La campaña de vacunación continúa a su ritmo y se anunció la llegada de un nuevo vuelo de vacunas Sinopharm a la Argentina para este jueves. Se espera que arriben al país un millón de dosis.
Tras las llegadas del último vuelvo el domingo y lunes, Aerolíneas Argentinas confirmó la partida de un nuevo vuelo a Beijing, República Popular China en búsqueda de 1.000.000 de nuevas dosis de la vacuna producida por el “China National Pharmaceutical Group Corp”.
Bajo el número de vuelo AR1050 y con salida programada para las 12.50 del mediodía de este martes, realizará una escala intermedia en Madrid y arribará al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, el próximo jueves a las 19.10 hs.
“Estamos trabajando a un buen ritmo, con varias llegadas semanales. Es un trabajo que, como línea aérea de bandera, nos llena de orgullo ya que le permite al Gobierno Nacional dar continuidad al plan de vacunación”, explicó Pablo Ceriani, titular de Aerolíneas Argentinas.
Se trata del quinto vuelo a Beijing, tras los arribos del último domingo y ayer, lunes. En los vuelos anteriores arribaron 755.200 dosis de Sinopharm que se suman al 1.904.000 que la compañía transportó en dos vuelos anteriores. De esta manera el total alcanza las 2.659.2000 de vacunas.
Además de las 5 operaciones a Beijing, Aerolíneas Argentinas, lleva completados un total de 12 vuelos a Moscú, en los cuales arribaron al país 5.267.745 dosis de Sputnik V.
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En su cuenta de Twitter, Ceriani precisó: "Es el quinto vuelo que realizamos a Beijing, además de los 12 que realizamos a Moscú" y enfatizó: "En cada operación se refleja el rol estratégico de contar con una línea aérea de bandera que dé respuesta rápida en la luchar contra el COVID-19. Estamos totalmente comprometidos con esa tarea".
Según los datos del Monitor Público de Vacunación, que permite seguir en tiempo real el proceso de inoculación, hasta este martes a la mañana se habían distribuido 8.709.608 dosis en todo el país, de las cuales ya fueron aplicadas 7.386.650: 6.507.572 de ellas corresponden a la primera dosis y 879.078, a la segunda.
Segunda dosis de Sputnik V
Desde el Centro de Investigación Gamaleya, informaron que la segunda dosis de la Sputnik V contra el coronavirus puede darse tres meses después de la primera -en lugar de los 21 días que es el intervalo mínimo aprobado- sin que influya en "la intensidad de la respuesta inmune inducida", una estrategia que ya fue adoptada en Argentina desde marzo.
"Con respecto a la vacuna Sputnik V (...) consideramos posible incrementar el intervalo mínimo entre la aplicación del primer y segundo componente de la vacuna de los 21 días previamente aprobados hasta 3 meses", aseguró Alexander Gintsburg, director del Gamaleya, desarrollador de la vacuna en un comunicado difundido por el centro de investigación.
Apuntó, además, que "este incremento del intervalo no influirá en la intensidad de la respuesta inmune inducida por nuestra vacuna, y en algunos casos la aumentará y prolongará".
Según el comunicado, en el Gamaleya llegaron a esta conclusión en base a la experiencia del uso de "vacunas basadas en una plataforma idéntica de adenovirus, así como -lo más importante- en las exitosas campañas de vacunación masiva de la población en Rusia y en un gran número de países".
Entre los argumentos, Gintsburg replicó: "Como desarrolladores de vacunas, también apoyamos lo expresado anteriormente y de forma independiente por reconocidos reguladores del ámbito sanitario"; y mencionó el caso de Argentina, que desde marzo anunció la estrategia de diferir la segunda dosis para alcanzar a más personas con alguna cobertura.
"También consideramos que, dada la extremadamente alta demanda de la vacuna entre la población, esta decisión acelerará significativamente la inmunización de la población", sostuvo, y concluyó que, en este contexto, "cada regulador nacional puede decidir de forma independiente si mantener el intervalo entre inyecciones en 21 días o extenderlo hasta tres meses".
La Sputnik V es, como dice el comunicado, una vacuna que utiliza la plataforma de "vector viral no replicante", que consiste en el uso de un virus modificado genéticamente para que no se replique en el interior del organismo y que, a su vez, transporte el material genético del virus contra el que se quiere inocular. Para la vacuna, el Gamaleya utilizó dos adenovirus humanos (virus que causan cuadros gripales), uno para cada uno de las dosis, en los que "insertó" una parte de la proteína espícula (spike) del coronavirus.