A cuatro manos

«Una muestra de dos cabezas» fue el título de una exposición que hicimos ambos. El nombre, entre otras cosas, hacía referencia a la forma particular de nuestra colaboración. Desde la edad de trece años que venimos compartiendo sueños y proyectos. La amistad siempre fue el motor para llevar adelante las ideas más desopilantes. Juntos aprendimos a pintar, sin ayudad de tutoriales on-line. Y si bien cada uno tiene un estilo diferente, al conocernos tanto, podemos hablar el mismo idioma a la hora de trabajar a cuatro manos. Lo que uno aprende se lo transmite al otro, siempre fue así y eso nos mantiene motivados.

Un día decidimos trabajar juntos y no dejar al otro nunca afuera. Nuestra amistad siempre se mantiene en movimiento gracias a los proyectos que desarrollamos en grupo. Un monstruo de dos cabezas, sí, pero con un solo corazón.

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