Los rebeldes del M23, apoyados por Ruanda, se enfrentaron durante la noche a focos de resistencia del ejército y las milicias progubernamentales tras entrar en Goma, la mayor ciudad del este del Congo, en la peor escalada de un conflicto que dura ya más de una década.
El martes por la mañana, los residentes de varios barrios informaron de disparos de armas ligeras y de algunas explosiones, sobre todo cerca del aeropuerto, que, según fuentes, seguía en manos de las fuerzas de paz de Naciones Unidas y de los militares gubernamentales.
El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, habló con su homólogo ruandés, Paul Kagame, para analizar la reciente escalada en el Congo, donde esta semana han muerto nueve soldados sudafricanos de las fuerzas de paz, y ambos coincidieron en la necesidad de un alto el fuego.
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"Anoche hubo un periodo de calma, pero los disparos comenzaron de nuevo a medianoche (2300 GMT)", dijo a Reuters una anciana del barrio de Majengo, en el norte de Goma, cerca del aeropuerto.
"He oído el crepitar de los disparos desde medianoche hasta ahora... vienen de cerca del aeropuerto", dijo.
Otro residente de Majengo confirmó los disparos durante la noche y la mañana del martes.
"Estoy tirado en el suelo con mi familia", dijo.
Goma, la mayor ciudad del este del Congo, es un centro humanitario vital para la región y una puerta de entrada para el comercio de minerales de tantalio y estaño, que se utilizan en teléfonos y ordenadores.
El M23, una nueva serie de insurgentes respaldados por Ruanda que han librado rebeliones en el este contra el Gobierno central de la República Democrática del Congo, retomó las armas en 2022, una década después de una insurgencia anterior.
En las últimas semanas han avanzado rápidamente por la provincia de Kivu Norte, en la frontera con Ruanda, antes de acercarse a Goma, una ciudad de casi dos millones de habitantes, y obligar a decenas de miles de personas a huir de sus hogares.
Han hecho caso omiso de los llamamientos de los líderes mundiales para que detengan su ofensiva. Ruanda, que anteriormente negó la presencia de sus militares en el Congo, también ha rechazado los llamamientos para que las tropas se marchen, afirmando que la seguridad de su país está amenazada.
Con soldados tanto en la misión de la ONU como en una fuerza sudafricana, Sudáfrica ha sufrido el mayor número de bajas entre las fuerzas de paz.
Los críticos han acusado al Gobierno sudafricano de no hacer lo suficiente para garantizar que sus soldados estuvieran debidamente equipados para el conflicto.
Un comunicado emitido por la presidencia sudafricana después de que Ramaphosa y Kagame hablaran no hizo mención a las muertes.
"Los dos jefes de Estado han coincidido en la necesidad urgente de un alto el fuego y la reanudación de las conversaciones de paz por todas las partes en el conflicto", decía.
Con información de Reuters
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