Culebrilla: detección y cómo se cura

Conocé las causas y los posibles tratamientos para pasar la enfermedad eruptiva de la mejor manera.

19 de diciembre, 2020 | 18.54

La culebrilla o herpes zóster es una erupción de sarpullido o ampollas en la piel, causada por el virus de la varicela-zoster. Después de tener varicela, el virus permanece en el cuerpo de la persona y si bien puede no causar ningún problema durante varios años, hay chances de que termine reapareciendo como esta nueva enfermedad. 

Cabe destacar que, a diferencia del resto de las eruptivas, la culebrilla no es contagiosa. Pero alguien que tiene esta enfermedad, puede contagiar la varicela a alguna persona que no la haya tenido a lo largo de su vida. Por esa razón se recomienda que si una persona no tuvo varicela o no se vacunó contra ella, se mantenga alejado de un posible caso.

Cualquier persona que haya tenido varicela corre el riesgo de padecer culebrilla pero, por supuesto, el riesgo aumenta a medida que la persona envejece cada vez más. Es más común en personas mayores de 50 años. Además, los hombres y las mujeres con sistemas inmunitarios débiles también tienen más posibilidades. Algunos ejemplos son: enfermedades como el VIH y sida, ciertos tipos de cáncer y quienes ingieren medicamentos inmunosupresores por trasplantes de órganos.

 

Al tener un sistema inmunitario debilitado por un infección o estrés, también puede generarse un aumento del riesgo para contagiarse la enfermedad. Si bien es muy raro tener culebrilla más de una vez, los médicos y las médicas no descartan la posibilidad por lo que puede haber casos (a pesar de ser lo menos) donde pueda volver a ocurrir.

¿Cuáles son los síntomas?

Los primeros signos de culebrilla incluyen ardor o dolor punzante y hormigueo o picazón. Normalmente se presenta a un lado del cuerpo o de la cara, derecho o izquierdo. Puede ser leve e ir aumentando la intensidad a severo. Entre el primer día y los 14 siguientes, aparecerá una erupción que consiste en ampollas. Pueden mantenerse entre 7 y 10 días.

 

Cabe destacar que en muy raras ocasiones, la erupción puede estar más extendida y parecerse a la varicela. Además, algunas personas pueden tener: fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y dolor abdominal. También puede causar otro tipo de complicaciones como neuralgia posherpética (dolor intenso en las áreas donde tuvo la erupción, mejor a los meses o semanas); si afecta al ojo, puede haber pérdida de visión (temporal o permanente) y problemas de audición o equilibro (si es cerca del oído).

Diagnóstico y tratamiento

Con una visita médica, viendo la historia clínica y observando la erupción, se puede diagnosticar sin inconvenientes. Incluso, en algunos casos, se saca una muestra del tejido de la erupción o el líquido de las ampollas para analizar. No existe ninguna cura pero los medicamentos antivirales pueden ayudar a que el brote sea más corto y menos severo. Los analgésicos también puede ayudar con el dolor al igual que las toallas frías, loción de calamina y baños de avena para la picazón.