Ante la inminencia de otro verano caliente en materia económica, el Gobierno inició un vuelo rasante sobre los campos para detectar maniobras de elusión cambiaria y evasión impositiva. En el marco del lanzamiento del nuevo esquema de cartas de porte electrónicas para el sector agrícola, la AFIP inició monitoreos a través de imágenes satelitales de las chacras para detectar la cantidad de hectáreas reales sembradas y cotejar con lo declarado por los productores. El monitoreo busca impedir que “productores ficticios realicen el alta de superficies inexistentes”.
Los primeros registros muestran que “alrededor del 40% de las hectáreas declaradas no tendrían actividad vinculada a la producción de los principales cultivos agrícolas del país”. No obstante, el foco también estará puesto en los cálculos de las cosechas para reducir los niveles de evasión por sub-declaración de ventas y rendimientos que, según cómo se calcule y el impuesto del que se trate, puede ir del 15 al 25 por ciento.
Luego de cerrar hasta octubre un nivel récord de liquidación de divisas, el sector agroexportador comienza retacear el ingreso de dólares para forzar, como hizo el año pasado, una devaluación de la moneda que les permita abultar sus márgenes dolarizados.
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Esta semana la AFIP realizó el mayor decomiso de granos en la historia del organismo, y en un solo procedimiento, la Dirección General Impositiva (DGI) secuestró más de 8100 toneladas de maíz que se encontraban almacenadas en distintos depósitos del puerto bonaerense de Campana. Además, se incautaron otras 502 toneladas de soja en un depósito fiscal en Rosario, tras detectar irregularidades en la documentación respaldatoria de la mercadería que pretendía ser exportada a Paraguay en camiones con patente y choferes del país vecino.
Llegar en forma al verano
La maniobra se viene exhibiendo hace unos meses, registrándose un fuerte adelantamiento de las declaraciones juradas de exportación. Tal es el caso del maíz, que para octubre ya había vendido el mismo stock que el autorizado para todo el 2020. En trigo, los productores ya comercializaron 8,2 millones de toneladas, que representan un 42 por ciento de la producción estimada, porcentaje mucho mayor al de la campaña anterior. "A esta fecha sólo se había comercializado un 31 por ciento de la producción estimada", según el informe sectorial del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
Lo mismo sucedió con la carne. “A pesar de las restricciones a las exportaciones de carne vacuna, el sector ha tenido un muy buen desempeño en el mes de septiembre tanto en volúmenes exportados como en precios de exportación, que han sido un 37 por ciento mayores en dólares por tonelada que en el mismo mes de 2020”, explica el informe de la Austral.
En el caso del complejo aceitero-cerealero, la liquidación de divisas hasta último día de octubre a los 1375 millones de dólares, un 37 por ciento más que el ingreso de dólares de este sector en todo el 2020 (1002 millones) y 66,1% por encima de igual período del año pasado (828,1 millones).
En casi todos los grandes rubros agroexportadores se exhibe una aceleración de las ventas y en la liquidación, lo que se hará sentir en lo que quede del año. La apuesta del sector es conseguir una devaluación de la moneda después de las elecciones y evitar quedar atrapados en cambios normativos que los obligue a pagar menos impuestos. Con el colchón que hicieron adelantando sus ventas, el sector se prepara así con espalda suficiente para una nueva pulseada contra el Gobierno en medio de las negociaciones con el Fondo Monetario, lo que le pondrá un condimento extra a la contienda.
La mirada satelital
En este contexto, la preocupación oficial pasa por los altos niveles de evasión que tiene el sector y que responde a distintas causas y canales. La pérdida de recursos fiscales depende del impuesto que se analice, ya sea Ganancias, IVA, Derechos de Exportaciones o Bienes Personales de los chacareros. De acuerdo con los registros históricos relevados por el Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES), sólo en soja más del 10 por ciento de lo exportado en las distintas campañas desde 2016 no se llega a liquidar en el mercado de cambios oficial.
Para cruzar la información entre las áreas sembradas y la declaración de las ventas externas, la AFIP implementó desde este mes la carta de porte digital. “Con los nuevos sistemas será posible limitar las operaciones irregulares, que no sólo afectan la recaudación y alimentan el contrabando, sino que también perjudican a la mayoría de los actores del sector que cumplen con las reglas”. Explicó la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont. En una misma aplicación digital, mediante internet, se realiza la solicitud, carga y emisión del comprobante.
En simultáneo comenzaron a utilizarse las imágenes satelitales. Mediante la explotación de esa información se logra un control geográfico que permite no sólo detectar la cantidad de hectáreas reales que fueron destinadas a la siembra de los principales cultivos extensivos, sino que también evitar el ingreso en el Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA) de aquellos productores ficticios que luego solicitan la movilización de grano mediante cartas de porte.
Estos controles satelitales impedirán el alta al sistema de partidas inmobiliarias inexistentes, detectar la superficie declarada como destinada a la actividad agrícola sobre partidas inmobiliarias inexplotables y evita la simulación de siembra de granos distintos a los reales. Esta información se cruzará con la declaración del productor, que se realiza anualmente y por cada campaña, sobre la superficie que destinará a la siembra de cada cultivo.
Las principales inconsistencias
Las herramientas de monitoreo satelital son el resultado del trabajo conjunto con el Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). La información que suministra la CONAE es administrada y analizada por una un área especializada en imágenes satelitales de la AFIP que fue creada con el objetivo de ampliar y fortalecer las herramientas de fiscalización. “Los datos permiten realizar cruces de información con las distintas bases de datos para potenciar las acciones de investigación y fiscalización que realiza el organismo en todo el país a través de la DGI”, explicaron desde la dependencia que conduce Marcó del Pont.
El análisis y procesamiento de las imágenes satelitales durante las campañas agrícolas permitirán conocer con precisión las superficies sembradas en las principales zonas productoras del país y contrastar con las distintas bases de datos que posee la AFIP y así mejorar la recaudación sectorial en materia de IVA, Ganancias y Bienes Personales. El desarrollo de la herramienta se profundizará a lo largo de 2022 en distintas etapas.
De acuerdo con información oficial preliminar, los propietarios declaran en el sistema simplificado la totalidad de las hectáreas que componen el inmueble rural mientras que el productor informa sólo la extensión destinada a los cultivos de cereales, oleaginosas y legumbres. “Las hectáreas sin actividad podrían tratarse de explotaciones ganaderas, otros cultivos diferentes a los mencionados (frutihorticultura), tierras no aptas para agricultura, como montes y lagunas, es posible presumir la existencia de producción no registrada para su posterior venta”, según los primeros sondeos realizados por las autoridades de control.
Se hallaron además inconsistencias en producciones marginales, tales como tierras rurales que no están declaradas con ningún tipo de actividad ante la AFIP, pero donde las imágenes satelitales revelan la existencia de producción agrícola. Se detectaron sub-declaraciones de hectáreas producidas o de rendimientos. El procesamiento y análisis de las imágenes permitirá evidenciar cuando existan casos de sub-declaración del rendimiento de una explotación.
También permitirá desarticular maniobras de blanqueo de granos no declarados a través de la creación de “carpetas” de productores que en los papeles son “prolijos” pero cuyas explotaciones no existen realmente.