Cada cuatro años, Estados Unidos celebra sus elecciones presidenciales el primer martes después del primer lunes de noviembre. Este calendario fijo, que se mantendrá en 2024, es una tradición de larga data que puede parecer inusual en un mundo donde muchos países realizan sus elecciones en fin de semana o en días que facilitan la asistencia a las urnas. ¿Por qué los estadounidenses votan en un día de semana y, específicamente, en martes?
La razón detrás de esta elección de día se remonta a mediados del siglo XIX, en una época en que Estados Unidos era una nación rural y agrícola, donde la vida cotidiana y las rutinas de los votantes diferían drásticamente de las actuales. La legislación que establece la fecha se aprobó en 1845 y, aunque mucho ha cambiado desde entonces, la tradición se mantiene.
Una decisión basada en la vida rural y la religión
A mediados de 1800, la mayoría de los estadounidenses vivían en zonas rurales y dependían de los ciclos agrícolas para planificar su vida. La economía del país estaba dominada por la agricultura, y el tiempo de cosecha tenía un peso importante en la organización de las elecciones. Noviembre fue elegido como el mes de las elecciones porque era después de la cosecha y antes de que comenzara el invierno, lo cual facilitaba que los ciudadanos se trasladaran a los centros de votación sin interferir con las actividades de siembra o cosecha.
Además, se consideró que el día específico de la semana debía facilitar la asistencia de los votantes sin interferir en otras obligaciones. En aquella época, muchas personas vivían a largas distancias de las localidades donde podían votar y se desplazaban en carreta, un viaje que podía tomar días. El domingo, considerado día de descanso y de culto, estaba excluido como opción para que los votantes pudieran cumplir con sus actividades religiosas. Si las elecciones se realizaban un martes, la gente podía comenzar su viaje el lunes y volver a casa a mitad de semana, sin alterar el domingo ni el sábado, que también era un día ocupado para muchos agricultores.
Cambiar el día de votación, una idea que toma fuerza
Aunque esta decisión tenía sentido en el contexto de 1845, en la actualidad muchos cuestionan la conveniencia de mantener las elecciones en un día laboral. Hoy en día, la mayoría de los estadounidenses trabaja de lunes a viernes, y el martes puede resultar incómodo para millones de personas que deben ajustar sus horarios para asistir a las urnas.
Esto generó propuestas para cambiar la fecha a un fin de semana o para convertir el día de elecciones en un feriado nacional, facilitando así que más personas puedan ejercer su derecho al voto sin comprometer su trabajo o sus obligaciones familiares.
A pesar de estos debates, la tradición sigue vigente y el próximo 5 de noviembre de 2024, los estadounidenses acudirán a votar en martes una vez más. Sin embargo, en un contexto de transformación política y social, el sistema electoral estadounidense podría evolucionar para reflejar las necesidades actuales de la población.