La esperanza de contar con una vacuna efectiva contra el VIH se vio frustrada con la cancelación del proyecto Mosaico, el ambicioso programa que reunía a distintos científicos de distintas partes del mundo, en donde Argentina estaba incluida. La lamentable noticia impactó a la comunidad científica porque la vacuna era considerada uno de los más prometedores en la última década, alcanzando una fase avanzada de desarrollo.
Asimismo, el proyecto liderado por Janssen en colaboración con el gobierno de Estados Unidos estaba en la fase final de ensayos clínicos. Las pruebas, realizadas en más de 4 mil voluntarios en naciones de tres continentes demostraron que la vacuna era segura, pero el comité independiente de monitoreo encargado de evaluar la eficacia concluyó que no proporcionaba la protección esperada contra el VIH.
La cancelación del proyecto
Este proyecto se consideraba una luz al final del túnel en la lucha contra el VIH. Al respecto, el doctor Anthony Fauci, destacado científico y asesor del gobierno de Estados Unidos, calificó la situación como "decepcionante" pero instó a no abandonar la búsqueda de soluciones para este virus.
En diálogo con los medios, Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped, centro de referencia en Argentina durante el proceso, expresó que el análisis realizado después de la cuarta dosis de la vacuna reveló que era segura pero no ofrecía la protección estadísticamente significativa que se esperaba. Esto llevó al comité a recomendar la suspensión del estudio.
La plataforma vacunal Mosaico era diseñada mediante la combinación de varias proteínas del virus VIH, y si bien se encontraba en la última fase de ensayos clínicos y representaba una gran esperanza para la comunidad científica y los pacientes que ansiaban una nueva herramienta para combatir el VIH, debió ser dejada de lado.
El fracaso de Mosaico
Gabriela Turk, investigadora del Conicet, señaló que ya se había anticipado algo similar con otro ensayo llamado "Imbokodo", donde una vacuna similar no ofrecía eficacia aunque era segura. Los ensayos con la tecnología de Janssen comenzaron en 2019, reclutando principalmente a mujeres transgénero y hombres que mantienen relaciones sexuales con otros hombres.
La dificultad para desarrollar una vacuna contra el VIH radica en las características de infección del virus y su alta tasa de mutación. A diferencia de otros patógenos, el VIH infecta las células inmunes y evita que luchen. Además, muta rápidamente, lo que complica la tarea de diseñar una vacuna efectiva. A pesar de este revés, los expertos insisten en la importancia de seguir buscando soluciones para el VIH.