El frente de batalla más cruento de la guerra en Ucrania se ha instalado hace días en la ciudad portuaria de Mariupol, en el sureste del país. Allí tanto el gobierno ucraniano como el ruso como las organizaciones huamanitarias internacionales coinciden que se vive una crisis humanitaria y que los civiles deben poder ser evacuados de inmediato. Sin embargo, los combates y los bombardeos rusos continúan. En este contexto, el Ejército ruso dio como plazo para que la localidad se rinda las 5 am del lunes, hora de Moscú (23 hora de Argentina).
"Depongan sus armas. Una terrible catástrofe humanitaria se ha desarrollado. A todos los que depongan sus armas se les garantizará pasaje seguro fuera de Mariupol", anunció el jefe del Centro Nacional de Control de la Defensa ruso, el coronel general Mijail Mízintsev. El funcionario prometió abrir tres corredores humanitarios para que toda la población civil que quiera pueda abandonar la ciudad, pero puso como condición que las autoridades ucranianas entreguen el control: "Insistimos en la respuesta oficial de la parte ucraniana por escrito antes de las 5.00 de la mañana, es decir, el 21 de marzo, a todas las propuestas enumeradas, puramente humanas, de Rusia, para salvar a los habitantes de Mariupol y la infraestructura de la ciudad", aseguró.
Antes de la invasión rusa del 24 de febrero pasado, alrededor de 400.000 personas vivían en esta estratégica ciudad portuaria ubicada en las orillas del Mar de Azov, una puerta de salida para el Mar Negro y, un poco más allá, el Mediterráneo. Desde que las fuerzas rusas avanzaron sobre los alrededores y comenzaron a bombandear desde el aire, una minoría de los civiles lograron salir y hoy las autoridades municipales estiman que quedan unos 300.000 atrapados y sufriendo la falta de luz, agua y comida. Rusia, en cambio, sostiene que hay poco más de 130.000 civiles.
"Según nuestros datos, en la ciudad todavía quedan como rehenes 130.000 civiles y 184 ciudadanos extranjeros de seis países", dijo y acusó a "nacionalistas" dentro de las Fuerzas Armadas ucranianas de no permitirles salir y de usarlos como escudos humanos.
En el resto del país, las evacuaciones continúan a cuentagotas. El gobierno ucraniano informó de casi 7.300 personas evacuadas este domingo, mientras que la ONU estimó que más de 10 millones de civiles ya abandonaron sus casas para escapar de los bombardeos aéreos y los combates. De ellos, más de tres millones se fueron del país, en su gran mayoría hacia los países vecinos de la Unión Europea, Polonia y Rumania.