Este sábado 18 de enero se cumplen cinco años del asesinato de Fernando Báez Sosa, crimen ocurrido en la madrugada de Villa Gesell en 2020 y que, horas después, tendría puesta la atención de todo el país. Perpetrado por jóvenes que jugaban al rugby, el deporte, que históricamente hizo alarde de su masculinidad, quedó en el centro de la escena por las aristas agresivas del hecho. La Unión Argentina de Rugby (UAR) creó un programa ambicioso para concientizar sobre violencia a quienes practican el juego, pero el programa fue teniendo cada vez menos protagonismo a medida que el caso se fue apagando de la agenda mediática y existe un marcado hermetismo de la dirigencia de la UAR cuando se intenta conocer cómo se encuentra en la actualidad.
“Rugby 2030, hacia una nueva cultura”, rezaba el título de presentación del programa que hizo la UAR a través de un documento en la página oficial, del 19 de junio del 2020, en la que exponía los 24 módulos a desarrollar en capacitaciones para jugadores, dirigentes y referees, con el objetivo de "reconocer, responsabilizar y resolver la conflictividad relacionada con el rugby en Argentina, buscando crear una nueva cultura acorde a nuestros tiempos, reduciendo la violencia en todos sus aspectos". En el comunicado, el organismo que regula el rugby en nuestro país también informaba que en el proyecto trabajaría de forma mancomunada junto a Funrepar, una organización experta en resolución de conflictos sociales, junto a la firma del por entonces presidente, Marcelo Rodríguez.
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El aviso del plan integral de la UAR, que se llevaría a cabo con las 25 uniones que conforman la UAR, llegó, a los hechos, dos meses después que el de la Unión Argentina de Buenos Aires (URBA), pionera en la idea. La federación de la capital argentina fue quien recogió el guante de la presión mediática, entendió, antes que nadie, que la violencia en el rugby estaba enquistada de arriba hacia bajo, que el crimen de Báez Sosa no fue un hecho aislado y que debían tomarse medidas. Tres integrantes de distintos clubes de Buenos Aires fundaron la Comisión de Fortalecimiento Integral y Mejora del Comportamiento (Comisión FIMCO), a comienzos de mayo, para la realización de cuatro “Talleres para Referentes” virtuales, con el objetivo de erradicar comportamientos violentos y discriminatorios e irrespetuosos, tanto dentro como fuera de los clubes. Ante el contundente apoyo que recibió URBA por la iniciativa a realizar cambios en el rugby, la UAR, organismo madre del deporte ovalado, se sumó semanas después.
En el informe de Memoria y Balance del 2020 de 75 páginas compartido en la web, la UAR hace una escueta referencia al programa Rugby 2030, en la que explica, en tres oraciones, que durante el año se realizaron reuniones y jornadas de capacitación con el coordinador, "con el objetivo de articular el programa". En la rendición del 2021, UAR detalla que el proyecto comienza a implementarse a través de instrucciones en las 24 uniones, con tres cursos especiales: competencias, destrezas y habilidades del ser; prejuicios y estereotipos discriminadores; gestión de la tensión y la ira, aunque no profundiza en el alcance real que tuvieron las reuniones virtuales. Mientras que, en el de 2022, la unión informa que los ejes brindados en cursos fueron los mismos que el año anterior, con la única diferencia que en algunas charlas estuvo presente Marcelo Loffreda, entrenador de Los Pumas durante el Mundial 2007, en el que seleccionado argentino se quedó con el tercer puesto.
A partir de los años siguientes, la información empieza a ser confusa. Ante la consulta de El Destape sobre una posible entrevista con un especialista del staff para conocer más detalles del programa y sobre cómo se encuentra en el presente, la respuesta oficial de la UAR fue que no contaba con personal para organizar un encuentro, pero aclaró que en un futuro habría una propuesta para realizar las consultas pertinentes del tema. A la par, la asociación brindó a este medio el Memoria y Balance 2023, el último publicado, ya que el 2024 no fue divulgado hasta el momento de publicación de esta nota, y en el mismo se documenta que duplicó la cantidad de usuarios que finalizaron los cursos y la cantidad de clubes, aunque no se pormenorizan los nombres de los clubes de todo el país que asistieron a las capacitaciones.
El jugador Santino Domina de Circulo Universitario de Quilmes compartió su experiencia de la capacitación que recibió en 2021, cuando jugaba en M19: "Las charlas surgieron como una iniciativa del club, no hubo nadie de URBA ni de UAR en aquel momento. Sé que otros clubes también hicieron lo mismo para concientizar sobre violencia". Sobre la implicancia de las uniones, el rugbier manifestó que "si la UAR hiciera una bajada de línea más concreta o estuviese más encima, los clubes actuarían de otra manera en el tema" y agregó que, "ante la ausencia, los clubes se relajan y no se lo toman como deberían tomárselo”.
Las sospechas de que el programa "Rugby 2030" (ahora "Rugby conciciencia y cultura") fue dejándose de lado y siendo desfinanciado con el correr de los años no se dan en un contexto casual. Desde la asunción del gobierno de Javier Milei, las políticas sociales pasaron a ser un blanco a destruir con las garras del Estado, tanto en la salud mental como en general. Ese clima de época se está respirando, también, en el deporte en general y en el rugby en particular, una herramienta que, de ser crucial para generar igualdas, aprovecha el viento de cola y echa por tierra la gran oportunidad de sacudirse la violencia que tanto que tanto mal le hizo. Si de verdad se quiere cambiar para sacarse los estigmas y mostrar valores, en el discurso y en los hechos, no debería haber diferencias.