De Otaku y evangelista a Ícono Drag elegido por Lali: la historia de Armando A. Bruno, el "King"

Se inspiró en su abuelo para construir su personaje Drag King hace 10 años y hoy ocupa un lugar importante en la escena Drag de la Ciudad de Buenos Aires. Buscando espacios y referentes, decidió junto a Feli Quispe, diseñadora de indumentaria y Xadre de House Of Knights, crear “Carrera de Reyes”, el concurso que se convirtió en éxito.

26 de junio, 2024 | 00.05

Armando A. Bruno es Drag King y desde hace 10 años trabaja en performances, espectáculos, desfiles, talleres, shows y eventos artísticos. Además, es docente de plástica, escultor, investigador, Padre de House of Knights y acompaña a otras personas interesadas en el mundo Drag. En esta entrevista con El Destape, cuenta cómo fue su trayectoria desde sus inicios como adolescente otaku y evangelista, hasta ocupar un lugar en la escena Drag en la Ciudad de Buenos Aires, organizar una “Carrera de Reyes” y ser contratado por Lali Espósito junto a otros Drags en la noche de los premios Gardel.

Armando A. Bruno es de Beccar y no le gusta viajar; prefiere echar raíces en los lugares que habita. Es una persona trans y de género fluido. Eligió su nombre porque refleja su búsqueda artística. La "A." del medio es en honor a su abuelo, Jorge Armando, una de las masculinidades en las que se inspiró para construir su personaje Drag King. Aunque aparenta ser una persona tímida, no le cuesta hablar o tomar decisiones: “un café con leche con un tostado”, pide, mientras relata sus planes para su cumpleaños número 30, que es al día siguiente. Su voz es firme y denota mucho trabajo; da aire y espacio a cada palabra: “es que soy docente”. Con una suavidad rítmica, cuenta que prefiere una charla presencial en lugar de por Zoom o Meet, ya que está cansado de la virtualidad que se instaló desde la pandemia.

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¿Qué es un Drag King? 

Armando A. Bruno insiste en que para comenzar a esbozar una respuesta, primero es necesario preguntarse qué es un Drag. Hace unos años prefería no responder este tipo de preguntas; hoy, sin embargo, construyó una respuesta basada en su experiencia personal y en la historia de esta práctica que se remonta al siglo pasado. Si bien aún hay tensiones sobre el significado y la etimología de la palabra Drag, lo cierto es que sus significados se van armando y tejiendo en cada territorio. 

Ph: Sof Idilios

“Para mí, el drag es una práctica artística, una investigación desde el arte que tiene como objeto de estudio a los géneros”, explica Armando A. Bruno. Los géneros, según él, se entienden como sistemas de sentido que conectan roles, expectativas y apariencias en ámbitos como la literatura, la música y el cine. A partir de ahí, cada uno decide sobre qué género se va a centrar. “El drag king se para sobre el código de género masculino y cuestiona sobre todo el género masculino. Lo tensiona acorde a todos los otros géneros, así como la drag queen se para sobre el código femenino”, comenta. Existen también otras prácticas como el drag queer, que no se interesa en definirse o en cuestionar específicamente la feminidad o la masculinidad, y los drag monsters, que ponen en cuestión directamente el género humano. En la construcción drag hay una clara transformación corporal y una expresión. Para el entrevistado, el cuestionamiento de esas elecciones es lo transformador de la práctica, ya que cuestionar la masculinidad permite conocer otras aristas y formas del “ser masculino”.

En ese sentido, para él fue una oportunidad de aceptarse como persona trans y darse cuenta de que siempre lo había sido. Muchos de sus dolores estaban relacionados con no poder habitar la masculinidad, ya que la veía como algo innatamente malo. “Cuando entendí que eso tenía que ver con la licuación del sentido feminista, todo cambió.Todos somos feministas porque todos entendemos que ser hombre esta mal”, comenta entre risas, refiriéndose a cómo algunas interpretaciones feministas hacen que otras identidades se sientan incómodas por nombrarse en masculino o por habitar cierta masculinidad. Armando A. Bruno comenzó a preguntarse, más allá del imaginario hegemonizado, qué otras figuras pueden surgir de la masculinidad.

Los inicios 

Para Armando A. Bruno, nombrarse Drag fue un proceso que comenzó en su adolescencia, cuando disfrutaba de crear personajes y disfrazarse en prácticas como el Cosplay. “Vengo de un ámbito muy otaku, cosplay muy fan de las pelis de Tim Burton. La primera vez que hice crossplay fue del hombre manos de tijera. Fueron mis primeros acercamientos a ‘trucar’ mi cuerpo y mi cara”, recuerda. A partir de ese momento, empezó a explorar la performance como una práctica artística.

Más adelante, descubrió realities como “RuPaul’s Drag Race”, donde se encontró con la cultura Drag desde la distancia y la admiración. Su contacto más cercano eran las Drag Queens con las que se cruzaba en fiestas y a quienes les pedía sacarse fotos. Fue una Drag Queen llamada Vedette, una de las creadoras del espectáculo DragaPaliza, quien validó su sentir. “Me dijo: ‘Yo estoy viendo en lo que vos haces algo de Drag, pero no sé si es lo que vos estás sintiendo’. Ahí entendí que lo estaba viviendo hace un montón”, comenta que la ternura, la suavidad y el amor con la que ella se acercó permitieron que él diera lugar a eso que sentía. Vedette lo invitó a un concurso cuando tenía 21 años. “Miro para atrás y me doy cuenta de que hace casi 10 años emprendí un camino que fue mutando. Primero era un alter ego y después pasó a una situación escénica donde pude reconocer esa búsqueda Drag”, reflexiona Armando A. Bruno, que tal como menciona comenzó utilizando ese nombre para firmar fotos u obras, hasta que le abrió paso en el escenario. 

Ph: Sof Idilios

Inicialmente, sus referencias estaban más cercanas al Drag Queen, inspirado por RuPaul y muchas Mostras. Buscando espacios y referentes, decidió junto a Feli Quispe, diseñadora de indumentaria y Xadre de House Of Knights, crear “Carrera de Reyes”, un concurso de Drag Kings que comenzó en 2018 como una fantasía con pocos inscriptos. En 2022, el evento autogestivo tuvo que poner un tope en los participantes debido a su éxito, brindando un espacio para muchos Drag Kings. “Estamos planificando una nueva temporada para noviembre de este año”, adelanta a El Destape sobre el proyecto.  Además de sus experiencias en el mundo Drag, Armando tuvo muchos personajes que lo inspiraron, desde su pasado otaku y prácticas de crossplay, hasta personajes de películas y series como David Tennant en Décimo Doctor, Joffrey de Game of Thrones y los merodeadores de Harry Potter. Ver la película Hedwig and the Angry Inch y el personaje de Yitzhak fueron especialmente significativos para él. “Fue uno de los primeros personajes que pude acercar a lo que sería un drag king”, señala.  

Sin embargo, una de las masculinidades que más influyó en él fue su abuelo Jorge. Con amor, ternura y escucha, su abuelo facilitó el camino a un niño y adolescente que también era evangélico practicante. “Es difícil explicarle a alguien que mientras hacía todo esto, era evangélico practicante, que esas cosas convivían en mi persona”, comenta sorprendido. Describe su práctica evangélica como fluctuante, con momentos de cercanía y lejanía de Dios. Su madre, creyente y practicante, veía como “una cosa del demonio” el uso de disfraces, el uso de disfraces o que se vendara el pecho para aplanarlo mientras vivía un proceso de masculinización. Tambien convivía con la mirada tierna de su abuelo que le regaló a los 11 años su primera corbata,  hoy toadvía la conserva junto a una colección que heredó, muchas con las iniciales de Jorge A. “Si no hubiera tenido en mi vida alguien como mi abuelo, que me mostró que la masculinidad podía estar sumamente cargada de ternura, yo estaría convencido de lo contrario”, cuenta emocionado.

Además de su abuelo, Armando tuvo un grupo de amigxs queers que conoció al empezar la carrera de arte. “Mi mejor amiga me trajo Hedwig and the Angry Inch, y para su cumpleaños la performance fue draguearse. Fue la primera vez que le di lugar a la pulsión de pintarme una barba”, relata, recordando ese momento como fundante. 

Cuestionar lo masculino

Es más común escuchar hablar de Drag Queens, cuyos artificios desde lo femenino deslumbran y llaman la atención. Por lo general, es lo que más se ve en la televisión o en los espectáculos. La práctica Drag King, suele estar invisibilizada o es poco común. Armando A. Bruno explica que esto se debe a que estamos acostumbrados a pensar desde el binarismo varón/mujer, y que desde ese lugar la masculinidad se presenta como algo dado. Pareciera que para ser masculino, a diferencia de lo femenino, uno debe despojarse de artificios, sin embargo el entrevistado cuestiona esta premisa y asegura:  “lo más interesante de la práctica es evidenciar que la masculinidad también es una artificialidad. La apariencia masculina también es un comportamiento, no quiere decir que sea menos real o que tenga menos importancia o repercusión en el mundo material, sino que es algo que podemos realmente reconstruir”. Hoy con casi 10 años de carrera, y desde su posición en la escena Drag se pregunta: “¿Qué masculinidad construyo? ¿Qué discurso sobre la masculinidad creo en mi práctica artística? ¿Qué nuevos imaginarios puedo traer?”. Según él, se trata de proponer nuevos sentidos y cuestionar los imaginarios existentes, generando nuevas preguntas.

Ph: Sof Idilios

Armando A. Bruno es también Padre de House of Knights, una casa Drag que, como muchas otras en Argentina y en el mundo, nace de la necesidad afectiva en momentos socioeconómicos difíciles. Se trata de una costumbre de la comunidad LGBTIQ+, del Ballroom, de Drags. “A muchas personas las echaban de sus casas y quienes te daban refugio, te abrazaban, eran otras personas de la comunidad. Muchas veces ocurría que esa persona que te daba casa era Drag, te enseñaba un arte que no aprendías en otro lado. Te habilita un hogar y una posibilidad de trabajo, una conexión de un saber que no se enseña en otro lado, no se enseña en una academia, se pasa de mano en mano, de boca en boca, y así se construye”, explica.
En ese sentido House of Knights se entiende como una cuestión afectiva y un interés de enseñarse y sostenerse en una práctica que a veces es solitaria y muy cruda, especialmente en la noche y por ser autogestiva. “Pasar de boca en boca saberes, trucos y darnos manos. Es la familia elegida”, concluye.

La práctica Drag King está creciendo cada vez más, no solo en los circuitos artísticos de la noche porteña, sino en el interés de muchxs por darle lugar a esa persona o personaje Drag. Lali Espósito, decidió también darles lugar en su performance Disciplina en la noche de los premios Gardel, cuando entró con un elenco conformado por Drag Queens y Drag Kings, muchos que por primera vez tuvieron su momento en la TV. Aunque pasó casi un mes del evento, Armando A. Bruno sigue emocionado y agradecido con Lali que siempre muestra interés por la escena Drag. “Lali es consciente del elenco del DragaPaliza y los proyectos que realizan, además es una artista amorosa y muy talentosa, raja la tierra cuando camina”, dice recordando cuando la vió de cerca por primera vez. Fue en su participación como extra en el videoclip "Bang Bang", “Yo estaba detrás de unas mostras en una esquinita, todas altas con tacos, yo siendo un señor muy chiquitito. Me estaba secando los anteojos y veo a alguien que saluda a todos, y se acerca al fondo donde estoy yo. Cuando me pongo los anteojos, me doy cuenta que es Lali. Nos saludó uno por uno”, cuenta destacando ese gesto tierno y dulce que lo conmovió.

Por último, Armando A. Bruno reconoce que muchas veces ciertas prácticas se ciernen con lógicas muy yanquis, sin embargo destaca que hay algo de las prácticas en este territorio que deviene del transformismo “sobre todo en el espacio porteño, hay algo muy fuerte de reconocerse mostra, hay algo del mostrerío que ocurre en el cuerpo de uno y en la práctica misma, que hace a lo identitario, a lo propio de este territorio” y para conocer más sobre este tema recomienda leer a  Pilar Alfaro y Agustina Trupia que están haciendo investigaciones sobre la historia Drag en nuestro país.