El dueño de X, Elon Musk, encabezó una entrevista en vivo en su red social a Alice Weidel, colider y candidata del espacio de derecha Alternativa para Alemania (AFD), en el que le brindó su apoyo para las elecciones federales del 23 de febrero.
No solo le brindó su apoyo a otro un liderazgo derechista en el mundo, sino que el empresario se encargó de lavarle la cara al espacio. Al punto que Weidel se despegó del último gobierno autoritario en Alemania, definiendo a Adolf Hitler como un "comunista".
“Hitler se consideraba un socialista. El Estado fundó compañías, pedía grandes cantidades de impuestos, nacionalizó industrias enteras”, afirmó Weidel, que dijo que AFD era “el único partido protector de los judíos en Alemania”.
Widel definió a AFD como "un partido conservador libertario" y se lamentó que sean señalados como "extremistas de derechas”. En el live seguido por más de 200.000 usuarios, la diputada de la Bundestag agradeció a Musk por haber mantenido “una conversación normal”, a diferencia de otros medios de comunicación que, consideró, la presentaban “de forma extremadamente negativa".
“Pienso que Alice Weidel es una persona muy razonable y eso se puede ver en esta conversación”, comentó el dueño de X y Tesla y acotó: “Recomiendo votar a AFD si se está descontento con la situación”.
Alemania va a la urnas el 23 de febrero, luego de que el canciller Olaf Sholz perdiera la moción de confianza del parlamento y se rompiera la coalición tripartita del gobierno, con la salida del ministro de Finanzas de los Demócratas Libres, Christian Lindner.
Sholz, pertenenciente al Partido Socialdemócrata, fue puesto en la mira por Musk, al igual que la Unión Democrática Cristiana, el partido que con la ex canciller Ángela Merkel comandó Alemania y se presenta como potenciales rivales de la derecha.
"La última chispa de esperanza", había dicho Musk sobre AFD. El dueño de Tesla, que interfiere en las elecciones apoyando a gobiernos de derecha y autoritarios como el de Donald Trump en Estados Unidos y Javier Milei en Argentina, también comenzó a poner el ojo en Reino Unido, criticando abiertamente al primer ministro laborista, Keir Starmer.