La guerra estalló en Colombia y el presidente, Gustavo Petro, se vio obligado a ponerle un freno a los anhelados acuerdos de paz. “Se suspende el proceso de diálogo con este grupo. El ELN no tiene ninguna voluntad de paz", escribió en sus redes sociales a las 7.15 de la mañana de su país y acusó a la guerrilla de haber cometido “crímenes de guerra”. La escalada de la violencia no se dio en cualquier lugar: fue en el noroeste del país, en la frontera con Venezuela, territorio de disputa de la guerrilla, las disidencias y organizaciones criminales. El impacto del traspaso de mando de Nicolás Maduro y en un año pre-electoral en Colombia.
Tras el anuncio, Petro inició en el cierre del día el consejo de seguridad en Tibú, Norte de Santander.
“El acuerdo el proceso de paz no se ha roto, está suspendido, el Gobierno va a tener que volver a la mesa porque es una de sus promesas, (pero) no va a poder firmar la paz”, avizoró en diálogo con El Destape el analista político y profesor de la Universidad del Rosario de Colombia, Mauricio Jaramillo Jassir. “En el último año hemos visto muchísimas acciones del ELN que no se corresponden con el Acuerdo ni con la voluntad de paz que dicen tener”, apuntó por su parte la investigadora de Conflicto y Seguridad de la Fundación Ideas para la Paz, Tatiana Prada.
La mesa de negociación con el ELN fue un anuncio histórico, en noviembre de 2022, a los pocos meses de que el Pacto Histórico llegara al poder. Fue, justamente, la mayor promesa de Petro lograr “la paz total” en un país que hace 60 años enfrenta un conflicto interno armado y que tiene como antecedente cercano la firma de la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 2016, durante la presidencia de Juan Manuel Santos.
Siete meses más tarde, en Cuba, Petro se dio la mano con Antonio García para sellar otro acuerdo histórico en el marco de las negociaciones: un cese al fuego por seis meses, algo nunca antes logrado. Además de las negociaciones de paz con el ELN, el Gobierno colombiano lleva adelante otros procesos que incluyen disidencias como el Estado Mayor Central, el Frente Comuneros -disidencia del ELN- y con bandas criminales como el Clan del Golfo y las Autodefensas Gaitanistas, entre otras.
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¿Qué pasó?
La crisis humanitaria en la región del Catatumbo se desató entre el Ejército Liberación Nacional (ELN), la guerrilla activa más antigua de Colombia y la última; y el Frente 33, disidencias de las FARC que no firmaron los Acuerdos. “Están entrando casa por casa buscando a las personas que consideran afines al ELN. Hemos recibido reportes de más de 33 muertos hasta esta mañana y al menos 10 heridos”, afirmó la Defensora del Pueblo, Iris Marín. Ella también confirmó que entre las personas fallecidas había al menos cinco firmantes de la paz, acusados por el ELN de “paramilitares”, a quienes fueron a buscar a sus casas para asesinarlos; y un total de 70 familias desplazadas.
El terror recorrió siete municipios de la región en lo que fue catalogado como una “ofensiva coordinada” por la guerrilla, según dijo en un video en sus redes sociales el jefe de la Delegación del Gobierno en los Diálogos de Paz con el Estado Mayor -otra de las organizaciones que entró en diálogo de paz-, Camilo González Posso. Dejó también un saldo de 20 personas secuestradas, según constató la Defensoría del Pueblo. La ofensiva se desató, además, un día antes de que se sentaran a la mesa de negociación que debía suceder este 17 de enero.
El senador del Pacto Histórico, Iván Cepeda, compartió en sus redes sociales un video estremecedor del líder campesino, José del Carmen Abril, en el que dice que teme por su vida porque habían ido a buscarlo a su casa cuatro veces.
¿Por qué Colombia volvió a vivir una masacre?
Jaramillo Jassir apuntó dos razones por las que las acciones de violencia se dieron en este momento: una cronológica y otra de coyuntura. El ELN viene de declarar una tregua, como siempre lo hace en Navidad y Año Nuevo, “pero luego de suelen venir las ofensivas”, precisó. En segundo lugar, dijo que se trata de una cuestión geoestratégica: la frontera con Venezuela es una región donde hay recursos importantes -como el cultivo de coca- disputado con las disidencias y en donde, explicó, quedó un “vacío de poder” a causa de la desmovilización de las FARC.
Los analistas consultados por este medio coincidieron en un punto respecto al ELN: “Quiere demostrar que no es una guerrilla derrotada, quiere mostrar que está en armas y cree que con eso tiene una ventaja en la mesa de negociación y en el control de los recursos”, señaló Jaramillo Jassir y Prada coincidió en que “ningún grupo armado llega a la mesa con las manos abajo”.
A esa lectura, Prada sumó a esta situación que el ELN tuvo varios inicios de negociaciones de paz con otros gobiernos siempre infructuosos. Santos, por ejemplo, también debió suspenderlas y su sucesor Iván Duque jamás estuvo de acuerdo con sentarse a la mesa con la guerrilla.
En tanto, para Prada ahora “reventó” por una sumatoria “muy larga y muy grande de acciones que fueron cuestionadas en el marco del diálogo”. El inicio del proceso fue “dinámico”, sin embargo, en el último año vieron por parte del ELN “muchísimas acciones del ELN que no se corresponden con el acuerdo ni con la voluntad de paz que dicen tener”. Para el caso mencionó el secuestro del padre del famoso futbolista del Liverpool de Inglaterra, Luis Díaz, acciones contra la fuerza pública, comunidades y paros armados en la región del Chocó, que implica que las poblaciones no puedan salir de sus casas ni que puedan abrir los comercios.
Una característica que sumó Jaramillo Jassir para entender el conflicto es que, a diferencia de las FARC, el ELN “tiene un comando central, pero no es una guerrilla que tenga centralización de unidad de mando, es una guerrilla fragmentada con frentes que tienen mucha autonomía. Eso hace que la negociación para el Gobierno sea más cuesta arriba”. Otro punto de diferencia es que las FARC buscaron el devenir en partido político y ahora hasta tienen representación en el Congreso, algo que el ELN no busca, ellos “buscan redistribución de los recursos, a través de una reforma constitucional el Estado colombiano, la ambición es mayor, son más refundacionales”.
"La suspensión del diálogo del gobierno del presidente Petro con el ELN necesariamente debe llevar al Ejército de Liberación Nacional a profundizar en su reflexión, en su debate político. Si se mantiene como una organización política, con razones políticas, argumentos políticos o se deja arrastrar por el proceso de deterioro, de lumpenización en que ha venido cayendo el ELN", dijo en diálogo con El Destape, el firmante de la paz coordinador general de la implementación del Acuerdo de Paz e integrante de Comunes, Pastor Lisandro Alape Lascarro. Para él, "no se entiende que una organización revolucionaria actúe de manera tan absurda en la violencia como lo que está ocurriendo hoy en el Catatumbo, en el norte de Santander, donde las víctimas son personas desarmadas, tanto firmantes de paz como población civil, que de pronto tiene opiniones diferentes a las razones de las exigencias en el territorio del ELN".
"No aplaudimos esta suspensión, por el contrario, nosotros seguimos insistiendo en que el diálogo es el único camino que tiene Colombia para superar todas estas violencias. Y por eso llamamos al ELN a una profunda reflexión sobre su carácter político", apuntó.
El punto de contacto con Venezuela
A lo largo de la jornada fueron varios actores los que se pronunciaron sobre la situación.
González Posso, que también es presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, por ejemplo, también apuntó en su video en redes sociales que se trató de una “una operación geoestratégica, que va mucho más allá de disputas puntuales. Sí hay una diputa por el control territorial, pero forma parte de una estrategia de frontera, de economías, pero también posicionamientos que creo que tiene mucho más de largo y de hondo”, sostuvo.
El análisis de Carlos Velandía, coordinador del Observatorio de Paz y Conflictos del Grupo de Investigación de Seguridad y Defensa - GISDE - de la Universidad Nacional, fue compartido por Petro en sus redes. Él amplió la idea sobre el avance geoestratégico. “Le sirve al Gobierno de (Nicolás) Maduro, que le brinda un colchón de amortiguación, y al ELN un territorio en el que concentrará su poder, y le dará un papel en el largo plazo cuando en Colombia la lucha armada llega a su agotamiento”, sostuvo sobre la guerrilla que se proclamó ya pro-revolución cubana y pro-chavista.
La palabra "Venezuela" apareció en más de una ocasión porque los hechos sucedieron en la frontera con ese país, pero también por el vínculo que la guerrilla tiene allí. El fin de semana pasado, las autoridades de ese país decidieron cerrar las fronteras y el espacio aéreo para la jura de Maduro a su tercer mandato y, un día después, el sábado, el máximo líder de la derecha colombiana, el expresidente Álvaro Uribe, hizo una pequeña movilización en la que pidió una intervención militar. El diario El País de España, a la vez, dijo que entre los planes de la oposición venezolana estaba la idea de que el candidato opositor Edmundo González llegase a Caracas a través de alguno de esos pasos para reclamar la presidencia.
“Lo que ha pasado con Venezuela ha obligado a un reordenamiento de las fuerzas en la zona, porque hay una expectativa de que haga una retomada del orden por parte de Maduro, a propósito de que hay una amenaza desde Colombia para desestabilizar”, dijo por los pedidos de la derecha colombiana de llevar adelante una intervención y aclaró que ese tipo de tensiones “suelen tener efectos en Colombia”. Y añadió: “Creo que eso tiene que ver con un reacomodamiento de fuerzas del ELN, que le conviene además mostrarse en la zona de frontera fuerte y aprovecha la porosidad”.
Sobre este punto, la investigadora de la FIP explicó que existe una hipótesis hace unos años en el país de que el ELN es un grupo binacional. “Eso que quiere decir es que es un grupo armado que hace rato dejó de ser agendas solo en Colombia, tiene agendas en Colombia y Venezuela, y lo importante es que las agendas poco tienen que ver con las de Colombia”, dijo. Según explicó, antes el territorio del otro lado de la frontera era utilizado como retaguardia para el resguardo de los líderes del movimiento, mientras que ahora, al menos desde la Fundación Ideas para la Paz, barajan la idea de que “ha construido una estrategia de acción”.
A entender de Jaramillo Jassir, la cercanía con el chavismo fue clave porque se trata de un Gobierno que tiene diálogos con todos los actores, de hecho, el Gobierno de Maduro es garante de estos procesos de paz.
El escenario político electoral
La puesta en vilo de los acuerdos de paz hace tambalear la principal propuesta de Petro en un año clave: en 2025, se definirán las candidaturas para las elecciones legislativas y presidenciales de 2026. La extrema derecha -de la mano de Uribe- ya anotó a su candidata Victoria Dávila, periodista y directora de la Revista Semana, que se identifica con líderes como Donald Trump y Javier Milei.
Esta decisión, dijo, “llega en un momento crítico para la izquierda y le cae como anillo al dedo a la derecha, que considera que negociar es premiar (a las guerrillas), darles oxígeno para que se reubiquen y ganen tiempo”. "Es una decisión oportuna", consideró de todos modos Prada, ya que es un pedido que venían haciendo desde distintos sectores. Para hacerle frente a los relatos y a los discursos, a los ojos de Jaramillo Jassir, en el año y medio que le queda al Gobierno deberá “tratar de tener unas reglas, de desescalamiento, que tiene que ver con la llamada humanización del conflicto, protección de la sociedad civil y que haya más ceses al fuego”, enumeró. Y asumió que planteará “la idea de que no se pudo ahora, pero que sí se podrá firmar el acuerdo de paz en un segundo Gobierno del Pacto Histórico".