(Por Héctor Puyo) La obra performática "El árbol", escrita y dirigida por Natalia Martirena y Luciana Olmedo Wehitt, une varios lenguajes -entre ellos el teatro y la danza- y se despedirá el domingo 28 de la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, de la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, donde realizó múltiples funciones con entrada libre y a sala llena.
La pieza resultó ganadora en 2019 del concurso anual "Teatro Nacional Cervantes produce en el país", que el coliseo porteño -único teatro nacional de la Argentina- organiza para promover a los creadores y creadoras de las distintas provincias, pero la incidencia de la Covid-19 no había permitido su estreno hasta el pasado octubre.
"'El árbol' surge a partir de la lectura del libro del escritor, editor y crítico bahiense Héctor Libertella 'El árbol de Saussure: una utopía', cuya cita apócrifa que da comienzo al texto se pregunta por la desaparición del signo. Ese interrogante es el que guía nuestra búsqueda", apuntó Natalia Martirena en diálogo con Télam, y añadió:
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"¿Qué sucede cuando el significado no es uno solo, cuando deja de ejercer su primacía sobre el significante? ¿Cómo se transforma el lenguaje si el significado se expande? El disparador fue trabajar esas derivas, ir más allá y más adentro de la escritura, de la palabra y de la letra. Volver a darle entidad al cuerpo, a su sentir, como fuente de acceso al conocimiento; recuperarlo como signo".
- Télam: ¿Por qué la obra es una "performance", que a la vez tiene una escritura previa y una dirección?
- Natalia Martirena: La mayor parte del trabajo preliminar, escritura previa y producción tiene que ver con hacer un trabajo práctico que integre a varias personas para poder generar en esta obra una suma de miradas. En especial porque es, además, una oportunidad única de profesionalizarnos con la propuesta del "Teatro Cervantes produce en el país".
Como el trabajo de producción es un trabajo práctico está totalmente integrado en la tarea de la escritura previa y también en la de definir caminos y puestas en común. Para eso hicimos miles de mapas para dar un marco: el cómo y el cuándo de cada escena fue muy organizado. Además tuvimos una tutoría generosa y lúcida de Mariana Obersztern.
- T: ¿Cómo fue el ritmo de trabajo?
- NM: Cuando llegamos a la situación de dirección todas esas preguntas e ideas empezaron a estallar porque tuvimos solo ocho semanas para montar. Al ser tantos lenguajes diferentes su aparición era una carrera en el tiempo. Esto nos llevó a imaginar la espera como única salida. Eso resultó un desafío. Trabajar con muchas cosas no significa que la economía de los medios no siga presente; había como una necesidad de ir a lo simple con cierta aversión a que se note que hay inversión.
Con Luciana queríamos que la obra trabajara con lo necesario y eso era una pauta. Quizás hablar de "performance" no es del todo exacto; se trata de una puesta donde no hay algo más importante que otra cosa: ni el texto, ni la imagen, ni la danza, ni el espacio, ni lo sonoro.
- T: ¿Qué papel cumplen los elementos técnicos (música, luces, etcétera)?
- Luciana Olmedo Wehitt: La música, la luz, los registros audiovisuales y las animaciones son ramificaciones que contribuyen a ampliar el sentido: algunos exploran la materialidad de la palabra, otros la tensan y/o la complementan. Todos nos obligan a preguntarnos sobre cómo conocemos; a cuestionarnos si solo se aprende con el intelecto o si, quizás, a veces no es mejor desaprender. Tal vez, como escribe Libertella, "el futuro ya fue".
- T: ¿Con la fragmentación se buscó un "espectáculo total"?
- NM: La estructura y el concepto estaban ahí, en la fragmentación, como en el texto de Libertella: una fragmentación que está cohesionada con todo lo complejo que es ver cómo se arman sistemas de semejanzas y contrastes en esas partes. La reescritura, presente en toda la obra de Héctor, en nosotras operó para reescribir en materialidades distintas a la vez.
- T: Quiere decir que se "saltean" los géneros escénicos.
- NM: Muchas preguntas surgen de obligarnos a repensar las estructuras teatrales, especialmente en este juego de disloques que operan en estas relaciones de lenguajes. Creo que ahí la palabra "performance" funciona porque no es solo teatro, pero tampoco es una definición de performance a la que nos atamos sino más bien un procedimiento que la incluye.
- T: ¿Cuál es el papel del cuerpo de los intérpretes en la pieza?
- NM: Un cuerpo que es joven y un cuerpo que es mayor; un cuerpo veloz que fija y secuencia y un cuerpo que marca otros tiempos y precisa de otra manera. Para nosotras el cuerpo era clave: no queríamos un joven vestido de arrugas sino un viejo que se moviera con su energía durante toda la obra.
Libertella trabaja la idea de que las arrugas de un bebé y las de un viejo son similares, se tocan. El cuerpo tiene una temporalidad y una forma que para nosotras no eran representaciones sino claramente la mediación con el tema. El tiempo no es una abstracción; es un organismo vivo.
- T: ¿Cómo fue la repercusión de "El árbol" en el público de Bahía Blanca? ¿Hay un público ávido de teatro y experimentación en la ciudad?
- LOW: La obra tiene muy buena repercusión. Hay personas que vinieron a ver la obra hasta tres veces: adolescentes, adultos. No podría contestar qué quiere o qué busca el público bahiense, pero como seres humanos creo que sí necesitamos frenar. Esta obra incomoda, obliga a hacer una pausa; la información no viene procesada sino que el espectador debe masticarla en primera persona.
- T: ¿El público bahiense reconoce la labor del TNC, que para muchos es una institución geográficamente distante?
- LOW: Creo que, indirectamente, el público reconoce esta labor. El hecho de que, gracias a la financiación del TNC la obra sea gratuita, permite que personas que no suelen ir al teatro se acerquen y que quienes sí son habitués, vengan más de una vez. Quienes sí, directamente, reconocen este acompañamiento fundamental son los artistas locales, sean o no parte de la obra. Es clave que las instituciones culturales apoyen económica y humanamente los proyectos artísticos; que generen políticas públicas que permitan la profesionalización del trabajo.
Con información de Télam