Tras la prórroga del Presupuesto General de Administración Nacional 2023 para el año vigente, el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires (UBA) manifestó su "extrema preocupación" por la situación actual de la universidad y se dispuso a realizar diversas gestiones ante el Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, para lograr la actualización del presupuesto y de partidas vinculadas a salud, paritarias e investigación, entre otros.
En esa línea, sostuvieron que la educación pública universitaria "constituye un orgullo de la sociedad argentina, que se basa en los pilares de la grauidad, autonomía, laicidad e inclusión social" con calidad académica, investigación y compromiso; razón por la cual, necesita de un "financiamiento adecuado". Y que dicho presupuesto universitario, que todavía no fue presentado y aprobado por el Congreso, abarca salarios y gastos de funcionamiento "que permiten garantizar las funciones en docencia, investigación, salud y extensión", añaden.
Además, marcan que dicho presupuesto es clave para mantener la infraestructura de los diferentes edificios, entre los que se destacan los gastos de limpieza, seguridad y servicios públicos. "Los gastos de funcionamiento de la universidad han sufrido un impacto de crecimiento al ritmo de la inflación, muy por encima del 200% el último año y un 50% acumulado para el bimestre diciembre-enero", apuntan en el comunicado. Y acotan: "La creciente inflación y el congelamiento salarial han dejado como consecuencia un fuerte deterioro de los ingresos de los docentes y no docentes de la universidad".
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Más allá de la situación salarial, las circunstancias actuales afectan "de manera gravosa" a la UBA. "Frente al actual contexto es necesario manifestar el estado de extrema preocupación de la comunidad universitaria respecto de la situación presupuestaria de la Universidad de Buenos Aires, peticionando ante las áreas de gobierno correspondientes a efectos de garantizar la continuidad de sus funciones en docencia, investigación, salud y extensión; así como las actividades a desarrollar en el ámbito de sus Facultades, de sus Colegios preuniversitarios, Hospitales y en todas sus instalaciones universitarias", sentencian.
Sobre el cierre del comunicado, desde la Universidad de Buenos Aires demandan las paritarias docente y no docente con el objetivo de "recomponer el valor adquisitivo de los salarios", la actualización del presupuesto y a su vez, solicitan a la Jefatura de Gabinete la asignación del prespuesto necesario para actividades de ciencia y tecnología "a fin de sostener un sistema que es pilar esencial del mantenimiento de investigación y docencia de calidad en nuestras universidades públicas".
Las universidades realizan recortes
Hace unos días, la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) mostró su preocupación por los gastos y confirmó que durante el 2023, contaron con un presupuesto de $238 millones. "Dinero utilizado para la limpieza de los edificios, el mantenimiento de ascensores, la compra de pupitres, la ART para nuestros y nuestras estudiantes entre otros gastos que hacen al normal desempeño institucional", señalaron. Y sostuvieron que, con una proyección de inflación interanual de 250%, necesitarán al menos $645 millones por lo que habrá un déficit de $406 millones.
Sin embargo, esto no solo sucede en la UBA. La Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) decidió aplicar, dada la falta de presupuesto, nuevos topes para la inscripción tanto de forma virtual como presencial. "Ya no será posible costear cursos y contratis de docentes extra. "Lamentamos tener que adoptar estas medidas y exhorta, una vez más a las autoridades nacionales a revertir estas situaciones en el menor tiempo posible", marcó.
El Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) envió a la Secretaría de Educación un presupuesto de 2,5 millones para este año y señalaron que si la aprobación no ocurrre -hasta el momento ni siquiera se trató-, habrá más ajustes y su funcionamiento puede empezar a fallar desde abril.