A través de cartas, originales de su escritura, ilustraciones y objetos domésticos, la exposición "Una ciudad grande y sucia: Dickens y la niebla de Londres" en el Museo Charles Dickens ilustrará el alcance y el impacto de la niebla en el siglo XIX, causada por la quema de carbón en industrias y hogares y, a la vez, establecerá paralelismos con los problemas contemporáneos de la contaminación del aire.
Dickens estuvo rodeado de niebla toda su vida. Lo afectó a él, y a sus personajes, desde la infancia hasta sus últimos días y se convirtió en una inspiración y una presencia inminente en sus libros, dijo a The Guardian Frankie Kubicki, curador principal del museo, a cargo de la muestra que estará abierta al público del 29 de marzo al 22 de octubre.
Sin embargo, la niebla y el humo no siempre fueron vistos negativamente; Mientras que Dickens utiliza a menudo la contaminación para representar una fuerza malévola o un personaje sombrío, las hogueras de carbón de Londres y las farolas de gas parpadeantes pueden ser vistas conmovedoras y nostálgicas que consolaron a los londinenses, aclaró.
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Entre los objetos en exhibición se encuentra un atizador de fuego de la última casa en la que vivió Dickens en Kent. Según relata el curador, Dickens era una "persona muy activa" y, a menudo, realizaba tareas comúnmente asignadas a los sirvientes. Me lo imagino atendiendo el fuego. Para él, el fuego era símbolo del calor hogareño y de la comodidad. Pero en Londres también se relacionaban con los incendios domésticos, un gran problema de la época como también el humo industrial.
Se exhibirán partes originales de la primera edición de la novela "con más niebla" del autor, "Bleak House", que se publicó por primera vez como una serie en 20 partes distintas. También estará presente un hermoso pañuelo de encaje propiedad de la familia Dickens, una prenda que solía usarse a modo de barbijo para cubrirse la boca y la nariz en medio de una densa niebla. En varias de las cartas, Dickens advierte sobre su propio "problema en el pecho": tenía tos, sibilancias, dificultad para respirar, todos síntomas de un padecimiento que seguramente era asma empeorada por la mala calidad del aire.
Dickens escribió sobre lo que vio. La niebla es una parte muy importante de la experiencia londinense en el siglo XIX: la gente se sentía acosada por ella, recordó Kubicki sobre las nieblas que eran densas, amarillas, difíciles y muy comunes durante el siglo XIX, a menudo nieblas amarillentas, oxidadas, y grasientas. Sin embargo, el curador consideró que el autor también usó las referencias a la niebla como símbolo de engaño o confusión.
Con una mirada actualizada de la obra de Dickens, la exposición también analizará cómo Londres ha intentado (y generalmente ha fallado) abordar la contaminación del aire durante los últimos 200 años. Aunque ya no experimentamos las nieblas persistentes, espesas con vapores sulfurosos letales, que describe Dickens, la calidad de nuestro aire sigue siendo una preocupación importante, aceptó la directora del museo Cindy Sughrue.
Con información de Télam