Redacción El Destape
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@dgannio
Argentina tendrá un acuerdo de inversiones con China, que prestó dólares cuando el mercado internacional parecía estar cerrado para el país. Pero analistas y empresarios se manifestaron en contra de la decisión, principalmente por la discrecionalidad con la que el convenio podría aplicarse. Mano de obra extranjera, adjudicación directa, negociaciones extensas, pérdida de competitividad y cooperación con la potencia asiática son algunos de los puntos que marcan los críticos.
En las últimas semanas, un grupo de industriales comenzó a advertir que la relación con los chinos podría resultar en una "amenaza" para ellos, especialmente para los sectores más relacionados con las obras públicas y los que compiten con las importaciones de ese origen.
Lo que dicen los privados es que, de activarse el pacto, será uno de los temas económicos del año, aunque desde el Gobierno restan importancia al hecho y resaltan que será beneficioso para la economía.
El acuerdo con China se envió al Congreso el 15 de diciembre y llega en el año en que la Administración Nacional firmó el swap de monedas que le permitió terminar con más de U$S 30.000 millones de reservas, algo que ni los más optimistas esperaban. Por eso, la importancia de esa economía se transformó en clave en medio de las negociaciones con los fondos buitre y la imposibilidad de tomar compromisos externos a tasas de mercado.
En el texto entregado a las cámaras legislativas, fueron los convenios específicos, la complementariedad de las actividades y la cooperación en materia de inversión algunos de los puntos que más preocuparon a los empresarios, pero es la cooperación en materia de infraestructura la que más los inquieta. Ese punto menciona un plan integrado de cinco años y la adjudicación directa para las concesiones dentro de ese programa.
Lo que dicen los industriales es que muchas firmas podrían cerrar, aunque todo va a depender de cómo se aplique el acuerdo y de qué pase en cada caso. "El acuerdo con China es una gestión positiva para el desarrollo de infraestructura, aspecto relevante para lograr competitividad y una argentina desarrollada, pero sí es importante ser cautelosos en su aplicación, ya que de ninguna manera podemos entregar el mercado interno a una la invasión de importaciones Chinas", subrayó el presidente de la Confederación General Empresaria (CGERA), Marcelo Fernández.
Fernández representa a un grupo de pymes, pero son las metalúrgicas las más inquietas por el acercamiento con los asiáticos, ya que participan en muchas de las obras públicas. Por eso, se acercaron en las últimas semanas al Gobierno para presentarles su preocupación.
También tuvieron una reunión especial por el tema los principales referentes de la Unión Industrial Argentina (UIA), que sacará un comunicado y cuyos integrantes empezaron a tantear a los ministros para acercarles sus temores. Lo que prevé la central fabril es una importante presión china. "Van a tratar de que el acuerdo se aplique, para algo lo firmaron", dijo a El Destape uno de los presentes en esa reunión. "Es un acuerdo firmado con la principal potencia industrial emergente, y su política es clara: acceder a las materias primas y vender el mayor valor agregado posible", dijo esa fuente y agregó: "eso es muy riesgoso para un país con vocación industrial como el nuestro".
No obstante, desde el Gobierno confían en que el intercambio será favorable en el corto plazo. De hecho, sostienen que no tiene que ver con cuánto del intercambio de monedas se active y que el acuerdo con China puede abrir nuevas puertas, principalmente en un momento en el que los mercados tradicionales están en problemas.
La clave, resaltan los analistas, van a ser los acuerdos complementarios que se firmen una vez se apruebe definitivamente el convenio, pero también los plazos y tasas en que se hagan los préstamos, como el swap. Es que China tiene otros tiempos, que refleja en sus planes quinquenales y sus objetivos con cada región del globo. Varios empresarios que lidiaron con negociadores de esa nación resaltaron que es muy difícil por esos plazos, por las formas en el trato y por las condiciones que imponen. Por ejemplo, dicen que los enviados para cerrar los contratos cambian en cada viaje, que los que lideran la negociación tienen pedidos lujosos o que el dinero acordado siempre es distinto al charlado previamente.
La frase que más usan los mayores detractores de este pacto es la misma, y algo trillada: "vamos a terminar extrañando a los gringos".