El próximo jueves se inaugurará el proyecto de reversión del Gasoducto Norte, una obra estratégica para Argentina que requirió una inversión total de 740 millones de dólares. De esa cifra, 540 millones provienen de un crédito otorgado por el Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe (CAF). En este sentido, los usuarios residenciales, estaciones de servicio de GNC e industrias de las provincias de La Rioja, Córdoba, Tucumán, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy podrán acceder al gas producido en Vaca Muerta.
El proyecto implicó la construcción de 122 kilómetros de gasoducto y 62 kilómetros de loops, además del cambio de sentido de cuatro plantas compresoras ubicadas en Córdoba, Santiago del Estero y Salta. Esta obra, que comenzó bajo la administración anterior y fue actualizada por el actual gobierno, permitirá transportar hasta 19 millones de metros cúbicos diarios (MMm³/d) en dirección inversa, hacia el norte del país. Esa cantidad de gas equivale al consumo total de las provincias del norte argentino durante el invierno.
Fuentes privadas vinculadas a la planificación del proyecto informaron que, a partir de 2024, y sobre todo en 2025, Argentina podría ahorrarse entre 1.500 y 1.960 millones de dólares al año, dependiendo de los precios futuros del gas y los combustibles líquidos. Esto se logrará gracias a la menor dependencia de importaciones y la mayor disponibilidad de gas local para abastecer tanto a hogares como a industrias, e impulsar nuevas actividades como la minería de litio.
El Gasoducto Norte es, hasta ahora, la única obra pública nacional licitada bajo el gobierno de Javier Milei, y fue posible gracias al financiamiento del CAF, que prioriza el desarrollo de infraestructura energética en la región. Esta obra es vista como un pilar fundamental para el futuro energético del país, ya que no solo beneficia a las provincias del norte, sino que también contribuye a la estabilidad del sistema energético nacional.
La ejecución de la obra fue llevada a cabo por la Unión Transitoria de Empresas (UTE), conformada por Techint y Sacde (de Pampa Energía), bajo la supervisión de la empresa estatal Enarsa (Energía Argentina S.A.). La UTE ya contaba con experiencia en la construcción de grandes obras energéticas, como el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.
Durante la construcción de la reversión del Gasoducto Norte, más de 1.400 personas trabajaron en su ejecución, alcanzando un ritmo de avance promedio de 3 kilómetros por día, con un total de 4.059 soldaduras realizadas en 41 días. Este esfuerzo permitió completar la infraestructura necesaria para garantizar el suministro de gas en el norte del país.
En paralelo a la finalización de este proyecto, Argentina dejó de importar gas desde Bolivia en septiembre de este año, poniendo fin a una relación comercial que se inició en la década de 1970 y que se profundizó en los últimos 20 años. El contrato vigente, firmado en 2006, estaba previsto que finalizara en 2026, pero el incremento en la producción de gas local hizo innecesario continuar con estas importaciones.
El gas producido en Argentina tiene un costo promedio de 3,5 dólares por millón de BTU, llegando incluso a 2 dólares durante los meses de verano. En comparación, el gas importado desde Bolivia costaba 11,8 dólares por millón de BTU, lo que subraya la importancia económica del cambio hacia la autosuficiencia energética. Con la reducción de importaciones, se espera que para 2025 el precio promedio del gas disminuya a 4,10 dólares por millón de BTU, un ahorro significativo respecto al costo actual.
A medida que Argentina incrementa su producción de gas, Bolivia enfrenta una disminución en sus reservas, lo que podría generar oportunidades para que Argentina exporte gas a Brasil en el futuro cercano. En este contexto, el gobierno ha habilitado la libre competencia para la exportación de gas, lo que abre la puerta a nuevos mercados y refuerza el papel de Vaca Muerta como un motor de desarrollo energético para el país.