Los paisajes verdes de las reservas naturales en Buenos Aires esconden más que flora y fauna inofensiva. En sus rincones más recónditos, conviven especies como el escorpión Tityus carrilloi, serpientes, lagartos overos y algunas arañas de interés médico que podrían convertir un paseo tranquilo en un encuentro inesperado. En verano, estación de calor y días soleados, empujados también por las vacaciones, porteños y bonaerenses concurren en masa a las principales reservas ecológicas y espacios protegidos que tiene Buenos Aires: Reserva Ecológica Costanera Sur, Reserva Ecológica Costanera Norte, Reserva Lago Lugano en CABA, mientras que en provincia existen la Reserva Ecológica Vicente López, Reserva Natural del Pilar o la Reserva Natural Puertos de Escobar por nombrar los ejemplos más cercanos.
Calzado cómodo, repelente, protector solar, gorras, agua y lentes de sol suelen ser parte del kit para el verano, pero entre yuyos y fauna autóctona es pertinente conocer cómo identificar y evitar encuentros que puedan arruinar una tarde con amigos o familia.
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El peligroso escorpión Tityus carrilloi, presente en reservas naturales de CABA y PBA
En las reservas naturales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires, la única especie de escorpión peligrosa identificada hasta ahora es el Tityus carrilloi. Según el Dr. Andrés Ojanguren, biólogo investigador del CONICET y jefe de la División Aracnología del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, esta especie tiene una presencia ocasional en estos espacios, ya que su hábitat principal está vinculado a ambientes urbanos y hogareños. Originario de la región chaqueña, el Tityus carrilloi llegó a Buenos Aires en la década de 1930, probablemente en cargamentos de madera, y se adaptó rápidamente a la vida en las ciudades.
Estos escorpiones suelen encontrarse en acumulaciones de basura, ramas, bajo troncos o en sitios que les proporcionen refugio y alimento, como las composteras. Su actividad es marcadamente estacional, con un incremento en los meses de verano, particularmente durante los días de altas temperaturas. Además, son animales de hábitos nocturnos y prefieren evitar el contacto humano. "No son agresivos. Generalmente buscan pasar desapercibidos y huir si se sienten amenazados. Las picaduras ocurren casi exclusivamente cuando son tocados o aplastados accidentalmente, sin posibilidad de escapar", explica el Dr. Ojanguren.
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Una particularidad interesante del Tityus carrilloi es su capacidad de reproducción partenogenética. Esto significa que las hembras pueden producir crías sin necesidad de aparearse con machos, un fenómeno poco frecuente en el reino animal. Esta habilidad ha facilitado su expansión en ambientes urbanos, donde se ha convertido en una especie común. Sin embargo, su presencia en reservas naturales suele estar asociada a condiciones específicas, como la acumulación de materiales que favorecen su refugio y la disponibilidad de alimento.
La adaptación del Tityus carrilloi a un entorno tan diferente al de su origen es un ejemplo del impacto de las actividades humanas en la distribución de las especies. "Es importante tomar precauciones básicas, como revisar la ropa o los zapatos antes de usarlos, especialmente en áreas donde puedan refugiarse. También es fundamental evitar acumular materiales que puedan servirles como escondite", concluye el especialista. Aunque el riesgo de picadura es bajo si se toman las medidas adecuadas, el conocimiento y la prevención son clave para convivir con esta y otras especies en entornos naturales.
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Arañas peligrosas en Buenos Aires y el Conurbano: todo lo que necesitás saber sobre su amenaza y riesgos
En el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), existe la presencia de arañas con importancia sanitaria asociadas a ambientes urbanos. El Dr. Cristian Grismado, experto en biodiversidad y técnico en gestión y conservación CONICET, aclara que, salvo una familia específica, casi todas las arañas poseen veneno, pero pocas representan un peligro real para los humanos. En nuestra región, las especies que pueden causar preocupación son la Loxosceles laeta (araña del rincón o violinista) y, en casos mucho menos frecuentes, algunas viudas negras (Latrodectus).
La araña violinista, un riesgo domiciliario
La Loxosceles laeta es la especie más comúnmente encontrada en el AMBA con relevancia médica. Según el Dr. Grismado, estas arañas prefieren lugares poco frecuentados dentro de las viviendas, como sótanos, altillos, galpones, detrás de los cuadros, muebles o entre objetos que permanecen inmóviles por largos periodos. En contraste, esta especie no ha sido registrada en reservas naturales de la región. "Es importante destacar que no se encuentran en áreas protegidas como Costanera Sur o Ribera Norte", asegura el especialista.
“Aunque menos habituales en el AMBA, las viudas negras (Latrodectus), reconocidas por su distintivo color negro brillante y su marca roja en forma de reloj de arena, prefieren áreas rurales o poco urbanizadas. Aún así, se han registrado casos de otra especie menos peligrosa, la Latrodectus geometricus (viuda marrón), que apareció recientemente en espacios no naturales como el Cementerio de Chacarita” comenta Grismado.
El especialista subraya que, a diferencia de las zonas urbanas, las reservas naturales del AMBA como Ribera Norte, Avellaneda o Vuelta de Obligado albergan principalmente especies nativas sin importancia médica. "He participado en relevamientos de estas áreas y no hay evidencia de arañas peligrosas instaladas en estos hábitats", afirma. Una excepción curiosa es la Loxosceles hirsuta, pariente de la violinista, hallada en las cabañas de servicios de la Reserva Costanera Sur.
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Una idea errónea común es que estas arañas atacan deliberadamente. "Las Loxosceles no son agresivas; la mayoría de los incidentes ocurren por accidentes, cuando alguien las presiona al manipular prendas, calzados u objetos donde están ocultas", explica Grismado. Este dato es crucial para evitar alarmas innecesarias y fomentar medidas preventivas basadas en la higiene y el orden en los hogares. Si bien el AMBA no es un área donde abundan especies altamente venenosas, en el norte del país habita la Phoneutria nigriventer (araña del banano), una de las más peligrosas del continente. Este arácnido puede llegar ocasionalmente a Buenos Aires a través de productos transportados desde regiones tropicales, como frutas.
Qué hacer ante un accidente con animales venenosos
Ante un accidente con animales venenosos como arañas, alacranes u ofidios, es fundamental actuar rápidamente y de manera adecuada para minimizar riesgos. Según el Dr. Gabriel Arcidiacono, jefe del departamento de toxicología del Hospital de Clínicas, lo primero que se debe hacer es concurrir al centro de salud más cercano. Es importante no perder tiempo intentando identificar el tipo de animal o buscando un hospital especializado en toxicología. La atención temprana mejora significativamente el pronóstico.
Antes de llegar al centro de salud, se recomienda retirar cualquier objeto que pueda comprometer la circulación sanguínea, como anillos, pulseras, tobilleras o zapatos cercanos a la zona afectada. Además, es esencial mantener el reposo absoluto y elevar el miembro lesionado para reducir la propagación del veneno. La limpieza adecuada de la herida es clave, evitando el uso de sustancias caseras como alcohol, vinagre o kerosene, que pueden agravar la lesión.
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“Hay varias prácticas comunes que deben evitarse porque son perjudiciales. No se deben utilizar torniquetes, ya que estos agravan los efectos locales del veneno. Tampoco se deben realizar cortes ni cauterizar la herida, ya que estas acciones destruyen tejidos y empeoran la situación. Succionar el veneno, una técnica popularizada en películas, no solo es ineficaz, sino que también puede provocar infecciones. Asimismo, es importante no administrar bebidas alcohólicas ni realizar inyecciones en la zona afectada” enfatiza Arcidiacono.
El especialista advierte que los antivenenos no se encuentran en todos los hospitales, sino en el Instituto Malbrán, desde donde se solicitan cuando es necesario. Es importante saber que no todos los accidentes requieren antídoto. En muchos casos, como picaduras de alacranes o mordeduras de ciertas arañas, basta con observar al paciente y controlar los síntomas. La administración del antiveneno es una decisión que toma el especialista según la gravedad del cuadro.
En cuanto a los animales, la Loxosceles o araña de rincón suele atacar durante la noche, y sus mordeduras pueden pasar desapercibidas hasta que se desarrollan lesiones graves. La viuda negra produce dolor intenso y en ocasiones una sensación de muerte inminente. La Phoneutria, conocida como araña bananera, es agresiva y causa mucho dolor por sus colmillos grandes y su potente veneno. Entre los ofidios, las yararás son responsables de mordeduras graves debido a su veneno hemotóxico, mientras que las corales, aunque tímidas, pueden causar accidentes potencialmente mortales al generar parálisis respiratoria. Arcidiacono sostiene que actuar con rapidez, evitar medidas innecesarias y buscar atención médica inmediata son las claves para enfrentar de forma adecuada estos accidentes.