Tranco corto de la mentira

02 de septiembre, 2018 | 06.00

Las crónicas marcianas que nos brindan los medios afines al Gobierno, tratando de distraernos con shows faranduleros e improvisados personajes que se disfrazan de analistas políticos o económicos, ya no bastan para ocultar tanta ignominia, infamias y mentiras.

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Mentiras iniciáticas

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Las promesas electorales son parte del juego de la política y es común que buena parte de ellas no puedan cumplirse porque no se quiere, no se puede, o no se sabe cómo ejecutar las acciones para alcanzarlas.

Una excepción incontrastable que resiste a cualquier archivo es el caso de Néstor Kirchner, quien prometió mucho menos que lo que realizó y con absoluta coherencia con su compromiso explícito: no dejar sus convicciones en las puertas de la Casa Rosada.

Compromiso que quebró el célebre teorema de Baglini, que mantuvo su vigencia desde la recuperación de la Democracia y hasta el 2003: los principios son inversamente proporcionales a la política real que se expresa al acceder al Gobierno.

No es una novedad en la Argentina que la realidad supere a la ficción. Aunque el fenómeno PRO-CAMBIEMOS la ha llevado a un estado superlativo, superando toda capacidad de asombro.

Ninguna de las proposiciones de campaña con impacto positivo para la sociedad en su conjunto se ha materializado, lo que puede parecer una exageración pero deja de serlo con un mero recorrido de lo sucedido.

Se iba a mantener el Fútbol para Todos y terminó siendo para unos pocos. Se resolvería en un santiamén sencillamente la inflación y ese fenómeno se muestra incontrolable en permanente aumento. La cotización del dólar era ficticia en 2015, era preciso acomodar algunas variables para llevarla a una flotación que la ubicaría por debajo de los $ 15 y para el 2018 no hubiese superado los $ 20. Los comentarios sobran.

Estábamos fuera del Mundo, bastaría con abrir las fronteras, mostrarnos dispuestos a dar seguridad jurídica para los inversionistas y lloverían las propuestas de inversión productiva. Salen más capitales que los que ingresan y los que llegan son sólo para sostener gastos corrientes generando un endeudamiento externo sin precedentes.

No se destruiría empleo, no debían temer los empleados públicos que no fueran solo “grasa militante” y mucho menos los del sector privado donde más puestos de trabajo se generarían. Decenas de miles de despedidos indiscriminadamente en ambos sectores, sustitución de empleo de calidad con protección social por Monotributistas sociales y emprendedores precarios.

La inversión en ciencia y tecnología sería un eje de las políticas públicas, hasta se mantenía al Ministro –complaciente y dispuesto a todo por conservar su puesto- del “oprobioso” gobierno anterior. Se desfinancia el área, se reducen escandalosamente las partidas y se invita a los investigadores –repatriados y/o formados en la Argentina- a probar suerte en el exterior.

Dejaríamos de ser sólo el Granero del Mundo para convertirnos en su Supermercado. Las cadenas de Hipermercados se achican o abandonan el país por la caída del consumo, a la par que las góndolas se nutren de productos importados que acarrean el cierre creciente de empresas nacionales.

Se terminaría con las operaciones que entorpecían el desenvolvimiento “normal” del Poder Judicial, para consagrar una Justicia Independiente, fiel garante de los derechos de los ciudadanos. El Cambio se tradujo en el Forum Shopping, presos políticos y un grado de clientelismo judicial solo comparable con las evocaciones de Hernández en el Martin Fierro.

Mentiras mercenarias

Los periodistas al servicio de los medios hegemónicos no tienen otra crónica que la que le dictan los intereses que representan, sumiendo a la población en un nivel de desinformación solo comparable con la función que cumplieron durante la guerra de Las Malvinas.

Si un “botón” basta de muestra ahí está Luis Majul, aquel joven cronista de gremiales que por los años 80’ lo recuerdo asiduo concurrente a la Unidad Básica de “UNIDOS” en Palermo, impostando un perfil progresista y compartiendo ideales peronistas.

Luego, ya mayorcito e instalado en el negocio periodístico, denunciando en el 2015 las “mentiras” kirchneristas. Lo que llamaba campaña del miedo, con la que se pretendía hacernos creer que Macri terminaría con el Fútbol para Todos, llevaría las tarifas a precios siderales, promocionaría una ola de despido, provocaría una disparada del dólar a más de $20 y otras atrocidades similares, de cuya completa enunciación me abstengo porque puede verse en un video que anda rodando por las redes sociales.

Ahora, en esta semana, se muestra crítico y a tres años del gobierno de Macri le advierte que si no cambia el rumbo puede terminar en una hiperinflación y le aconseja aumentar las retenciones, congelar precios y tarifas.

El más preocupado es Capussotto porque si sigue en esa línea en poco tiempo lo desbancará del merecido primer lugar que ocupa como cómico y excelso cultor de un humor bizarro.

Tenemos empresarios, rocas o ratazas que se muestran como Carmelitas Descalzas, y que perteneciendo a sectores particularmente beneficiados (metalurgia, metalmecánica y otras) por las políticas industrialistas de los gobiernos que dejaron herencia –cuantiosa y rifada por el heredero pródigo de Franco-. Que proponen un ajuste mayor sobre los asalariados, pretenden distanciarse del Club de Vividores del Estado del cual son socios fundadores y tienen la impudicia de reclamar más sacrificios de la sociedad sin decir cuáles serían los propios.

Los políticos de ida y vuelta constante, que no son sólo los pichis, urticantes o masitas sin pergaminos, se muestran dispuestos a seguir girando en la rueda de la fortuna con la esperanza de caer parados en lo que quede del tsunami fogoneado por La Embajada, con la que se contactan asiduamente para recibir instrucciones como buenos mandaderos.

El Movimiento Obrero no termina de ponerse de pie por el lastre indecente que representa una conducción desprestigiada de la CGT, que solo atiende su juego. Pero que no pudiendo esconderse más detrás de consignas dialoguistas con interlocutores inexistentes, se ha visto obligada a convocar –morosamente y sin compromiso alguno- a un paro dominguero. Con razón decía la prima de un laboralista conocido, que estar de paro sin participación efectiva, movilizada y movilizante era un derroche que no dejaba descendencia, propio de los seguidores de Onan.

Mentiras que solas se desmienten

A esta altura con sólo reflexionar sobre lo ocurrido en los últimos días, que no es producto de impericia –aunque también la hay y mucha- sino de una planificación para destruir hasta los cimientos la Nación y dejar de ser un Estado soberano, ninguna de las mentiras que instalan verdaderos profetas del odio pueden sostenerse.

No se trata de una crisis heredada, porque no hubo quien accediera al Gobierno desde l983 en mejores condiciones que la Alianza Cambiemos, ni nos afectan fenómenos climáticos insuperables, la vertiginosa caída de todos los indicadores económicos, sociales y políticos son obra del mejor Equipo de los últimos 50 años.

Enorme esfuerzo supone plantar árboles y mucho tiempo insume que crezcan cobrando altura, pero talarlos es sencillo y rápido máxime si se cuenta con la complicidad de los guardaparques a quienes le confiamos su protección.

No esperemos que Greenpeace nos ponga en la lista de especies en extinción, es hora de asumirnos como argentinos cabales cualquiera sea nuestra perspectiva ideológica, reconocernos en las vidas e ideales de los Padres de la Patria y ponerle fin al escarnio, la expoliación y la entrega indigna a la que nos vienen sometiendo. Caminos institucionales existen, pero requieren que abramos sendas y estemos dispuestos a recorrerlas poniendo el cuerpo y ganando las calles.