Nuestra idiosincrasia, ese sentimiento que nos hace puramente argentinos, se encuentra en nuestro ADN. Somos argentinos por herencia y por cultura. Desde chicos aprendemos a distinguir y respetar nuestros símbolos patrios.
El sentido de pertenencia también crece con el tiempo. En la escuela cantamos el himno y conocemos a los próceres de nuestra historia. San Martín, Belgrano y Sarmiento. El primer gobierno, el amor a la bandera.
También en la escuela, o con la familia y los amigos, descubrimos que los símbolos nacionales son muchos más. Un buen mate, el tango, Maradona y el asado. En esta nota, te invitamos a revivir nuestras representaciones más importantes.
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¿Qué es un símbolo nacional?
Los símbolos nacionales pueden ser imágenes, objetos o figuras, que tienen la misión de representar a una nación o país. A su vez, esos símbolos nos diferencian de otros países.
Son denominadores comunes, emblemas que sirven para identificarnos y crear cohesión entre los habitantes de una nación. Las formas y los colores elegidos tienen su razón de ser.
Las banderas, las flores, los escudos y los animales nacionales nos distinguen. Pero lo que de verdad nos hace únicos con respecto a los demás, es una historia propia, creada desde el origen de la nación.
¿Qué representan los símbolos patrios?
Los símbolos patrios representan nuestra cultura y tradiciones. También los ideales con los que se conformaron las naciones. Cada país guarda la memoria de sus orígenes.
En el caso de la República Argentina, su formación como estado nacional fue un largo proceso. Cuando era parte de la colonia española no tenía símbolos que la identificaran. Se aprobaron y establecieron con el correr del tiempo.
Los símbolos nacionales nos representan, entonces, frente a otros países. Pero también tierra adentro. La cultura y la tradición compartida nos hermana con gente que no conocemos. Nos vuelven un país federal.
Símbolos patrios de Argentina
La bandera, el escudo y el himno son nuestros principales símbolos patrios. Ellos nos identifican como Nación. El Decreto 10.302, de 1944, lo establece de manera oficial. Es el Ministerio del Interior el encargado de custodiarlos.
Nuestros principales símbolos patrios son la bandera, el escudo y el himno. En 1944 un decreto los oficializó.
Nuestros símbolos están presentes en las instituciones del Estado y también en los eventos deportivos. Son parte de nuestra imagen frente al mundo. Tanto que muchas veces se consideran tan sagrados como las imágenes religiosas.
La Bandera
Lo estudiaste en la escuela, lo aprendiste de memoria. La bandera es nuestro mayor símbolo patrio: es “la enseña que Belgrano nos legó” un 27 de febrero de 1812. Se consagró en 1816, con sus clásicos colores celeste y blanco, por el Congreso de Tucumán.
Desde entonces, es nuestra bandera oficial, con sus tres fajas horizontales, dos celestes y en el medio la blanca. El sol de color oro es el mismo que se usó en las primeras monedas argentinas.
Seguí leyendo: la historia del origen te va a interesar. Siempre nos mostraron una versión romántica acerca de la inspiración en el cielo y las nubes. O que fue motivado por los colores del manto de la Virgen Inmaculada Concepción.
Pero, a su vez, son los colores elegidos por la dinastía de los Borbones. Ellos daban una condecoración llamada la Orden de Carlos III. Era celeste, blanca y celeste. Fue la misma que adoptó Belgrano para el cuerpo de los Patricios en sus gorros militares.
En Rosario, frente a la primera bandera cosida, los soldados juraron fidelidad. A orillas del río Pasaje, que desde entonces se llama Juramento, se comprometieron a vencer a los enemigos de la América del Sur.
La Escaparela
Para sorpresa de muchos, la escarapela no es un símbolo nacional. No se lo considera como uno de los principales. De todas formas, es parte de nuestra identidad y se la usa en las fechas patrias, durante los actos y eventos.
El 18 de mayo se estableció, en el calendario oficial, como el Día de la Escarapela Nacional. Sus formas son diversas, puede ser un moño o una cinta, un lazo o un rosetón de tela o de plástico. También se la denomina “cucarda”.
La escarapela es anterior a la bandera. Fue creada en mayo de 1810. Recién en 1812 su uso fue reconocido por medio del Triunvirato que, por entonces, estaba a cargo de las decisiones luego de reemplazar a la Primera Junta de Gobierno.
El general Manuel Belgrano tenía una difícil misión. Debía enfrentar las fuerzas españolas en las costas del río Paraná. Para ello, se instaló con el Ejército del Norte en un fuerte construido para combatirlos. Y solicitó el uso de una escarapela.
La nueva enseña venía a reemplazar la que habían utilizado hasta entonces de color rojo. Servía para identificarse entre los compañeros del Ejército Revolucionario y para diferenciarse de las tropas enemigas.
El Escudo
Durante la época del virreinato, era una costumbre extendida que las cartas oficiales se sellaran con lacra. La Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata adaptó uno. Se usaba para mostrar autenticidad.
El Escudo Argentino es una reproducción del mismo sello. Testimonio de nuestra historia, todavía se conservan dos cartas de ciudadanía en el Museo Histórico Nacional. Fueron expedidas por la Asamblea el 22 de febrero de 1813.
La forma del escudo nacional es de una elipse. En la parte superior, el color azul celeste representa justicia, verdad, lealtad y fraternidad. La parte inferior es de color blanco. Así se representa la pureza, la integridad y la firmeza.
En ese espacio dos manos sostienen un asta, ella es la autoridad. En la parte superior se ve un gorro frigio, símbolo de libertad. Unas manos entrelazadas representan la unión fraternal tanto de los hombres como de los pueblos.
El sol que asoma representa la verdad y la prosperidad. Por último, las dos ramas de laureles que rodean el escudo son símbolos de victoria. En la base se cruzan y están atados con un moño que tiene los colores de la bandera nacional.
El Himno Nacional
Durante la Revolución de Mayo surgió la necesidad de tener un himno propio. Este símbolo patrio empezaría a representarnos a todos los argentinos. Su historia es de lo más interesante.
Su letra fue compuesta por Vicente López y Planes en 1812. La música era de Blas Parera y tuvo arreglos de Juan P. Esnaola. La letra original es más extensa que la que cantamos. Recién con el decreto 10.302, en 1944, se establecen los versos definitivos.
La letra del himno fue compuesta por Vicente López y Planes en 1812. Recién en 1944 se establecen los versos definitivos.
Existe un primer himno patriótico. Fue encargado a Fray Cayetano Rodríguez, con música de Blas Parera pero, si bien llegó a cantarse, no tuvo el éxito esperado.
Es por eso que, en 1813, la Asamblea General Constituyente lo intenta por segunda vez. Se convoca a los autores a presentar un himno que muestre los ideales de la Revolución de Mayo. Buscan que simbolice el patriotismo del pueblo.
Entonces llega la obra de López y Planes. Este símbolo patrio es adoptado como parte de nuestra identidad. Las teorías señalan que la primera vez que se tocó fue en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson.
Tan popular fue que se cantó en eventos oficiales, en campos de batalla y en enfrentamientos deportivos. Empezaron a circular muchas versiones. En nuestros tiempos, la que hizo Charly García en los 90 generó una gran polémica.
El músico argentino había realizado una versión en tiempos de rock. Sonaba en todos lados. Pero muchos decían que se trataba de una ofensa a los símbolos patrios. El caso llevado a juicio terminó cuando un tribunal autorizó su difusión.
Otros símbolos no oficiales que nos representan
Vimos que los símbolos patrios son importantes para nuestra cultura y nuestras tradiciones. Pero existen otros símbolos nacionales que pueden funcionar como denominadores comunes. ¿Cuáles se te ocurren?
Nos referimos a esas costumbres, platos, deportes o estilos musicales que nos atraviesan desde que somos chicos. Lo que vimos o comimos, la emoción compartida, tiene sentido cuando nos constituye. Hicimos una selección y vamos a repasarlos.
Asado
El asado no es un invento argentino pero bien podría serlo. En una época de abundancia en el campo, el ganado era un recurso accesible. Los gauchos podían disponer de las vacas y alimentarse con ellas, que en general pastaban libres.
Hay testimonios del siglo XVIII que relatan las costumbres de los paisanos que comían la carne apenas asada. En una fogata disponían los pedazos, con o sin hueso, y en rueda se dedicaban a la tarea de devorarla.
Algunas fuentes del siglo XVIII hablan sobre la costumbre de los paisanos de comer carne asada.
Al cronista inglés John Miers, que estuvo en Argentina en 1818, le llamó la atención la manera en que se cocinaba la carne. Destacaba que a medida que se asaba, cada gaucho cortaba tajadas y comía, sin siquiera sentarse a la mesa.
Tal vez la primera vez que haya aparecido el procedimiento sea en el libro Cocina ecléctica. Ahí estaba la explicación detallada para preparar el famoso “asado argentino”.
A mediados del siglo XX se volvió una costumbre, también en las ciudades. Hay carnicerías en los barrios y se adaptan las parrillas como espacio de derecho ganado. Comer un buen asado, para muchos, es símbolo de fraternidad.
Tango
El 11 de diciembre es el Día del Tango. El compositor y productor musical Ben Molar lo propuso porque es el aniversario del nacimiento de Carlos Gardel, en 1890. También es el de Julio De Caro, en 1899. Símbolos nacionales del tango.
Los orígenes de esta música y baile datan de fines del siglo XIX. La ciudad de Buenos Aires recibía grandes corrientes migratorias. Muchos extranjeros escapaban del hambre y llegaban a la tierra prometida. Españoles e italianos la empezaban a considerar su hogar.
Así se formaron comunidades, en el barrio de la Boca o en San Telmo. En esos conventillos, en los bares de arrabal se empezó a bailar tango. No era un baile elegante, todo lo contrario. Al principio era solo entre hombres.
El género proviene de la fusión de otros ritmos, no hay pureza sino combinación. Se empiezan a destacar algunos artistas: Francisco Canaro o Roberto Firpo, a fines del siglo XIX.
Luego es el turno de la “Guardia Nueva”, que llega con una propuesta estilística diferente. Hay una búsqueda a través de instrumentos como el bandoneón, el violín y el piano. Figuras como Julio De Caro quedan en la historia.
Pero es Carlos Gardel quien resume el sentimiento de una época. Su talento y su muerte trágica en un accidente de avión lo vuelven una figura inoxidable. Surgen músicos de la talla de Homero Manzi o Enrique Santos Discépolo.
El tango retrata un sentir común. La nostalgia por un pasado que fue o que pudo ser. La vida cotidiana, el desarraigo y el desamor. Por eso se dice que “el tango es un sentimiento que se baila”.
Troilo, Pugliese, Goyeneche o Salgán. Son los nombres de artistas que volvieron más popular el tango en una época de oro, durante los 40 y 50. Pero no sería hasta la aparición de Ástor Piazzola que el tango se fusionaría con el jazz.
Actualmente, el tango se considera un género popular. Nos hizo aun más conocidos en el mundo. Hay mundiales de tango que se bailan hasta en Japón. Todavía hoy, que se lo explora desde la fusión con la electrónica, el tango tiene mucho para dar.
En diciembre de 2009, el tango fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La decisión corresponde al Comité Intergubernamental de la UNESCO.
Mate
El mate proviene de los indios guaraníes. Ellos consideraban la planta de la yerba como sagrada. Usaban las hojas como bebida y valor de cambio. Caá en guaraní significa yerba, planta y selva.
Los españoles observaron estas costumbres y las difundieron en el Virreinato del Río de la Plata. Luego, los jesuitas promovieron el cultivo en sus misiones jesuíticas guaraníes. Gracias a ellos, la yerba mate se popularizó.
Desde entonces, el mate es una costumbre y una compañía. Antes de la pandemia, tomar mate entre amigos era un símbolo nacional de unión. Un momento de intimidad compartido.
En un mate de cuero, cerámica o calabaza, la costumbre gana adeptos que lo toman en cualquier momento y ocasión. Las variantes son miles, con yuyos y azúcar o solo y amargo, pero no hay dudas de que el mate genera fraternidad.
Voseo
El voseo es una forma coloquial muy utilizada en Argentina. Se trata de un fenómeno gramatical característico del rioplatense. Proviene de España y se usó hasta el siglo XVIII pero luego empezó a desaparecer.
Se utiliza el “vos” como pronombre personal. Está referido a la segunda persona del singular. Hacia el siglo XV se lo decía para diferenciarlo de la fórmula de cortesía con que se trataba a la realeza. El “vuestra merced”.
En España dejaron de usarlo y quedó el pronombre “tú” para el trato de confianza. Las cortes virreinales lo difundieron en países como México, Perú y Bolivia, entre otros. En donde no se difundió el uso, o se eligió continuar, el tratamiento fue de “vos”.
Gran parte de Argentina, Uruguay, Paraguay, América central y una zona del estado de Chiapas, en México, vosea. Hay países que lo usan en forma alternada, como en Chile o en sectores de Venezuela y Colombia. También en Costa Rica.
Llama la atención y hasta les resulta curioso a la gente de otros países que usemos el “vos” cuando hablamos entre nosotros. Ahora sabés cuál es la verdadera razón de este fenómeno.
El fútbol
En Argentina todo lo hacemos a lo grande. En cuestión de segundos podemos ser los mejores o los peores del mundo. Así es el sentimiento que tenemos por el fútbol. Aprendemos desde la infancia a ser hinchas de un equipo y amar a la pelota.
Los potreros y las canchas suelen estar llenas. Los chicos y las chicas juegan en los recreos y en los clubes de barrio. Así es como surgen prodigios desde la temprana infancia. Es el caso de Maradona y también el de Messi, íconos de nuestro país.
La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) es la más antigua en Sudamérica. Nació en 1893 y se afilió a la FIFA en 1912. Desde esa fundación de la AFA, la selección mayor ganó dos Campeonatos Mundiales, en 1978 y 1986.
También obtuvo tres subcampeonatos. Y numerosos títulos olímpicos y de clubes que lo posicionan como uno de los mejores a nivel internacional. No hay dudas de que vivimos el fútbol con pasión.
El origen de este deporte en Argentina proviene de los inmigrantes ingleses. Ellos trajeron sus costumbres al país. Alrededor de 1840 se instalaron en las ciudades y provincias. Siguieron practicando las actividades y los deportes de su propia cultura.
El 20 de Junio de 1867 se jugó el primer partido de fútbol en la Argentina. Fue en el Buenos Aires Cricket Club, en los Bosques de Palermo. Muy cerca del Planetario. Si prestás atención vas a ver un monolito que recuerda el acontecimiento.
Argentinos, apasionados, con raíces locales y foráneas. Nuestro crisol de razas se convierte en un solo grito si de fútbol se trata. Cuando juega la selección nacional, las diferencias se pausan y nos volvemos todos hinchas.
Conclusión
Los símbolos patrios representan nuestra cultura, tradiciones e historia. Pero también los ideales con los que se conformó nuestro estado nación. La bandera es nuestro mayor símbolo patrio, con sus clásicos colores celeste y blanco.
A su vez, tenemos símbolos nacionales que nos muestran al mundo y nos representan. Entre ellos, el mate, el tango, el voseo y el fútbol. Todos ellos forman parte de nuestra identidad nacional.
Si querés saber más sobre símbolos de nuestra identidad, seguí leyendo El Destape.