Vic Mirallas, el músico y productor español que llegará esta semana al país para presentar en los próximos días su disco "Crucidramas", aseguró que para él es primordial "defender la creatividad y la libertad artística" sin "dejarse influir por las multinacionales o por la gente que te pide que hagas algo que venda".
Antes de su presentación del próximo sábado en el Quilmes Rock y de su única función del 4 de mayo en el porteño Niceto Club de Palermo, el talentoso músico multinstrumentista dialogó con Télam acerca de su nuevo repertorio, donde hay colaboraciones con el argentino Ca7riel y otros reconocidos músicos de la escena española como Muerdo, Juancho Marqués y Carlos Ares.
"Ha sido bastante anárquico, a la par con el momento en el que estábamos con la cuarentena y por la que todo se paralizó, sin saber muy bien qué iba a pasar en el futuro. Me la pasé encerrado con mi expareja en una casa muy pequeña: de ahí salieron dramas de todas partes, dramas que nunca terminé de entender y que supongo nunca entenderé", explicó su catarsis creativa.
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Mirallas, quien ha girado por todo el mundo como corista y saxofonista en las giras de Alejandro Sanz y hasta ha colaborado con algunas estrellas latinas como el colombiano Camilo, ha irrumpido en la escena de Barcelona con una propuesta refinada que mezcla con atrevimiento pop, jazz, R&B, salsa y funk con los géneros urbanos, una mixtura que viene calibrando desde sus tiempos en la estadounidense Berklee College of Music.
"Empecé estudiando música clásica en Barcelona, pero me sentía como la oveja negra de mis compañeros, y abandoné porque no era un lugar para nada flexible. Después apareció la posibilidad de la beca en Berkeley, y fue ahí donde me encontré con varios palos de la música y a relacionarme con gente de etnias diferentes que te impregnan su estilo y su cultura. Me dio una apertura muy bonita e interesante", señaló.
Aún dentro de esa diversidad tuvo que lidiar otra vez con las miradas y con "el fantasma del músico de jazz" por "hacer cosas un poco más comerciales" que sus compañeros que lo acusaban de haberse "vendido al diablo": "Luego los poperos, que son más comerciales, me decían que lo mío era demasiado diferente y que no se entendía. Pienso que las visiones de la gente externa te pueden un poco pervertir tu idea y lo que realmente estás sacando".
"Y creo que está muy bien opinar siempre, pero siempre que lo pidan. El hecho de opinar así gratuitamente puede dañar al creador y eso es algo que he visto mucho con estos años en los que ido moldeando mi estilo también por influencias externas. Está muy bien ser un poco egoísta en ese sentido y decir 'esto es lo que quiero hacer yo'", agregó.
Entre las presiones de su sello discográfico y los elogios desmedidos de sus colegas, Mirallas tuvo que aprender a encontrar el balance para que el éxito o el fracaso no acaben por socavarlo: "Lo que más busco es poder sacar música sin tanta atadura a mí persona. Porque parece que cuando te va bien en algo te tienes que sentir súper bien, y cuando te va mal entonces te tienes que deprimir".
"Yo formo parte de una multinacional donde hay artistas que pegan muchísimo más que yo y que hacen un estilo mucho más comercial que el mío. Mi crítica es que es lo mismo todo el rato, hablan de lo mismo en una misma rueda de acordes. Y esto es lo que yo, desde adentro, me gustaría cambiar de la industria. Quiero romper con eso, no con la discográfica que sabía quien era yo antes, y ahora se lo tienen que comer hasta que termine el contrato", apuntó.
El español exprimirá al máximo su estadía porteña para calibrar el vivo de sus presentaciones, donde estará secundado por los argentinos Pedro Pasquale (guitarra), Julián Gallo (bajo) y Pablo González (batería) y contará en Niceto Club con algunos aliados locales como Ca7riel, Benjamín Amadeo y Femigangsta.
Con información de Télam