Los últimos fallos ratificaron la prisión perpetua de Máximo Thomsen, Enzo Comelli, Luciano Pertossi, Ciro Pertossi y Matías Benicelli, en tanto que Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli están aún sentenciados a 15 años de prisión, aunque hubo vaivenes judiciales y más de un cambio de estrategia en el grupo tras el juicio por la brutal golpiza que terminó con la vida de Fernando Báez Sosa. Desfilaron nuevos nombres de abogados, hubo modificaciones técnicas en las cáratulas de tribunales superiores que beneficiaron levemente a los rugbiers e inclusive a algunos de ellos se los escuchó en cámara en diferentes entrevistas televisivas desde la cárcel.
(Federico Lamas)
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El día que terminó el juicio dejaron todos de actuar como un maul, esa formación de rugby grupal infranqueable que solo funciona cuando entre todos se sostienen. Ya no todos tienen a Hugo Tomei como abogado como al comienzo de la investigación ni repiten el mismo discurso. Abordan su situación judicial de forma diferenciada.
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En grupo habían esperado el fallo de la Cámara de Casación bonaerense el 22 de marzo, que ratificó las penas de los ocho y corrigió una calificación que se había aplicado en primera instancia: eliminó la alevosía, uno de los dos agravantes. Pero la resolución de los jueces Fernando LuIs María Mancini y María Florencia Budiñ desató la división del "grupo de los 5": Benicelli, Thomsen, Enzo Comelli, Ciro Pertossi, Luciano Pertossi. Con el fallo en la mano, y con los cambios técnicos judiciales, se separaron de los otros condenados.
En el caso de Benicelli, por ejemplo, su abogado confirmó a este medio entonces que su objetivo era "lograr que la Suprema Corte elimine también la premeditación". Con eso, esperan que se caiga la condena a perpetua que recae sobre el ahora joven de 20 años, según puntualizó Carlos Attias.
En el juicio que duró más de un mes y que conmocionó al país, el Tribunal en lo Criminal n° 1 de Dolores había considerado por unanimidad que las pruebas recabadas fueron suficientes para dar por convalidado el delito de "homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas". En su opinión, el plan criminal existió, los imputados actuaron sobre seguro y aprovechándose de la indefensión de la víctima con ese primer golpe de espalda y la posterior golpiza colectiva. Sin embargo, el tribunal determinó que "no todos hicieron todo", a diferencia de lo que habían planteado tanto la fiscalía como los abogados de los familiares de la víctima.
Tanto los familiares de Fernando como los condenados aguardan aún el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, que puede convalidar tal cual el fallo de primera instancia y revocar lo dictaminado por Casación, ratificar este último o dictar uno nuevo.
1. Qué pasó con la alevosía y por qué es importante para el futuro de la causa
Al momento de ser condenados, los 8 fueron juzgados por el delito de homicidio agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas. Esos últimos dos agravantes son los que abrieron la puerta a las prisiones perpetuas.
No obstante, Casación consideró que no se pudo probar la alevosía durante el juicio. “Si bien en términos coloquiales la descripción del hecho pareciera mostrar que fue alevoso, en términos técnicos el Código Penal exige algunas circunstancias que no se probaron por lo que se quitó esa agravante”
Así, en caso de que en otra instancia judicial se cuestione también la premeditación, podrían cambiar las penas para todos los condenados, incluso los más complicados.
2. Qué quedó de la primera fase de investigación
Para la fiscal Verónica Zamboni, según consta en su elevación a juicio, no quedaban dudas de que se trató de un crimen acordado entre ocho personas, para el cual se distribuyeron roles con antelación al hecho. Así, mientras cinco sujetos activos -Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Blas Cinalli- abordaron por detrás a Fernando “previo acordar interceptar a la víctima”, los tres restantes -Lucas Pertossi, Luciano Pertossi y Ayrton Viollaz- también participaron “premeditadamente de la agresión con el fin de dar muerte a la víctima” cuando “rodearon tanto a Fernando como a los amigos”. Esta es la acusación que también compartió la querella.
El tribunal de Dolores determinó que quienes golpearon "con brutalidad" fueron cinco de los acusados, pero no se pudo probar lo mismo para tres que no tuvieron un aporte esencial en el hecho. Es decir, "no todos hicieron todo" como sostenía Zamboni en su planteo de coautoría que incluía a los ocho.
3. Quiénes fueron los sobreseídos
Alejo Milanesi y Juan Pedro Guarino estuvieron bajo la mira de la Justicia pero no llegaron a juicio y fueron sobreseídos por falta de pruebas que los ubicaran en el lugar de los hechos.
De acuerdo a la fiscal Verónica Zamboni, en la etapa de instrucción quedó probado que ambos estaban con los ocho condenados dentro del boliche Le Brique aquel 18 de enero y luego salieron con ellos tras el altercado dentro del lugar, según consta en el video filmado por Lucas Pertossi. No obstante, determinó que tras analizar las imágenes recabadas por las cámaras de seguridad, los resultados negativos de las pericias genéticas y de las ruedas de reconocimiento de testigos, "ello no los ubica directamente el lugar central en que le dieron muerte a Fernando".
En la primera fase de la investigación estaban los dos imputados como partícipes necesarios y estuvieron compartiendo penal durante 12 días con sus amigos. Ante la falta de evidencias en su contra, Zamboni declaró el 10 de febrero de 2010 la falta de mérito y pidió su sobreseimiento.
4. Las pruebas que más comprometieron a los rugbiers
En el juicio se reconstruyó en forma oral todo lo que se pudo investigar en la instrucción. Ya de por sí el expediente constaba de 400 fojas. A cada imagen fílmica se le sumó el testimonio de quienes revivieron el ataque y el análisis de los peritos que lograron identificar a cada uno de los imputados en el lugar del crimen. Todo apuntó contra los rugbiers. Las evidencias más contundentes fueron las pruebas genéticas, los videos y las declaraciones de los testigos que los señalaron.
Tanto las pericias como los testigos ubicaron a Thomsen como uno de los que pegó patadas a Fernando cuando estaba en el piso. La autopsia, como las pericias de ADN y estudios scopométricos que se realizaron sobre sus prendas y en diferentes partes de su cuerpo fueron clave.
Diego Duarte, el médico de la Policía Científica que le realizó la autopsia al cuerpo de Fernando Báez Sosa, destacó en la sexta audiencia del juicio por su crimen que el joven "presentaba múltiples agresiones en la parte del rostro" y "tenía una importante hemorragia dentro del cráneo".
Por su parte, el funcionario judicial Javier Laborde, quien fue el responsable de analizar las imágenes de las cámaras de seguridad recabadas en las cercanías del boliche Le Brique, aseguró que Ciro Pertossi "se lamió los dedos" para limpiar los restos de sangre que tenía en sus manos.
Lucas Pertossi, según un audio peritado enviado a un grupo de chat, vuelve al lugar del hecho y avisa a los restantes integrantes del grupo que estaba ahí cerca del "pibe" contandoles que ahí están todos a los gritos, que está la policía y que llamaron a la ambulancia, como así también que "caducó", en referencia a su fallecimiento.
5. Por qué se dijo que Thomsen era el más complicado y después 5 recibieron perpetua
El escenario que los abogados de los familiares y la fiscalía intentó evitar durante el juicio fue que se condenara solamente a Thomsen por la golpiza grupal.
Los testimonios en su contra eran difíciles de contrarrestar. Al menos 5 amigos de Fernando, muchos de los cuales también recibieron golpes por el cordón que armaron los rugbiers para que nadie pudiera ayudarlo, lo identificaron en las ruedas de reconocimiento. "Recuerdo que lo agarra de la cabeza y le vuelve a dar dos o tres patadas", relató por ejemplo Tomás Bidonde. Tatiana Caro, testigo presencial del hecho que no pertenecía a ninguno de los dos grupos, relató también: "Pertossi y Thomsen fueron los que más pegaron, que le pisaban y le pateaban la cabeza" y fue la que reveló que le dijo la frase: "Tranquila, a este me lo voy a llevar de trofeo"
Los jueces consideraron que la participación de Thomsen, Comelli, Luciano Pertossi, Ciro Pertossi y Benicelli en el asesinato fue crucial para que el desenlace fuera fatal. Es decir, los consideró "coautores". De acuerdo al Código Penal, cuando se dicta una coautoría, todos reciben la misma pena. En este caso, por el delito que se les imputó, la prisión perpetua.
6. La única posibilidad de penas más bajas: homicidio en riña
Desde el comienzo de la investigación Tomei intentó instalar la idea de que se trató de un homicidio en riña, un atenuante en tanto se trata de una calificación legal más liviana y favorable para los acusados. La última esperanza de los rugbiers de recibir penas menores a 15 años estaba relacionada con esta figura.
En el artículo 95 del Código Penal regula la situación "de más de dos personas pegando a una víctima, causándole la muerte pero sin saber quién es el que le ha dado el golpe mortal a la víctima". Es entonces frente a esta falta de certezas sobre quién del grupo es el que da el golpe mortal a la víctima que se plantea la pena reducida. Y a la vez esta calificación está mediada por la valoración del dolo.
La única posibilidad de que algunos de los ocho recibieran penas más bajas de 15 años estaba relacionado con la calificación legal de "homicidio en riña" u "homicidio preterintencional", dos de las figuras que había reclamado durante su alegato el abogado de la defensa, Hugo Tomei. Eso no ocurrió. Tal como consideró la querella, los magistrados establecieron que los ocho se pusieron de acuerdo para dar muerte a Fernando, por lo que aceptaron el "concurso premeditado" que elevó las penas, aunque no todos participaron directamente en el asesinato, de acuerdo a su lectura.
Sin embargo, los jueces indicaron: "La brutalidad de los golpes que en tal situación parte del grupo continuaron propinándole hasta dejarlos sin signos vitales, me permite afirmar que en tales circunstancias, internalizaron- actualizando su propio conocimiento- y encaminaron su voluntad conjunta y en un todo de acuerdo, a darle muerte a Fernando Báez Sosa".
7. El giro en la causa que no fue
Antes del fallo de Casación, la defensa aseguraba que un electrocardiograma podía ser importante para desestimar la sentencia: el estudio afirmaba que Fernando no había muerto en la vereda y contradecía las versiones de varios de los testigos que dijeron que "no tenía signos vitales" cuando fue atendido en la vereda.
En ese momento, Fernando Burlando, el abogado que representa a la víctima lo desestimó y aseguró a El Destape " los signos vitales que se ven en el electro pueden responder a cierta medicación de reanimación". La defensa sumaba así un elemento para insistir en la potencial mala práxis. Casación no le dio mayor importancia.