El panorama de la elección a intendente en Rosario, Santa Fe, muestra un mosaico de candidaturas con una gran dispersión de voto. La cantidad de aspirantes con chances, la existencia de dos internas interesantes y las chances de que el socialismo pierda el poder tras 30 años ininterrumpidos le ponen pimienta a una campaña que, por lo demás, ha sido hasta el momento soporífera.
Un sondeo reciente de Nueva Comunicación en Rosario muestra a Roberto Sukerman (Partido Justicialista) con 22,8%; Pablo Javkin (Coalición Cívica-ARI) con 15,9%; Verónica Irízar (Partido Socialista) con 12,8%; Juan Monteverde (Ciudad Futura) con 11,9%; Roy López Molina (PRO) con 10,9%; y Jorge Boasso (UCR) con 8,9%. Es decir, ninguno de los candidatos llega hoy a un porcentaje que le permita llegar a la Intendencia.
El problema del PJ
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El candidato peronista encabeza todas las encuestas, pero el Frente Progresista tiene interna y la suma de los dos supera hoy al PJ. Sukerman es ya conocido, ya que es la tercera vez que compite, y hoy es el que mejor mide, pero no tiene competencia en su partido. Aunque también es cierto que con un solo candidato está arriba de la suma de los dos de Cambiemos.
"Tenemos el problema de que, aunque sabemos que es una demostración de unidad, no tener interna provoca que el rosarino que ya está familiarizado con el sistema de votación quizás elija participar en alguna en lugar de darle el voto a nuestro candidato", reconoce una dirigente del justicialismo con muchos años de militancia.
Sukerman casi llega a un acuerdo para ir a internas con el sector de Monteverde, una izquierda joven con simpatía por el kirchnerismo, que hoy estaría muy cerca de dejarlos a las puertas de un triunfo, pero se rompió a último momento porque metió la cola la división provincial del peronismo, más algunas mezquindades personales.
Todos los que están caminando el territorio admiten que el PJ entra a los barrios por la simpatía con Cristina Fernández de Kirchner, que promedia el 30% en toda la ciudad pero es mayor en los sectores populares. El problema es que no todos los que votan a CFK eligen a Sukerman, del mismo modo que no todos los kirchneristas votan a Omar Perotti a gobernador.
Muchos dicen que esto provoca que Sukerman tenga el problema del piso alto y el techo bajo, histórico fenómeno del peronismo en Rosario. De los 30-32 puntos que cosecha la ex Presidenta, muchos votos los pierde a manos de Ciudad Futura, sufragios que el actual concejal del Frente Para la Victoria tendrá que salir a buscar si quiere triunfar en la general. "Monteverde tendría que haber entendido que su rol histórico hoy era perder contra Roberto para ganar las elecciones", se lamenta una candidata del PJ.
"Los 23 puntos que hoy junta es el número histórico del peronismo en Rosario. Si hubiera logrado cerrar la interna hoy estaría muy bien. Pero lo que saque en la interna será lo que saque en la general ¿Quién le va a sumar?", se regodea una fuente del Frente Progresista, donde creen que "sería una rareza" que el justicialismo supere los 30 puntos necesarios para ganar.
El voto antiperonista
En el FPCyS se muestran confiados en ganar la intendencia, como viene sucediendo hace 30 años. Javkin e Irízar compiten en la interna. Las encuestas los muestran cerca, aunque el ex ARI está arriba por su gran nivel de conocimiento. Desde el sector de la socialista (presente en cada acto público del municipio) creen que será un final cerrado pero logrará imponerse por 2 o 3 puntos. Cuando todavía quedan unos 20 días de campaña para la veda, aseguran que la candidata tiene un desconocimiento del 50%.
"Es la única que tiene para crecer. El resto son todos conocidos", grafica un asesor de campaña. El PS confía en que, tras ganar las PASO, puedan ir en busca del voto "gorila" no sólo del rival en la interna, sino también del macrismo. "El 80% de los votos de Pablo van a Verónica, y el resto no va al peronismo, sino a Cambiemos. El voto de Javkin es un voto antiperonista independiente", afirman, un elector que en 2017 se fue con López Molina y que hoy recupera el Frente Progresista.
"La intendencia se define en la interna del Frente. Quien gane ahí, saldrá posicionado y con posibilidad de polarizar con el peronismo", aducen, confiados en atraer los votos de aquellos que no quieren que la ciudad sea gobernada por el PJ y ven que el PRO no llega, algo que calculan en "4 o 5 puntos" que pueden obtener en las generales. La aspiración es lograr contener los votos del Frente Progresista y además pescar algo de Cambiemos, para llegar hasta un 35% y asegurar la victoria, ya que en Rosario no hay segunda vuelta.
La premisa es válida: el PRO va tercero cuando hace dos años su candidato era el que mejor media. El desgaste provocado por la imagen del presidente Mauricio Macri, más los pésimos resultados de la política económica que horada el poder adquisitivo de la clase media, sumado a un extremadamente largo período de silencio de López Molina, demolió sus posibilidades electorales. El gran elector que fue hace 2 años está hoy tan devaluado que se le metió un radical en la interna (Boasso) y le está pisando los talones. Javkin hace una campaña alejada del Frente, pegándole a la gestión casi como si fuera un opositor en temas de interés público, buscando ese voto del macrismo desencantado. Por lo visto, por el momento lo está consiguiendo.
Igual, por el momento todo es futurología. Todavía falta un montón para las generales. Primero habrá que ver quiénes ganan las internas. Después se podrá especular con mayor certeza.
*Nicolás Maggi es corresponsal en Santa Fe.