A 110 años del nacimiento de Fangio, una leyenda forjada sin la tecnología de la Fórmula 1

La leyenda de Fangio nació en plena década del 50, cuando la Fórmula 1 no tenía la seguridad actual, pero si una velocidad superlativa. Cuáles son las diferencias entre los autos de antes y los actuales.

24 de junio, 2021 | 10.44

A 110 años de su nacimiento, Juan Manuel Fangio es todavía uno de los deportistas más grandes de la historia argentina. A bordo de un Fórmula 1, el piloto argentino revolucionó el mundo motor y sus hazañas todavía se mantienen vivas. Con el paso del tiempo, la leyenda creció porque su talento al volante se mantiene vivo en medio de los avances tecnológicos.

El mítico Froilán González contó en varias entrevistas que, en una exhibición en el circuito de Silverstone, Michael Schumacher condujo la Ferrari 375 con la que había ganado la primera carrera en la historia de la escudería. En el homenaje al piloto argentino, Schumacher le dijo: “Anduve en su auto y no sé cómo hacían para correr esos coches. Yo no podría". En su respuesta, con algo de ternura, Froillán dijo: Yo tampoco podría manejar el tuyo, porque de computación no entiendo nada". González fue compañero de época de Juan Manuel Fangio, de hecho, fue uno de sus grandes logros en la categoría. Más allá de lo mítico que fue su primer triunfo con Il Cavallino Rampante, lo cierto es que Fangio estaba en otra categoría. Los cinco títulos del mundo, sobre esos autos de la década del 50, lo demostraron.

Diferencias entre las tecnologías de los autos de antes y los de ahora

La polémica en los distintos deportes de motor por la incidencia de la mecánica se mantiene. Desde qué punto se puede medir el trabajo de un piloto si, por supuesto, el mayor control está dado a partir del trabajo de una ingeniería. Si bien existe un crecimiento en el trabajo físico de los corredores, la mecánica se ha mejorado. Para comprender, un poco, en 1950 -la década en la que Fangio se hizo líder- la velocidad promedio era de 176 kilómetros por hora. El piloto de Balcarce incluso ha corrido en autos que tenían una velocidad máxima de casi 300 kilómetros por hora. Con más de 50 años de diferencia, ese promedio se elevó a casi 240 km/h en la velocidad media mientras que, el punto más alto, si ha superado los 370 km/h.

Más allá de estas diferencias en la ingeniería para la velocidad, los mayores cambios se dieron a nivel seguridad. Juan Manuel Fangio no tenía prácticamente protección durante la carrera. La vestimenta, por ejemplo, era un pantalón largo, una camisa, guantos, un casco de algodón y antiparras. Con el paso del tiempo, la Fórmula 1 creció en seguridad. Sumó cascos resistentes, cinturones de seguridad y, sobre todo, trajes ignífugos (con ropa interior y medias incluidas). Tal como pasó con el piloto francés Romain Grosjean en el Gran Premio de Bahrein. Después de estar varios segundos dentro del auto prendido fuego, el corredor galo solo tuvo quemaduras en sus manos.

El volante, por ejemplo, no podía sacarse del auto y no había ningún tipo de botón. Los cambios se hacían con una palanca de cambios, tal cual ocurre con los autos comerciales. La principal revolución tecnológica en cuanto a la velocidad se dio en 1989, cuando Nigel Mansell, en el Gran Premio de Brasil, conduciendo una Ferrrari ganó la carrera con un sistema semiautomático que podía ser accionado sin sacar las manos del volante. En la actualidad, por ejemplo, Charles Le Clerc, el piloto estrella de la escudería italiana, tiene una enorme cantidad de botones con los que controla todo lo que ocurre en el auto. Frenos asistidos, diferencial de potencia, la radio para comunicarse con boxes y otras tantas acciones específicas.

A lo largo de su trayectoria, Juan Manuel Fangio corrió con diferentes autos: Alfa Romeo, Maserati, Mercedes – Benz y Ferrari. En cada caso, el piloto de Balcarce alcanzó un título y, por el momento, se mantiene con las mejores estadísticas para la Fórmula 1. Con todos estos cambios a nivel tecnológico y con la cifras récords que ha mantenido, la publicación “The Economist” en 2020 lanzó una fuerte comparación entre los pilotos de Fórmula 1 y el impacto de los ingenieros. Su principal hipótesis se basó en los compañeros de equipos de las leyendas del automovilismo de los últimos 30 años, tanto de Lewis Hamilton como de Michael Schumacher. Allí demostraron que la mayoría de los compañeros de equipos de ellos variaron. Y los conductores que corrían junto a ellos tendían a obtener mejores resultados en esos períodos que en otros equipos. Es decir, el auto en sí impulsaba a los corredores menores. Mismo es el caso, como se puede ver en la actualidad, del corredor mexicano Sergio “Checo” Pérez quien, a bordo de un Red Bull, ha mejorado sensiblemente su promedio. Esto no quita que el trabajo de los pilotos sea fundamental para hacer explotar al máximo el fino estudio de los ingenieros que están detrás.

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