Decenas de miles de personas llegaron hoy a Jerusalén en la última etapa de una marcha hacia el Parlamento que comenzó el martes y que busca presionar al primer ministro, Benjamin Netanyahu, para que frene una reforma judicial que, según denuncian, pondría en riesgo la independencia del poder judicial.
Los manifestantes hicieron una última parada ayer antes de entrar en Jerusalén y para realizar una comida comunitaria para celebrar el 'sabbath', la festividad semanal judía, e hicieron noche en Shoresh, 20 kilómetros al oeste de la ciudad santa.
Esta mañana desayunaron con viandas donadas por simpatizantes e iniciaron el último trayecto hacia Jerusalén, con la vista puesta en la Knesset (Parlamento) en una columna de varios kilómetros a la que hoy se sumaron miles de personas más de todo el país, informó la agencia de noticias Europa Press.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
El objetivo no era cortar la ruta, pero la gran cantidad de gente, sumada a los coches estacionados en la banquina por las personas que hoy se incorporaron a la marcha hizo que los problemas de tránsito fueran inevitables.
Uno de los manifestanes, Guy Shahar, dijo que se unió a la marcha porque "teme por el destino del país".
"No hay duda de que este es un momento histórico, la cantidad de gente aquí es increíble. Cada persona ha venido de un lugar diferente, con preocupación por el destino del país", dijo Shahar citado por el diario The Times of Israel.
Bajo el lema "No permitiremos que destruyan nuestro hogar", dirigido a Netanyahu, miles de personas iniciaron el martes una caminata hacia la Knesset.
Los organizadores anunciaron que tienen intención de acampar en el Parque Saker, el más grande de Jerusalén, por tiempo indefinido.
También hay convocadas para hoy concentraciones frente a la residencia oficial del primer ministro y en la calle Kaplan de Tel Aviv, epicentro de las protestas de los sábados desde hace 29 semanas.
Hay otros 150 actos y concentraciones convocados por todo el país.
La reforma impulsada por el Gobierno, formado en diciembre con el apoyo de partidos de extrema derecha y formaciones ultraortodoxas judías, busca aumentar el poder del Parlamento sobre el de la Corte Suprema.
El Ejecutivo considera que es necesaria para asegurar un mejor equilibrio de los poderes, pero sus detractores afirman que podría empujar al país hacia un modelo autoritario.
Desde el anuncio en enero pasado del proyecto, decenas de miles de personas se manifiestan cada semana, en lo que se considera uno de los movimientos de protesta más grandes de la historia de Israel.
El proyecto provoca críticas también en el exterior.
El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió a fines de marzo al Gobierno israelí que busque consensos con quienes se oponen al proyecto.
Biden y Netanyahu hablaron por teléfono este lunes y acordaron reunirse a la brevedad para abordar el complejo tema, según refirió John Kirby, vocero de la Casa Blanca.
Con información de Télam