El presidente de Transnistria, Vadim Krasnoselski, reclamó hoy el reconocimiento "pacífico" y "a través de la mesa de negociaciones" de la independencia de la región separatista moldava, en medio del aumento de las tensiones en plena ofensiva militar rusa en Ucrania.
"¿Cuántas veces he hecho la pregunta sobre si es preferible un reconocimiento a través de la guerra y el derramamiento de sangre o una vida pacífica sin ser reconocidos por la comunidad internacional?", señaló, antes de incidir en que "la respuesta es obvia".
"Transnistria debe ser y será reconocida, pero de forma pacífica, en la mesa de negociaciones, a través de un diálogo. El proceso debe ser exclusivamente democrático (...), sin hostilidades ni pérdidas", explicó en un mensaje publicado en su cuenta oficial en la red de mensajería Telegram y reproducido por la agencia de noticias Europa Press.
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Así, recalcó que "nadie quiere una guerra" y añadió que "no hay necesidad de azuzar las llamas con provocaciones".
"La población de Transnistria sabe lo que es una guerra y aprecia la paz. No es necesidad de buscar o crear artificialmente sucesos peligrosos a través de la vía informativa", reiteró.
"Nadie habla de un silencio, en absoluto, pero no hay necesidad de sembrar el pánico entre los ciudadanos",manifestó tras una serie de ataques en la región y acusaciones cruzadas entre el Kremlin y Kiev de querer desestabilizar la situación en esta república autoproclamada fronteriza con Ucrania.
En ese sentido, indicó que "tras los ataques terroristas" de la última semana en el territorio, "el mundo parece haber recordado la existencia de Transnistria".
"Los teléfonos no paran de sonar. Todo el periodismo internacional se despertó con estas explosiones", explicó y cuestionó: "¿Por qué estuvieron sordos ante el destino de la república durante tres décadas? ¿Por qué nuestras actividades, logros y dificultades fueron ignorados o mencionados sólo brevemente?".
Transnistria se separó del territorio moldavo tras una breve guerra civil en 1992, en la que contó con la ayuda rusa, y provocada tras el desmembramiento de la Unión Soviética, de la cual tanto Moldavia como Ucrania formaban parte.
Se había autoproclamado como república el 29 de octubre de 1990 y cuenta con un 12% del territorio moldavo y un 23% de la producción industrial, más el estratégico control de vías de transporte y gasoductos.
De unos 500.000 habitantes, tiene su propia moneda pero es sumamente dependiente de Rusia, que le suministra gratuitamente gas y tiene desplegados unas 20.000 toneladas de armamento de la época soviética y unos 1.500 soldados rusos.
Oficialmente denominada la República Moldava Pridnestroviana, es uno de los pocos lugares del mundo que conserva el martillo y la hoz en su bandera nacional, reminiscencia de su pasado comunista que también es visible en sus innumerables estatuas de Vladimir Lenin y en su arquitectura soviética.
Moldavia, por su parte, no dejó de reclamar todos estos años la integración de ambas zonas separadas por el río Dniester y acusa a Moscú de promover la independencia de esa franja, a la que considera con un estatus especial.
Con información de Télam