Después de pasar por Neuquén, Mendoza y Córdoba, la compositora y cantante colombiana Marta Gómez traerá al porteño Teatro Ópera su festejo por dos décadas de trayectoria discográfica a partir de canciones de autor que, si bien "siempre han estado en crisis" por no ser masivas, son las que "nos conectan con nosotros mismos".
Sí, es verdad que ha habido pequeñas grandes figuras que han logrado cosas masivas, pero en general esta canción ha sido de bares, de bohemia, de encuentros por la paz, de encuentros de la poesía, de encuentros de lo femenino, de encuentros de los trabajadores, describe Gómez durante una entrevista con Télam.
La artista nacida hace 44 años en Colombia, formada en Berklee, radicada en Barcelona desde 2009 y con un fuerte y extendido lazo con Argentina, sostiene que los artistas de la música popular nunca hemos vivido la bonanza, nunca he tenido una disquera que me diga cuánto necesitas para esta gira o me arme una rueda de medios.
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Y en ese relato sobre el carácter del género, aporta no sin ironía: Estoy deseando que la inteligencia artificial ya se haga cargo de todas las otras músicas menos de la nuestra para que nosotros triunfemos, y esa será nuestra victoria.
A la espera de ese momento, Marta avisa: Yo pienso seguir y resistir porque siempre va a haber la necesidad de esta música y es lo que a mí me encanta hacer, pero además porque aunque todos digamos que nos gusta el reggaetón y vayamos a bailar, también siempre queremos llorar, siempre queremos algo que nos conecte con nosotros mismos.
Acompañada por Nico Echeverría en la batería, Andrés Rotmistrovsky en bajo, el multinstrumentista Manu Sija y el guitarrista Beto Ojeda, Gómez ofrecerá el sábado desde las 21 en la sala de avenida Corrientes 860, una celebración a la que se sumará el compositor y armoniquista Franco Luciani y el cubano Dúo Karma.
Las presencias de músicos argentinos en ese elenco estable y de invitados trae al presente un lazo que comenzó a inicios de la década de 2000 en las peñas folclóricas de Tucumán y Buenos Aires y siguió tres años después con la invitación para abrir un concierto de Mercedes Sosa.
Desde entonces, la artista colombiana compartió recitales y grabaciones con Jorge Fandermole, León Gieco, Pedro Aznar, Piero, Chango Spasiuk, Juan Quintero, Luna Monti, Luis Pescetti, Georgina Hassan, Sandra Mihanovich y Mariana Baraj, entre más.
Ir a Argentina -confiesa- es un regalo para mi corazón, desde la primera vez que fui en el 2001 dije tengo que ir siempre a tocar al precio que sea porque realmente me llena el corazón y es el país que más quiero y que más conozco en el mundo.
La guitarrista y cantante considera que aunque el álbum de festejo de este camino de álbumes fue Filarmónico-20 años, que grabó acompañada por la Orquesta Filarmónica Juvenil de Bogotá y no puede plasmarse en este tour argentino, igualmente no podía dejar de estar porque además y por la pandemia no ando por aquí desde 2019.
Esa placa reúne clásicos con su firma como Confesión, Almita mía, Mírame, Llévame en tus alas, Despacio, Manos de mujeres, Ritualitos, Cuando todo pase y Para la guerra nada que asumió con otras orquestas colombianas y también con la Sinfónica de Cuba.
Algunas de esas gemas, con otras plasmadas en el más reciente Bajo y voz (que registró a dúo con Rotmistrovsky) donde versiona Lucía, Plegaria para un niño dormido, Ya no te espero, El día que me quieras, Soy paz, soy pan, soy más, entre otras, formarán parte del repertorio a abordar en el Ópera.
Télam: ¿Fue muy difícil hacer algún tipo de balance y también una selección para elegir el repertorio con el que celebrar este tránsito?
Marta Gómez: Eso ha sido muy difícil porque siempre hay canciones que se quedan fuera y que me gustaría cantar o que a la gente le gustaría oír aunque no existen hits dentro de mi rubro. Pero lo que más o menos hice fue tener canciones de todos los proyectos, de todas mis facetas, hasta una canción que se llama Cuando todo pase que compuse en pandemia.
T: ¿Cómo se dio la decisión de poner en diálogo tu música y tu obra con la música académica?
MG: Yo vengo del mundo clásico porque cuando era jovencita no había en Colombia escuelas de música popular que otorgaran un título y mi familia siempre dijo genial que seas música, pero queremos que estudies en una universidad y eso me hizo provenir de ese mundo. Yo tocaba flauta e integré un coro durante muchos años, entonces estoy acostumbrada a seguir a un director y a seguir ese tipo de instrucciones.
T: ¿Entonces no sentís tanto la diferencia?
MG: Obviamente es muy diferente tocar con orquesta a tocar con el grupo, sobre todo porque no tengo la libertad ni la posibilidad de equivocarme y entonces sí es mucho más exigente y yo tengo que estar mucho más concentrada. O sea, puedo gozar y puedo disfrutar, pero no me puedo distraer y tengo una serie de compases que tengo que contar porque si no se pierde todo el mundo. Pero la verdad que tocar con una orquesta atrás es una cosa muy poderosa y me entran ganas de llorar con los primeros acordes, de hecho en los ensayos me la pasé llorando porque suena como una película y es muy emocionante.
T: Colombia, además de la pandemia, estuvo viviendo tiempos muy agitados socialmente con muchas disputas sociales ¿cómo seguís conectada con esa realidad colombiana a la que tu obra le canta?
MG: Yo creo que nos toca esperar a ver qué pasa. Tenemos un nuevo gobierno que ha sido súper difícil elegir y es el primero de izquierda y es importante que mucha gente confirme que no es que llegó para cambiarlo todo aunque con ello, a lo mejor, otras personas nos vamos a llevar una que otra decepción, pero así pasa siempre. Dentro de todo creo que va a empezar a haber una esperanza muy grande en el arte, por ejemplo, por empezar a nombrar a los desparecidos como han sabido hacerlo ustedes. Yo hace 20 años me iba a Alemania a cantar y cantaba y decía yo vengo de un país en guerra y por ahí había un colombiano en la sala y me decía tú por qué dices eso, Colombia no está en guerra y ahora por fin se asume esa guerra con sus desaparecidos y cuando la guerra deje de ser el único tema, pues se podrá hablar de educación, de salud.
Con información de Télam