La OMS advierte que el COVID-19 mató a más de 15 millones de personas

Así lo confirmó el organismo sanitario, entre los años 2020 y 2021. La cifra es más alta de lo registrado hasta el momento.

05 de mayo, 2022 | 11.17

La pandemia del COVID-19 mató a entre 13,3 y 16,6 millones de personas durante los años 2020 y 2021, según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS). El dato es mucho más alto que la registrada ya que el organismo declaró que calculó dicha cifra en base a "nuevos datos". Por ejemplo, desde la web Covid Visualizer, una de las más respetadas, hay un total de 6 millones de fallecidos contabilizados. Por su parte, la OMS tenía un registro similar donde los decesos apenas superaban los 6 millones.

A través de un extenso comunicado, el organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) -junto al Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (UN DESA)- señaló que el coronavirus causó un promedio de 14,9 millones de muertos de manera directa o indirecta. "Esto es 9,5 millones de muertes más de las reportadas", escribieron a través de sus redes sociales oficiales. La cifras se toman entre el 1 de enero del 2020 y el 31 de diciembre del 2021, sin contabilizar los últimos cuatro meses correspondientes al 2022.

Al mismo tiempo, el Director General Tedros Ghebreyesus manifestó: "Estos datos no solo apuntan al impacto de la pandemia sino también a la necesidad de que todos los países inviertan en sistemas de salud para que estos puedan sostener los servicios de salud esenciales durante los momentos de crisis". Y agregó: "La OMS se compromete a trabajar con todos los países para fortalecer los sistemas de información de salud a fin de generar mejores datos y tomar mejores decisiones, obteniendo mejores resultados".

Según informa la OMS, el "exceso de mortalidad" se calcula como la diferencia entre el número de muertes producidas y el que se esperaría en ausencia de la pandemia (basados en los datos de años pasados). Además se toman las muertes de manera directa -causadas por la enfermedad- o de manera indirecta -debido al fuerte impacto que tuvo el COVID-19 en los sistemas de salud y la sociedad, generando que las personas no puedan accceder a la prevención o tratamiento por otras condiciones de salud-. 

Por otra parte, el organismo manifiesta que la mayoría de las mujeres se concentra en el Sudeste Asiático, Europa y las Américas (84%). Cerca del 68% de las muertes, se concentra en solo 10 países a nivel mundial. Además, los países de ingresos medios representan el 81% de las 14,9 millones de muertes (53% medios bajos y 28% medios altos) durante el período de 24 meses.

A su vez en el comunicado realizan un desglose de la mortalidad por edad y sexo. El número global de muertes fue mayor para los hombres (57%) que para las mujeres (43%); y aún más alto cuando se trató de adultos mayores. "La medición del exceso de mortalidad es un componente esencial para comprender el impacto de la pandemia. Los cambios en las tendencias brindan información a quienes toman decisiones para guiar las políticas y reducir las muertes, previniendo crisis futuras de manera efectiva", dijo la Dra. Samira Asma -también Subdirectora General de Datos, Análisis y Entrega de la OMS-.

El Dr. Ibrahima Socé Fall, Subdirector General de Respuesta a Emergencias, sostuvo que los datos son la base del trabajo diario para "promover la salud, mantener un mundo seguro y servir a los vulnerables". Mientras que, por otro lado, agregó: "Sabemos dónde están las brechas de datos y debemos intensificar colectivamente nuestro apoyo a los países para que cada uno tenga la capacidad de rastrear brotes en tiempo real, garantizar la prestación de servicios de salud esenciales y salvaguardar la salud de la población".

Para cerar, el Director de la División de Estadísticas de UN DESA, Stefan Schweinfest, agregó sobre el tema: "Las deficiencias de datos dificultan evaluar el verdadero alcance de una crisis, con graves consecuencias para la vida de las personas. La pandemia ha sido un claro recordatorio de la necesidad de una mejor coordinación de los sistemas de datos dentro de los países y de un mayor apoyo internacional para construir mejores sistemas, incluido el registro de muertes y otros eventos vitales".