El 2024 no solo será el año con mayores elecciones de la historia, sino que entre ellas hay dos que se llevarán todas las miradas por el peso que tienen en política internacional. Estados Unidos, por un lado, que renovará las autoridades de la Casa Blanca el próximo noviembre, y Taiwán que este sábado definió a sus nuevas autoridades. El oficialista Partido Demócrata Progresista (PDP) reeligió por tercera vez consecutiva en la isla con más del 40% de los votos, y eso podría derivar en una profundización del discurso beligerante contra China, dado que es el partido que más insiste con la idea de independencia, según coincidieron distintos analistas consultados por El Destape.
En segundo lugar se ubicó el opositor Kuomintang (KMT), que llevó a Hou Yu-ih (33,4 %), y en tercero el Partido Popular de Taiwán (PPT), con Ko Wen-je, que cosechó el 26,3% de los votos. Al celebrar la victoria, el presidente electo William Lai (Lai Ching-te) sostuvo que Taiwán se mantendrá "del lado de la democracia" y prometió a "salvaguardarlo de las continuas amenazas e intimidaciones de China”.
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Un conflicto que se profundiza
Cuando en 1971 la Organización de Naciones Unidas (ONU) firmó la Resolución 2758, en la que reconoció a la República Popular China como el único representante legítimo de China ante ese organismo, varios países se adhirieron al principio de "una sola China", incluida Argentina en 1972. Actualmente, poco más de diez países reconocen a Taiwán como Estado soberano y la mayoría de ellos están en América Latina y el Caribe. Los últimos que quitaron su reconocimiento fueron Nicaragua, en diciembre de 2021, y Honduras, a comienzos del 2023. El año pasado, la discusión sobre Taiwán se metió en la casi todas las agendas electorales de los países que renovaron autoridades, incluida Argentina.
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A medida que China fue ganando terreno con la iniciativa de la Franja y la Ruta y con la ampliación de los Brics, grupo del cual Argentina quedó afuera por decisión del nuevo gobierno de Javier Milei, Taiwán profundizó, como contrapeso, sus vínculos con sus aliados. El gesto más claro fue el viaje de Nancy Pelosi, la autoridad con más poder del Congreso norteamericano, a la isla que China reclama como propia, en lo que fuera la primera visita oficial de una funcionaria de su nivel a Taiwán en 25 años.
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El año pasado Estados Unidos y Taiwán firmaron un ambicioso tratado comercial a la par que la potencia norteamericana profundizaba sus alianzas en el Pacífico -como la alianza militar Aukus, con Australia y Reino Unido- para detener el avance chino en esa zona. El gobierno saliente de Tsai Ing-wen casi duplicó el presupuesto de Defensa y amplió la duración del servicio militar obligatorio a un año. Además Tsai invirtió miles de millones de dólares en la industria de Defensa de Taiwán, desarrolló un submarino propio y priorizó la producción de drones y misiles. Mientras, Washington aumentó el número de tropas desplegadas en la isla para entrenar a su Ejército y amplió el entrenamiento de soldados taiwaneses en Estados Unidos. Tsai también fortaleció los vínculos con las democracias europeas: abrió una oficina de representación en Lituania y recibió a varios funcionarios europeos.
El PDP, a la cabeza
Desde la década de los 80', cuando Taiwán se abrió a un sistema político multipartidista, la isla se caracterizó por tener un esquema polarizado y con dos partidos que se alternan en el poder: el PDP, que en estas elecciones llevó al hasta hoy vicepresidente Lai Ching-te, y el KMT. Pero lo novedoso de estos últimos comicios fue la irrupción de un tercer partido, el TPP, según apuntó a El Destape la doctora en Relaciones Internacionales y especialista en estudios de Asia Pacífico, Nadia Radulovich.
Había expectativas sobre el desempeño del TPP, pero este sábado quedó en tercer lugar. De hecho, hasta noviembre pasado había habido negociaciones entre el TPP y el KMT para presentar una alianza e intentar impedir que el PDP fuera reelecto, pero ese acercamiento no prosperó.
"El TPP tiene tintes socialistas pero no comunistas", explicó Radulovich, y analizó que es probable que esta nueva fuerza le quite algún porcentaje del voto joven al PDP que se ha ganado su representación en los últimos años. En la mirada de Radulivich, el partido que gobierna Taipei logró esa virtuosa interlocución con el sector joven al hacer lugar a los resultados de los referéndums que la isla suele hacer sobre cuestiones sociales, económicas y políticas.
En esos referéndum ¨se preguntan temas vinculados a la relación con China y Estados Unidos, a cuestiones energéticas y de género, porque Taiwán es el primer país de Asia que legalizó el matrimonio igualitario", repuso Radulovich y agregó: "Son temas que siempre están en la agenda política interna y que también se utilizan para el soft power. Y el Partido Democrático Progresista lo ha sabido utilizar bastante y eso es valorado por la población joven". Además el candidato de PDP eligió llevar como vice a Hsiao Bi‑khim, una mujer muy influyente en esa población y también en Estados Unidos, por haber sido representante de Taiwán en ese país, lo que también marca la dirección que tiene el partido en política exterior.
Mientras que en el caso de vices, el histórico y conservador partido KMT llevó a Jaw Shaw‑kong, figura vinculada a la ultra derecha y de posición abierta hacia la reunificación de la isla con China continental., y el TPP presentó en ese cargo a la empresaria Cynthia Wu, diputada en ejercicio y proveniente de una importante familia relacionada al sector financiero en Taiwán.
El vínculo con China continental
Por supuesto, lo que cada partido propone como estrategia para la relación con el gigante asiático dominó gran parte de los debates. Así es que el KMT, en alusión al PDP, sostuvo como bandera de campaña que el resultado electoral sería determinante para que haya "paz o guerra en el estrecho de Taiwán". De los tres partidos, el histórico KMT es el más proclive a tener una relación cordial en el estrecho. "Incluso a lo largo de este año ha habido visitas secretas de personalidades del KMT a China", contó la especialista en estudios de Asia Pacífico, y evaluó: "Eso genera una imagen bastante negativa hacia la población". Radulovich sumó que en los referéndums fue decreciendo cada vez más el porcentaje de personas que estaría dispuesta a una potencial reunificación con China continental. "La realidad es que desde el '45 hasta hoy ya hay varias generaciones que nacieron y vivieron en la isla", completó.
Ante este escenario, el doctor Jorge Malena, director de la Especialización en Estudios sobre China en la UCA, analizó ante El Destape que para China lo mejor hubiera sido una victoria del KMT o el PPT, lo que no sucedió. "El KMT es el único candidato presidencial que se opone abiertamente a la independencia formal de Taiwán y aboga por restablecer un diálogo con China. Mientras que Ko Wen-je, del PPT, apoya la normalización de las relaciones con el continente, aunque critica lo que llama 'el entusiasmo ingenuo' del KMT con China".
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Un análisis similar aportó a este medio la investigadora del Conicet dedicada a estudios asiáticos María del Pilar Álvarez, que expuso: "El KMT cree que la apuesta está en el diálogo y eso quedó claro en su última presidencia, cuando firmó un tratado que profundizó el libre comercio con China y cuando bajó el servicio militar a cuatro meses. Pero a su vez eso fue lo que desembocó en una crisis interna que le dio mas fuerza al PDP para volver al poder".
Por eso Álvarez coincidió que la victoria del PDP llevaría a una escalada del conflicto. "Hay un discurso cada vez más fuerte respecto de desafiar ese status quo, eso se ve con la presencia de banderas de Ucrania en Taipei, donde hay bastante activismo antichino en la calle". A lo que Malena agregó: "China no deja margen alguno para lo que consideran 'actividades separatistas' de la isla, de las cuales muchas son alentadas desde Washington. Con el triunfo del PDP, seguramente China hará algunos pronunciamientos oficiales duros para apaciguar el entusiasmo de un PDP victorioso por tercera vez, el cual puede sentirse alentado a percibir que la causa independentista está muy viva y le exige avanzar más hacia ella".
Esa posición de China quedó clara en el mensaje que dio el presidente Xi Jinping cuando en su discso de Año Nuevo sostuvo que "materializará la reunificación la isla".
Argentina, un juego a dos puntas
Desde la década de los 70' Argentina reconoce el principio de "una sola China", pero con la llegada del gobierno de Milei todos los acuerdos y posicionamientos del país en materia de política internacional fueron puestos en juego. Primero con el rechazo a la invitación para formar parte de los Brics, y luego con movimientos zigzagueantes de la canciller Diana Mondino ante la potencia asiática. La Cancillería argentina nunca lo confirmó, pero según versiones periodísticas Mondino habría recibido a la a representante comercial de Taiwán, Miao-hung Hsie.
La respuesta de China fue inmediata. En un contundente comunicado, la embajada de China en Argentina publicó: "Taiwán es una parte inalienable del territorio de China".
El mensaje no solo tuvo sus ecos acá, sino que envió una advertencia a Estados Unidos, al que le pidió "dejar de armar a Taiwán" y "frenar las acciones provocadoras" en el mar de China Meridional.
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Según trascendidos periodísticos, los movimientos de Mondino hicieron que China evaluara implementar represalias drásticas a Argentina como exigir el pago del swap de miles de millones de dólares y dejar de comprar soja y carne. La historia terminó con un encuentro entre la titular del Palacio San Martín y el embajador chino, Wang Wei, cuando faltaban horas para la elección presidencial en la isla.