El coronavirus sigue impactando fuertemente en los diferentes países del mundo. La situación de Sudamérica se mantiene complicada y la segunda ola en Europa empeora todos los días. Actualmente, hay más de 9 millones 400 mil casos activos, casi 31 millones de recuperados y más de un millón de fallecidos (2,74%) desde que se inicio la pandemia. Y poco a poco, se realizan más descubrimientos sobre la enfermedad.
Una de las medidas sanitarias llevadas adelante, más allá del distanciamiento social, es el de la utilización de tapabocas o barbijo. Esto se debe a que el virus ingresa por la boca y los orificios nasales, como también a través de los lagrimales de los ojos. Uno de los principales conocimientos que incorporamos es que las gotitas de saliva contagian y propagan el COVID-19.
Por esta razón se tomaron distintas determinaciones y no se permite, por ejemplo, compartir mate. Una simple charla familiar o no respetar las medidas de prevención pueden generar una situación de riesgo. Ahora se conoció que estas gotitas que expedimos en forma de aerosol, involuntariamente, se esparcen con mayor cantidad ante las palabras con las consonantes "T", "P", "D" y "B".
La investigación que detectó este mecanismo, que libera una mayor cantidad de microgotas, fue realizada por los científicos Manouk Abkarian, de la Universidad de Montpellier, Francia y Howard Stone, de la Universidad de Princeton, Estados Unidos. Los resultados de ambos científicos fueron publicados en la revista Physics.
Con respecto a este estudio, ambos contaron que "el habla es una vía potente de transmisión viral" y dejaron en claro que "es difícil desarrollar estrategias de mitigación bien fundamentadas ya que no se ha visualizado ningún mecanismo de aerosolización en la cavidad bucal". ¿Cómo lo lograron? Grabaron con una cámara de alta velocidad a un voluntario y le pidieron que pronuncie una serie de palabras.
Lo que ocurre es que se forma una película de saliva en los labios y al separarse, una serie de filamentos quedan tensionados. Por la fuerza del aire se desprenden y se rompen formando las gotas. Los investigadores especificaron que el proceso se repite en las consonantes oclusivas comunes, es decir, en aquellas en las que el sonido se produce obstruyendo y luego liberando la salida de aire.
Otro hallazgo del estudio es que al utilizar un bálsamo labial, la cantidad de gotitas rociadas al hablar se reduce cuatro veces y por eso ambos científicos proponen y plantean que comiencen a ser más usados. Por lo menos, durante la pandemia. Se desconoce si hay idiomas más propensos al esparcimiento de saliva, si la edad influye o si el virus realiza algún tipo de modificación en los portadores.