Reino Unido estudiará el viernes la posibilidad de flexibilizar las normas de Inglaterra sobre la COVID-19 para los viajes internacionales, después de que el sector de los viajes criticara que un sinfín de normas onerosas y trámites burocráticos estaban obstaculizando a las compañías aéreas, vacacionales y turísticas.
En un intento de frenar la propagación del nuevo coronavirus, Reino Unido cuenta con un laberinto de diferentes normas que exigen la realización de costosas pruebas privadas y la cuarentena, así como un sistema de semáforo que clasifica los destinos en verde, ámbar y rojo.
"El subcomité para la COVID del gabinete que decide estas cosas lo estudiará probablemente hoy mismo", declaró el Secretario de Agricultura, George Eustice, a Sky News.
El sector turístico británico ha pedido al Gobierno que suavice las restricciones de viaje, obligue a las empresas a ofrecer pruebas más baratas y permita más libertad a los que están doblemente vacunados.
Los turistas y los ministros se han quejado del precio que se cobra a los viajeros por las pruebas privadas obligatorias de COVID-19, que figuran como de unas 50 libras pero que pueden costar hasta 399 libras, según los listados actuales.
Los ministros reducirán el número de países de la "lista roja" -actualmente 62- eliminando la "lista ámbar", y quienes estén doblemente vacunados ya no tendrán que pagar por las costosas pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), informó el periódico The Times.
Para los que regresen de los países de la lista roja, se espera que continúen los hoteles de cuarentena, dijo el periódico.
Con información de Reuters