Por lo menos 50 personas, entre ellas varios niños, murieron hoy en el sudoeste de Nigeria como consecuencia de un ataque armado a una iglesia católica, que hasta esta tarde no había sido reivindicado por ninguna organización, informó la prensa local.
El ataque, a cargo de un comando armado, ocurrió en la iglesia San Francisco, en la ciudad Owo del estado Ondoy dejó además una cantidad no precisada de heridos, algunos de ellos graves, según los diarios locales The Nation Newspaper y Vanguard News.
Al menos cinco personas invadieron la iglesia y comenzaron a disparar mientras se celebraba una misa, y secuestraron al sacerdote y a varios de los fieles, según un testigo citado por el sitio web de la cadena británica BBC.
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El testigo aseguró que también detonaron un explosivo y que antes y después del asalto a la iglesia dispararon a transeúntes en los alrededores del templo.
La Policía de Ondo confirmó que hubo una explosión en el lugar, sin precisas otros detalles ni adjudicar la responsabilidad por el hecho, según el diario Daily Post y la agencia de noticias ANSA.
Se trata del primer ataque contra una iglesia católica en el sur del país, donde la población es mayoritariamente cristiana, según la agencia Europa Press.
La ONG Afenifere, que defiende los intereses de la etnia yoruba, dijo en un comunicado que se trató de un ataque de pastores nómades musulmanes de la etnia fulani.
El atentado fue dirigido al gobernador (de Ondo) Rotimi Akeredolu por su apoyo inquebrantable a la seguridad en la tierra yoruba, sostuvo la nota, según el diario digital nigeriano Punch.
Los terroristas, en su mayoría extranjeros fulani, deben ser atrapados y asesinados por las fuerzas de seguridad, agregó el texto.
Los fulani son un grupo étnico nómade de religión islámica, dedicado al pastoreo y al comercio, que a menudo se enfrentan violentamente con las poblaciones locales, especialmente cristianas.
Se extienden desde Mauritania hasta Camerún y suman entre seis y 19 millones de personas, según diversas fuentes.
El gobernador dijo en Twitter que se trató de un ataque vil y satánico, calculado contra la gente pacífica de Owo, que disfrutó de una relativa paz a lo largo de los años.
En tanto, el presidente Muhammadu Buhari manifestó su conmoción y tristeza por el atroz ataque y prometió pena eterna para los perpetradores aquí en la tierra y en el más allá.
Solo desalmados del inframundo pueden haber concebido y perpetrado este vil ataque, agregó en un comunicado en el que remarcó que pase lo que pase, este país jamás se rendirá ante los malvados e infames.
Con información de Télam