El Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, anunció el uso de la Cloroquina como la salvación de su país contra el COVID-19 y dio la orden al ejército de comenzar su producción en masa. El nuevo protocolo fue firmado por el General Eduardo Pazuello, actuando como Ministro de Salud interino, tras seis días sin titular en esa cartera. Según el diario O Globo, ningún profesional de la salud firmó este documento y todos los participantes del anterior protocolo publicado por el Ministerio de Salud el 6 de abril, retiraron sus rúbricas para la nueva versión.
El viernes 15 de mayo Brasil perdió a su segundo ministro de salud en menos de 30 días. Amigos del reciente ex Ministro revelaron que esa mañana, Bolsonaro había presionado a Teich para aprobar el protocolo de Cloroquina como tratamiento contra el SARS-COv 2. El reclamo del mandatario además venía acompañado de la intención de levantar la cuarentena completamente en Brasil con la excusa de contar con un tratamiento efectivo y sobreponer su autoridad a la de los gobernadores estaduales, que habían otorgado medidas de aislamiento para proteger a sus ciudadanos.
La droga
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La cloroquina es un conocido fármaco contra la malaria que también tiene propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras. Se conocía su actividad antiviral frente al virus SARS-CoV-1, motivo por el que se ha utilizado en varios ensayos clínicos para tratar la infección por COVID-19. Algunos investigadores decidieron estudiar la hidroxicloroquina, al considerarla similar y mejor tolerada que cloroquina. En este sentido, un estudio realizado en Francia ha tenido una considerable repercusión. Se trata de un estudio abierto no aleatorizado que incluyó 42 pacientes infectados.
Entre los informes de los resultados de estos estudios hay opiniones muy variadas. Los más optimistas aseguran que la eficacia de estos tratamientos todavía se está evaluando. En Francia, donde apostaron seriamente por estas investigaciones, terminaron reconociendo que no reduce significativamente el riesgo de ingreso en reanimación o de muerte ni elimina el virus más rápido que los tratamientos estándar. A las mismas conclusiones llegaron investigadores chinos agregando que el 30% de los pacientes que probaron el medicamento tuvieron efectos secundarios.
Estudios
El lunes 11 de mayo, la revista JAMA (Journal of the American Medical Association) publicó los resultados de un estudio realizado sobre 1438 pacientes internados entre el 15 y el 24 de marzo, a los que se les suministró hidroxicloroquina. El informe concluye que no se registró reducción en la mortalidad por coronavirus.
Otro estudio, publicado en The New England Journal of Medicine realizado sobre 1376 pacientes resolvió que no se encontró evidencia de que el uso de la hidroxicloroquina tuviera influencia en la reducción de muertes o intubaciones.
Brasil también realizó estudios con esta medicación y el Comité Científico junto a la dirección de la Sociedad Brasilera de Inmunología publicaron un informe asegurando que los estudios no mostraron beneficios para los pacientes que utilizaron la droga. El Consejo Federal de Medicina condicionó su uso al criterio médico y el consentimiento del paciente. 6000 brasileños participaron en 12 estudios diferentes que fueron aprobados por la Comisión Nacional de Ética en Investigaciones y tanto Henrique Mandetta como Nelson Teich consultaron el avance de los mismos ante las presiones de Bolsonaro y coincidieron en no modificar el protocolo que no recomienda su uso. A ambos les costó su puesto.
Opinión científica
El Jefe de Farmacología Clínica del Hospital Italiano de Buenos Aires, Ventura Simonovich, le contó a El Destape que desde el comienzo de esta pandemia “se tomaron muchas decisiones emocionales y sin lógica, motivadas por el miedo que se convirtieron en patrones de tratamiento sin ningún tipo de evidencia científica”. El investigador, que trabaja sobre un protocolo para el tratamiento de COVID-19 con plasma de convalecientes que está todavía en pruebas, explicó que “el salto de pruebas simuladas o pruebas in vitro a la comprobación en pacientes en vivo tiene una diferencia descomunal”. En esa línea, sumó: “Me preocupa bastante, teniendo en cuenta que hay una reacción muy peligrosa, que se recomiende el uso de Cloroquina. Existe un riesgo de arritmias potencialmente mortales y las probabilidades de accidentes cardiovasculares son mucho mayores que en pacientes con otros tratamientos". También, mencionó que “sin controles ni ensayos clínicos no se puede recomendar ninguna medicación o tratamiento. Es necesario generar evidencia que permita a las autoridades tomar decisiones basadas en la ciencia”.
Hernán Cohen Arazi, Coordinador del área de investigación y ex director del consejo de Emergencias de la sociedad Argentina de Cardiología, explicó a este medio que “cuando ocurren episodios como este, donde no se trabaja con los tiempos y los elementos necesarios para un estudio profundo, se avanza en función de sesgos”. Contó, además, que “los primeros resultados de estudios de cloroquina reportaron leves resultados positivos pero en muestras muy reducidas”.
“Es similar a lo que pasó con el chikunguña, se probaron medicaciones que parecía que iban a funcionar y finalmente tuvieron que descartarlas”, recordó. “Ante la desesperación de no tener una vacuna y tratarse de una droga barata que ya hay existencias masivas, muchos la vieron como una solución fácil. Pero los estudios más recientes son negativos, porque esta droga no le permite al organismo defenderse del virus”, dijo el Ex jefe de Cardiología de FLENI. Además, el Magíster en efectividad clínica y sanitaria de UBA dijo que “si bien uno puede estar atento a un electrocardiograma, esta droga, en pacientes de COVID-19, puede producir alteraciones en el corazón sin dar alerta y terminar en una muerte súbita o una arritmia mortal”. Arazi concluyó que “no está demostrado en ningún lugar que la droga sirva y recomendarla en este momento no sería ético y pone en riesgo a pacientes”.
Tras el anuncio del presidente, la Sociedad Brasileña de Infectología emitió un comunicado anunciando que el “uso de esta medicación en casos de coronavirus es peligroso, carece de evidencia científica y ha tomado un aspecto político inesperado que aumenta su controversia”. El comunicado aclara: “La elección de esta terapia e incluso la creencia de que COVID-19 es una enfermedad de fácil tratamiento van en contramano de toda la experiencia científica mundial en esta pandemia”.
Según el sociólogo y analista político brasileño Rócio Barreto, “Teich no quiso manchar su biografía habilitando el uso de este medicamento sin el respaldo de la ciencia”. Explicó que “su salida encendió las alertas de la Asociación Médica Brasileña y los Consejos Federales y Regionales de Medicina respecto de las excéntricas e inesperadas decisiones de Jair Bolsonaro".
“El sentimiento popular de los brasileños hoy es el arrepentimiento de haber apoyado a un candidato que se presentaba como lo opuesto a la corrupción y que jamás se uniría a parlamentarios corruptos que solo buscan su propia ventaja”, aclara Barreto y agrega que “para evitar un proceso de impeachment se está reuniendo y haciendo acuerdos con diputados que cobran un precio por su apoyo al presidente y evitar que se depuesto”. Finalmente, los métodos de la vieja política que le sirvieron de chivo expiatorio durante la campaña, son lo que ahora lo respaldan para continuar en el poder.
El mandatario brasileño llegó al poder con un apoyo basado en sus promesas de reformas según sus propias normas morales y la credibilidad que Sergio Moro le otorgaba al acompañarlo como Ministro de Justicia después de haber probado su lealtad a los poderes económicos con la prisión de Lula Da Silva sin sentencia firme. Pero cuando los intereses del mandatario y la impunidad y protección de su familia estuvieron en juego, esa relación se friccionó hasta llegar a su fin. “Moro puede ser el inicio de un proceso de impeachment presidencial, al comprobar sus actos nada republicanos y en contra de la ley al presionar al ex ministro”, opinó el politólogo radicado en Brasilia.
El diario Estadao consideró a la Cloroquina como un crimen de responsabilidad en las manos del presidente y tituló que “Bolsonaro causa daño a la salud pública al forzar el uso” de esta droga. Llegan incluso a acusarlo de actuar en contra de la constitución sancionada en 1988 violando el derecho a la salud de todos los ciudadanos de su país.