La frase “no voy a ser candidata a nada” que dejó sobre el final de su alocución la vicepresidenta Cristina Fernández tras conocerse el fallo judicial que busca su proscripción dejó, junto a una sensación de vacío, muchos interrogantes sobre el futuro del país. La elección presidencial no evidencia candidatos firmes por parte del oficialismo y, aunque las perspectivas económicas repuntaron, la imagen negativa del presidente Alberto Fernández se mantiene alta y en alza. “En materia de expectativas económicas, el 'optimismo' sobre la evolución de la economía creció al entorno del 30 por ciento de la muestra. Se trata del mayor valor desde enero de 2022 y, aunque no puede lograr los niveles de 2021, viene recuperándose paulatinamente aún en medio de un régimen de inflación muy escalado”, revela la encuesta de la consultora Analogías. En contraposición, la imagen positiva de Alberto Fernández se contrajo del 36,9 por ciento en octubre a 35,8 por ciento en noviembre, mientras que la negativa creció en ese lapso de 60 a 61,5 por ciento.
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“Es evidente que una mayor centralidad del poder político en el manejo de la política económica, a partir de la asunción de Sergio Massa en el Ministerio de Economía, mejoró la posición del Gobierno en términos de opinión pública”, sostuvo Marina Acosta, directora de Comunicación de la consultora. Es la apuesta –o única alternativa—a la que pone sus fichas el Ejecutivo en la próxima contienda electoral: llegar con una mejora en la actividad que llegue a los hogares, donde la figura de Massa podría sumar aún mayor centralidad. El “pleno” en materia económica que pondría en carrera al Gobierno es bajar la inflación, con lo cual una mejora en el poder adquisitivo de los hogares se haga evidente. Hasta el momento, la desaceleración es muy lenta y los tiempos económicos no parecen acompañar a los políticos.
“La base de apoyo del Gobierno Nacional se recuperó fuertemente durante noviembre y alcanzó casi 45 puntos de la muestra. Se consolidó en los niveles del primer semestre de 2021, en el mayor valor de las últimas 16 mediciones mensuales. En tanto la imagen positiva del presidente Alberto Fernández se mantuvo en el entorno de los 36 puntos”, señala la encuesta de Analogías. “El alto índice de inflación continúa marcando las preocupaciones de la ciudadanía. El acuerdo/desacuerdo con el programa de Precios Justos presentó una relativa paridad, con una valoración positiva alta comparada con anteriores acuerdos de precios. Se confirma, así, que hay una expectativa creciente respecto de la posibilidad de moderar y bajar la tasa inflacionaria”, señala la consultora.
Salarios en las urnas
En línea con lo que se viene exhibiendo desde la salida de la pandemia, la mirada a futuro sigue siendo hacia una recuperación del ritmo de actividad económica, pero sin que haya una correlación directa en el bienestar de la población. De acuerdo con las cifras del INDEC, la actividad económica ya alcanzó el valor máximo de finales de 2017, mientras que el poder adquisitivo de los salarios acumula una pérdida de 25 puntos porcentuales desde el valor máximo de un lustro atrás. Básicamente, la perspectiva es que la apropiación de la renta seguirá en manos del sector empresario. “Es mayor la expectativa sobre el crecimiento de la actividad económica que sobre la recuperación del poder adquisitivo de los ingresos. No obstante, la posibilidad de que el Gobierno regule un aumento general de salarios por decreto volvió a registrar una alta aprobación (62 por ciento)”, detalla el informe de la consultora Analogías.
De acuerdo con el Estudio de Opinión Pública, el Gobierno recupera apoyo desde los niveles mínimos de septiembre a partir de una leve pero sostenida mejora en las expectativas y un mayor orden en sus expresiones públicas, aún con las diferencias administradas que todavía existen dentro de la coalición sobre temas sensibles como la política de ingresos. “Previsiblemente esta noción de un orden mayor y de centralidad de la política económica mejore la confianza en que se logre reducir la tasa de inflación, el principal desafío de la gestión de cara a las elecciones del año que viene”, revela la encuesta de Analogías.
La expectativa sobre la situación económica en los próximos dos años es para el 30 por ciento de las personas encuestadas que será mejor, mientras que el 61,3 por ciento anticipa un empeoramiento de la actividad. Si se toma el 2023 en particular, se espera una mejora en la actividad para el 25,1 por ciento de las respuestas relevadas, mientras que el 33,5 por ciento anticipa que será menor el crecimiento.
En referencia a la inflación, el programa Precios Justos presenta una mayor difusión entre la población, que ediciones anteriores de esquemas de congelamiento similares. No obstante, la expectativa no es positiva respecto su éxito. “Hay una expectativa creciente respecto de la posibilidad de moderar y bajar los altos niveles de inflación”, señala la encuesta, aunque no hay acuerdo sobre el uso de la herramienta de control de precios. Respecto de la decisión del Gobierno de congelar el precio de 1800 productos por cuatro meses, el 47,3 por ciento de las personas encuestadas se manifestó en desacuerdo, mientras que 43,6 por ciento expresó estar a favor.
Más allá de la posibilidad de que la baja en la inflación pueda generar las condiciones para una recuperación del poder adquisitivo de los ingresos, seis de cada diez consultados por la encuesta considera necesario que el Gobierno regule un aumento general de salarios por decreto. Pero las idas y vueltas sobre el tema también impactan en la mirada a futuro, donde el 46,9 por ciento de los encuestados prevé que se mantendrá la tendencia de una pérdida de poder adquisitivo de los ingresos, mientras que el 18,4 por ciento y el 17,5 por ciento consideran que será igual o mayor respectivamente. Por último, la limitación que tiene el Gobierno para desarrollar su política económica por el acuerdo con el Fondo Monetario no es comprendido en toda su magnitud. Solo un 37 por ciento respondió que la Argentina debe renegociar el acuerdo con el Fondo para se corrija en sus términos y se pueda incorporar los efectos de la guerra en Ucrania y la crisis internacional.
Casi un 27 por ciento respondió que no es necesario revisar el acuerdo y un 36 por ciento manifestó “no saber”. Se trata de la peor herencia que dejó el macrismo y que, por el momento, se mantiene silenciosa; obstaculizando la recuperación económica y, con ella, la carrera electoral de cara al año próximo.