El presidente ucraniano, Volodimir Zekensky, instó este viernes a sus aliados reunidos en Alemania a acelerar las entregas de armas pesadas, sobre todo tanques y misiles de largo alcance que considera claves para vencer en la guerra contra Rusia. El Kremlin, por su parte, advirtió que este armamento traerá "nuevos problemas" para Kiev. "Está en sus manos" poder "lanzar esta importante entrega que detendrá el mal", dijo el mandatario en un mensaje por videoconferencia en el inicio de la reunión del Grupo de Contacto de Apoyo a Ucrania para reforzar la colaboración internacional militar, organizada por Estados Unidos en la base aérea de Ramstein, en Alemania.
"Puedo agradecerles cientos de veces (por el apoyo ya dado), pero los cientos de gracias no son cientos de tanques", subrayó, según la agencia de noticias AFP. Poco después, Moscú respondió que este tipo de envíos no cambiarán nada en el terreno y solo alimentan la "ilusión" de una posible victoria ucraniana.
"Crearán nuevos problemas para Ucrania", declaró el vocero de la presidencia rusa, Dmitri Peskov. En la apertura del encuentro, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, insistió en que los aliados occidentales deben aumentar su ayuda militar a Kiev.
"Tenemos que profundizar aún más, es un momento decisivo para Ucrania", apuntó. Más allá de la premura de Kiev, el secretario general de la OTAN, Jens Stotenberg, destacó que los países del bloque necesitan reaprovisionar cuanto antes sus reservas de armamento y munición y señaló que el tema será tratado en el encuentro de ministros de Defensa programado para febrero.
"Los aliados de la OTAN deben acelerar la fabricación de armamento y munición, y también reaprovisionar los arsenales". La adquisición de armas será un importante tema de la reunión de ministros de Defensa en febrero", dijo Stoltenberg en la base aérea de Ramstein.
En este sentido, el jefe de la OTAN se pronunció por el aumento de los suministros militares a Ucrania por temor a "nuevas ofensivas" de Rusia, reportó la agencia Sputnik. Horas antes de estas negociaciones, Estados Unidos, Reino Unido, Suecia y Dinamarca habían anunciado nuevas entregas de armas al país. Por ejemplo, Washington desbloqueó un nuevo paquete de ayuda militar por un valor de 2.500 millones de dólares, que incluye 59 vehículos de combate de infantería Bradley y gran cantidad de blindados para transporte de personal, según el Pentágono. Sin embargo, este nuevo apoyo no incluye tanques pesados, como el Abrams, que Washington no quiere entregar a Kiev por razones de mantenimiento y formación.
En tanto, Reino Unido enviará 600 misiles adicionales del tipo Brimstone, Dinamarca 19 cañones Caesar y Suecia cañones de largo alcance Archer. Finlandia se sumó este viernes a estas nuevas ayudas, con un paquete incluirá artillería pesada y municiones. Ante el reclamo de Kiev, Londres ya había prometido 14 blindados pesados Challenger 2 y Polonia se dijo dispuesta a entregar 14 carros de combate Leopard 2 de fabricación alemana.
El total, no obstante, está lejos de los cientos de vehículos de este tipo que reclaman los ucranianos. En el encuentro de Ramstein, que reúne a los ministros de Defensa y altos funcionarios militares de más de 50 países, el responsable lituano de Defensa, Arvydas Anusauskas, dijo que "algunos países enviarán" tanques Leopard 2 a Ucrania, y prometió "más noticias".
"Se necesitan tanques alemanes, tanques finlandeses, tanques daneses, tanques franceses, esto quiere decir que Europa occidental debe enviar ahora tanques más modernos a Ucrania, para que pueda simplemente defenderse", insistió el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki.
Polonia criticó principalmente a Alemania, que descarta de momento el envío de este tipo de armamento y advirtió que están listos para tomar "medidas no convencionales". El jefe del gobierno alemán, Olaf Scholz, está cada vez más presionado para autorizar el suministro de estos carros de combate, que Ucrania reclama desde hace meses.
Según los expertos, estos blindados modernos de diseño alemán podrían tener un impacto importante en los próximos combates en el este de Ucrania, donde Rusia ha reanudado la ofensiva tras múltiples reveses. No obstante, los países occidentales temen que, pese a las garantías ucranianas, Kiev provoque una escalada del conflicto usando estas armas para golpear el interior del territorio ruso y sus bases aéreas y navales en Crimea, anexada por Rusia en 2014.
En el terreno, Moscú anunció este viernes que sus fuerzas se hicieron con el control de dos pueblos en Ucrania, uno de ellos cerca de Bajmut, en el este, donde actualmente se concentran los combates, reportó la agencia de noticias Europa Press. Las autoridades ucranianas acusaron, por su parte, a las fuerzas rusas de matar a cuatro civiles y de herir a otras tres en la provincia oriental de Donetsk durante la última jornada.
Concretamente, dos de los muertos habrían perdido la vida en la ciudad de Drobisheve, otro en Maksimilianivka y un último en Bajmut, anunció en un comunicado en Telegram el gobernador militar de Donetsk, Pavlo Kirilenko.
Llegó una caravana humanitaria de la ONU al Soledar
El ejército ucraniano anunció, asimismo, la llegada de la primera caravana de ayuda humanitaria de Naciones Unidas a las afueras de Soledar, una de las localidades ucranianas más disputadas desde la invasión de Rusia y recientemente escenario de cruentos combates que terminaron con la toma por parte de las fuerzas invasoras.
Se trata de tres camiones que transportan agua, alimentos y artículos de primera necesidad para unas 800 personas, precisó desde Ginebra el portavoz de la agencia humanitaria de la ONU, Jens Laerke. En el sur del país, las autoridades de ocupación rusa denunciaron que hay un "fuerte aumento de la intensidad" de los combates en la provincia de Zaporiyia, donde hay enfrentamientos "en toda la línea del frente", según la agencia de noticias rusa Ria Novosti.
En ese territorio se encuentra la central nuclear homónima, la más grande de Europa, para la que el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el argentino Rafael Grossi, continúa negociando el establecimiento de una zona de seguridad con las partes beligerantes.
"Todos están de acuerdo con que es necesario proteger la planta, que está en la vanguardia de la zona de hostilidades activas (...). No me detendré hasta que la zona tan necesaria se haga realidad. Continuaré mis consultas intensivas tanto con Ucrania como con la Federación de Rusia en los próximos días y semanas", dijo Grossi en un comunicado, en el que denunció que los empleados de la misión del OIEA presentes en la planta nuclear escucharon ayer dos explosiones en los alrededores.
Desde hace meses, Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de bombardear las instalaciones de la central, situada en una zona ocupada desde marzo por las tropas rusas.
Con información de Télam