(por Javier Berro) La cantante y compositora neuquina Agnes Simón, bajo su alias artístico Femi, recupera su estirpe rockera acuñada durante su adolescencia en las calles de Zapala con su álbum debut Cultura Famélica, que presentará oficialmente el 2 de marzo en el porteño La Tangente, y en el que despega definitivamente de su pasado en el R&B y los sonidos urbanos que la consagraron entonces como una de las revelaciones más frescas de la escena argentina mucho antes su explosión y voraz congregación de masas, para liderar su nueva etapa musical más a tono con su mensaje y persona.
Con una obra que esquiva la corrección política y pone en valor a la provocación bien entendida, Femi cierra cuatro años de búsqueda y materializa aquello que había empezado a encontrar en singles como Sit Down, Mediocre y Matar, ahora reivindicando al extremo de los márgenes de su música el implacable poder de la guitarra y la distorsión para emerger renovada: Vos me metés un riff de guitarra o un bajo medio podrido y a mí se me prende fuego algo. Antes me pasaba que yo al rock lo tenía como muy sacralizado. Tenía un excesivo respeto por una música que yo sentía que era para los músicos que saben, para egresados de escuelas de música, señaló.
Me había clasificado a mí como la que hacía humor con música o R&B para tener sexo. Ya me había cerrado a pensar que ese era mi aporte a la música. Hoy me pasa que quiero mucho esos temas pero que no me definen. Un amigo me dijo una vez que cuando escuchaba mi música no me veía a mí. Y ese era el problema. ¿Y qué es lo que pasaba? Que el R&B me encanta escucharlo, me gusta hacerlo, pero no me despierta cosas y no me hace sentir alineada conmigo misma, señaló.
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En diálogo con Télam, Femi rememoró aquellos comienzos en la música en los que subía videos a las redes sociales compartiendo barras improvisadas antes de su desembarco definitivo en la música siguiendo los pasos de una referente como la estadounidense Sabrina Claudio: A mí me gustaba cantar y quería hacer algo con voces más melódicas, y entré por ese lado. También pasaba que cuando yo hacía videos rapeando o más mala onda, la gente me decía que no porque era una mina. Yo lo que sentía era que ofendía a personas.
A mí me gustaba pero en el fondo era como que no me gustaba sentir que ofendía a todo el mundo. Yo quería ganarme el corazón de la gente entonces yo apuntaba hacia lo que no molestara a nadie. Entonces me quedé ahí, definió sobre una etapa en la que sembró canciones como Yasé y Pajaritos que propagaron su nombre en el circuito, pero asegura haber dejado atrás tras su paso por el Teatro San Martín: Hoy me siento muy desconectada de los temas anteriores. Además, no tengo una capacidad actoral muy grande. Yo dejo de conectar y dejo de conectar, me fui y no hay chance. No tengo ni ganas ni resto para cantar esos temas. Me parte el corazón pero es lo que me pasa.
Acerca del panorama musical, con el hip-hop saltando a los estadios de la mano de Duki, y el arte como plataforma para abordar realidades sociales y cambios de época, la artista que supo servir como reportera gráfica de la ola feminista que colmaba las plazas para pelear por el aborto seguro, legal y gratuito, reflexionó: Si vas a hacer hip-hop y no vas a hablar de política o responder a nada de lo que pasa en tu entorno entonces ¿de qué mierda hablas? Porque el hip-hop era eso. Y hoy en día hay mucho rapero, mucha persona ocupando espacios, pero solamente hablando de sus zapatillas y sus cadenas y sus cosas. Y estaría buenísimo que respeten un poco la cultura a la cual representan. Al final, hay mucha decisión estética en la música y muy poco espíritu contestatario.
Télam: ¿Hacer este disco te transformó de alguna manera a nivel personal y artístico?
Femi: Sí, antes sentía que la música era sólo para los músicos y esto cambió radicalmente con este disco. Es la primera vez que estoy orgullosa de un trabajo y digo che, loco, está bueno lo que hago. Nunca antes me la creí tanto y, de hecho, me perdí muchas oportunidades como estar en algunos festivales y otras cosas porque yo pensaba que no podía estar en tal line-up porque todavía me faltaba muchísimo. Yo siempre me tiraba abajo; pobre mi manager. Mi primera respuesta a todo era simplemente decir que no; también porque me parecía muy doloroso para otras bandas o proyectos que estaban desde hace mucho tiempo y podían ver que una persona de turno con dos canciones sacadas de repente estaba ocupando un lugar en un festival mega. Ahora, con este disco, yo me la banco a los tiros. Estoy muy orgullosa del material y siento que pega el audio con el video. Es la primera vez que estoy proponiendo algo que me define como persona.
T: Dentro de esa estirpe rockera que trae el disco, hay de golpe un paréntesis con una canción que se llama Chabón Naturaleza
F: A mí me gusta mucho el jazz. Fue una de mis primeras aproximaciones a la música: en los noventas y principios del 2000 las series de comedia tenían cortinas de jazz. Hay incluso un sampleo de ¡Oye Arnold! en Motherfucker, que es un tema muy delirante y donde yo quería dejar en claro que el amor por el jazz a veces puede venir de un dibujo animado. En este disco, el sampleo en este disco es citar ciertas fuentes y decirle a la gente che, si esto es lo que tenés a mano, hacelo con eso que está perfecto. Chabón Naturaleza es en realidad un cover de Nature Boy (de Nat King Cole) del que se hicieron muchas versiones. Yo quería versionarlo como si lo hubiese hecho el Pity Álvarez. Amo el jazz, pero quería hacer una versión rioplatense y tanguera. Faltarle un poco el respeto, pero a la vez que fuera digerible para nosotros porque siento que siempre estamos chupándole el culo a la música que viene de afuera. Nos encanta, pero en este caso fue más bien hacer la nuestra y pasarla por un prisma de mate y bizcochitos Don Satur. Esa es un poco mi militancia en la música: yo pronuncio todas las erres y las jotas, porque me gusta que suene bien de acá y que se note. Me gusta proponer algo que no sea difuso a nivel de identidad sonora y que cualquiera note que soy una artista esquizofrénica de Argentina.
T: ¿Cuál es la historia detrás de Criatura Feral, donde hay una voz en off de alguien muy popular que encarna un personaje bastante despreciable de la industria musical?
F: Tengo ganas de mantener el misterio, a ver si la gente adivina quién es. Es una crítica a la industria, pero a la vez está inspirada en alguien, en un productor muy importante que a me escribía en su momento y que a mí me generaba mucha ilusión porque yo soy muy fanática de la música. Cuando me escribe este productor increíble, que trabajó con grosos ídolos, yo estaba re ilusionada, pero al final era un tipo que me quería voltear porque yo era chiquita y se dio cuenta de que nunca iba a ir por ahí y yo medio que lo fleté. Entonces me dijo que me iba a ir como el culo en la música por mi personalidad. La canción es también una crítica a mí misma, porque yo también digo que soy parte de algo que critico y juzgo, y no e que yo soy un as de la verdad que viene a bajar data. Es importante el audio más que nada porque me estoy riendo de mí misma. Cierra el disco y me gusta que aparezca ese audio que dice que soy divina, pero cuando ve mi perfil al final, soy otra hegemónica más, la puta madre. Después del audio canto yo sé que ayer me equivoqué, puede que le falté a mi instinto, ahora a mi piel quiero volver. Habla de esto: de revisar lo que vengo haciendo, después de haberme corrido de ciertas cosas y de ahora estar haciendo lo que me parece que está más a tono con mi mensaje y mi persona.
T: El álbum se llama Cultura Famélica y hay canciones como Fantino que de algún modo te ponen de vuelta en ese rol de cronista y observadora de la realidad mientras desglosas a la vez tu nueva encarnación musical
F: Yo creo que como dice Rick Rubin, al que siempre cito porque de ahí nace el nombre del disco, es que con la cultura uno colabora haciendo más o de lo mismo o rechazando lo que está pasando. Yo creo que este álbum es un posicionamiento muy contrario a lo que yo veo de la escena actual. Yo a nivel visual en el álbum lo que propongo es basura. En la tapa aparezco con un vestido hecho con materiales de ferretería, con bolsas de basura. La idea es la de aprovechar las cosas de una manera poco convencional, de hacer obra con lo que uno tiene a mano. No lo digo mal, porque yo también he trabajado con marcas, y a veces trabajo es trabajo, pero yo creo que es importante que haya una persona con una bajada acerca de reutilizar las cosas. Está perfecto que vos seas lo que sos por más que al mercado no le sirva. Lo que uno descarta, puede ser el tesoro de otro. Está bien ir por el costado. También me acuerdo que una vez un groso de una revista me entrevistó en uno de mis viajes con la música para el BIME y me preguntó ¿vos qué tipo de artista querés ser?. Alternativa, le respondí. Todavía me acuerdo de su cara de decepción, como la de esta piba no tiene ambición ni hambre de ser alguien. Y la verdad es que yo no estoy dispuesta a hacer lo que hay que hacer para estr en el Top50 Global.
T: ¿Esperás con el mensaje del disco inspirar a otros artistas?
F: Yo sé que es mi disco y que tengo que salir a defenderlo, pero creo que de verdad que es una propuesta que está copada en este momento para salir a mostrar. Me gusta imaginar y pensar que otras personas se puedan inspirar con esto y sepan que pueden hacer con lo que tienen a mano. Que pueden buscar un beat en YouTube y hacer música desde ahí. Que pueden hacer un collage de referencias, que pueden hacerse un vestuario con los trapos que tengan en la casa. Igual, siempre va a estar la persona que te va a decir eso es muy fácil para vos, porque sos una hegemónica, pero no se puede contentar a todos. Por lo menos en la medida que pueda, el impacto de este disco sea ese. Con una persona yo ya estoy chocha; con alguien que se anime a hacer lo suyo y sepa que no necesita tanto y tampoco parecerse a nadie.
Con información de Télam