consultado sobre sus "licencias" como presidente, explicó que sus recreos se debían exclusivamente a una cuestión de salud mental. "En marzo (antes de terminar su mandato) empecé a alucinar, veía un río adentro de Olivos y le preguntaba a (su esposa Hilda González Duhalde) 'Chiche' hasta que me agarró la mano y me mostró que no estaba el río", reveló.
A continuación, aclaró que la ex Primera Dama "en seguida, trajo a los médicos y a los adventistas". "A mí me salvaron los adventistas, 8, me hacían la comida y hablaban conmigo. Así salí y la gente no se enteró, contratamos uno por uno para no dar la idea de que el presidente estaba mal", explicó.