Un niño de 11 años se acercó, el pasado domingo, hasta la Comisaría N° 21 de la localidad de Pichanal, en la provincia de Salta, para pedir ayuda y denunciar a su papá, que golpeaba salvajemente a su mamá. Le suplicó a la fuerza de seguridad y manifestó que si no intervenían rápidamente, la iba a matar. La Policía reaccionó a tiempo, se dirigió al domicilio y le salvaron la vida a la mujer, deteniendo -por la fuerza- al violento.
Según informaron fuentes judiciales a Infobae, el hombre de 43 años comenzó a agredir a la víctima -madre de sus tres hijos- en medio de una discusión y durante la conversación, tomó un arma y le dio un culatazo en la cabeza de la mujer provocando su posterior desmayo. Los medios locales señalaron que el niño tomó, supuestamente, una moto y condujo seis cuadras hasta la dependencia policial para pedir por la intervención de los efectivos.
Cuando el acusado observó a la policía dio un disparo al aire y tensó, aún más, toda la situación. Más allá de la violencia que caracterizó a la detención, el hombre fue rápidamente reducido y detenido, acusado de los delitos de "lesiones doblemente agravadas por ser cometidas a su pareja mediando convivencia y por violencia de género". Por otro lado, cabe destacar, lo acusaron de amenazas agravadas por el uso de arma de fuego y portación ilegítima de la misma.
Por su parte, la madre del niño fue llevada en ambulancia hasta un hospital local. Según informaron, está fuera de peligro pero con un fuerte hematoma en la cabeza. La causa está cargo, actualmente, de la fiscal Pichanal, María Sofía Fuentes, quien todavía debe practicarle una cámara Gesell al menor para esclarecer lo ocurrido en la situación. Por otra parte, solicitó al Juzgado de Garantías que se mantenga la detención por riesgo de fuga.
Según el Ministerio Público Fiscal de Salta, en su declaración la mujer dijo que no es la primera vez que su pareja se comportaba de forma violenta contra ella y aclaró que nunca antes había denunciado por miedo o temor a las consecuencias. Ahora, tras lo ocurrido, solicitó medidas de protección.
Cabe destacar que este comportamiento no es sorpresivo ya que a pesar de las duras cifras que se repiten, año tras año, la Justicia no toma medidas eficaces para proteger a las víctimas ni tampoco actúan, desde las fuerzas de seguridad, para controlar a los agresores ya denunciados. Esto muestra que, a pesar de la implementación de capacitaciones bajo la Ley Micaela, todavía no se observa la perspectiva de género esperada para evitar los maltratos y la revictimización.