En lo que constituye el primer procedimiento en su tipo y un avance notable en el campo de los xenotrasplantes (de animales a humanos), un equipo del Massachusetts General Hospital (MGH) de Boston trasplantó el riñón de un cerdo modificado genéticamente a un hombre de 62 años.
Fue el fin de semana último y los cirujanos afirman que hasta ahora las señales son prometedoras. El paciente, Richard Slayman, padecía diabetes e hipertensión de larga data y ya había recibido un órgano humano, pero venía sufriendo múltiples complicaciones en los últimos diez años. Ahora, prospera el entusiasmo entre especialistas, porque “ya está caminando por los pasillos y podría ser dado de alta pronto”, informa Roni Caryn Rabin en The New York Times.
“Este es el primer trasplante renal a un paciente que no estaba en muerte cerebral –explica Adrián Abalovich, miembro de la Sociedad Argentina de Trasplantes, jefe de emergencias del Hospital Eva Perón, de San Martín y coordinador de la Comisión de Xenotrasplantes de la Sociedad Argentina de Trasplantes (SAT)–. Un equipo de la Universidad de Alabama ya había hecho experiencias, todas en pacientes con muerte cerebral, y llegaron a tener el riñón funcionando hasta dos meses sin que hubiese rechazo. Lo que sucede es que es muy difícil mantener a un paciente en muerte cerebral durante más tiempo”.
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Se calcula que en la Argentina hay casi cinco millones de personas con algún grado de enfermedad renal crónica. Según el Registro Argentino de Diálisis, sólo en 2018 ingresaron a este procedimiento por el cual una máquina “limpia” o “filtra las toxinas” de la sangre del paciente (es decir, reemplaza al riñón) 7108 pacientes que deben realizarla tres veces por semana durante cuatro o cinco horas diarias. Pero no se puede prolongar indefinidamente. “Las cifras internacionales estiman que entre los mayores de 65, a los cinco años la supervivencia es de alrededor del 30%”, comenta Abalovich.
El siguiente paso para estas personas sería el trasplante de donante vivo o cadavérico. Pero allí surge otro obstáculo, que es la falta de órganos, un problema mundial, incluso en países donde las tasas de donación son más altas. En la Argentina, según datos del Incucai, la lista de espera renal es de 5407 pacientes, y en 2023 se trasplantaron 1534. Si se pudieran utilizar riñones de animales genéticamente modificados en forma rutinaria, ambos problemas podrían resolverse.
El xenotrasplante se viene proponiendo desde hace décadas, pero debía superar varios escollos. Uno de los principales era el rechazo agudo, que puede producirse en minutos. Otro, la presencia de retrovirus patógenos en los órganos. Ambos problemas parecen estar empezando a resolverse mediante la modificación genética de los animales.
En este caso, el riñón provino de un cerdo diseñado por la empresa de biotecnología eGenesis, que utilizando la técnica CRISPR-Cas9 realizó 69 modificaciones genéticas, eliminó tres genes involucrados en el posible rechazo del órgano e insertó siete genes humanos para mejorar la compatibilidad, además de despojarlos de retrovirus patógenos para eliminar todo riesgo de infección. “En los últimos cinco años, MGH y eGenesis condujeron investigaciones extensas cuyos resultados fueron publicados en la revista Nature en 2023 (https://www.nature.com/articles/s41586-023-06594-4)", afirma el equipo en un comunicado.
Slayman había estado en diálisis durante siete años y finalmente recibió un riñón humano en 2018. Pero el órgano falló a los cinco años y desarrolló otras complicaciones, incluida insuficiencia cardíaca congestiva, explica el comunicado. Cuando reanudó la diálisis en 2023, experimentó complicaciones vasculares graves (sus vasos sanguíneos se coagulaban y fallaban) y necesitó hospitalización recurrente (…) estaba cada vez más abatido y sintió que no podía seguir adelante con esa calidad de vida, de modo que los médicos empezaron a considerar medidas extraordinarias. Ante la posibilidad de que tuviera que esperar cinco años por un riñón humano, un lapso que pensaron no iba a soportar, decidieron avanzar hacia esta intervención experimental. La operación duró cuatro horas.
“Esto no es un ensayo –aclara Abalovich–. La FDA da su aprobación como terapia compasiva, que es un procedimiento para personas que no tienen otra chance y para las que es un último recurso. El paciente había vuelto a diálisis, pero aparentemente ya no tenía accesos vasculares, entonces no era elegible para un órgano humano”.
Según el especialista, ya está bastante dominada la parte que tiene que ver con los cerdos “humanizados” y lo que falta es perfeccionar la inmunosupresión. “¿Cuál es la inmunosupresión ideal –se pregunta–? Se vio que un inmunosupresor utilizado en monos produce tromboembolismo pulmonar en humanos. Entonces, los laboratorios tuvieron que generar drogas con el mismo efecto, pero que no generen ese evento adverso y ahora se está ensayando una droga de un laboratorio de Irvine, California. Esperemos que esto permita seguir avanzando, porque ese es, hoy por hoy, el punto más delicado. Hay que encontrar la mejor inmunosupresión para el xenotrasplante. Otro punto crítico es la histocompatibilidad [mediada por las moléculas que determinan la respuesta inmunitaria]. Así como fue importante en los trasplantes de donantes humanos, acá también se está estudiando, es una cuestión de tiempo. Por ahora, se necesita la inmunosupresión, pero se está viendo cómo modificar genéticamente los cerdos para generar animales ‘nulos’; es decir, que no tengan antígenos de superficie. No es tan fácil de alcanzar, pero el día de mañana quizás se pueda. Si se lograra, se podría trasplantar riñones sin necesidad de inmunosuprimir a los pacientes. En ese caso, una persona cuyos riñones no estén funcionando bien, aunque no cumpliera con los criterios para el trasplante, podría recibirlos de cerdos humanizados. Por ahora es ciencia ficción, pero el día de mañana quién sabe…”
Son estos sueños los que inspiran el trabajo de muchos investigadores en todo el mundo. En el país, un grupo de la Universidad de San Martín (Unsam), en colaboración con colegas europeos, y con médicos, veterinarios y productores agropecuarios locales están avanzando en un proyecto que prevé producir los primeros cerdos modificados para xenotrasplantes este año. David Cooper, figura prominente en este último avance, es uno de los asesores.
“Estamos muy adelantados –se entusiasma el biotecnólogo Adrián Mutto, investigador del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la Unsam con vasta experiencia en clonación de mamíferos y transgénesis, y líder de la iniciativa–. Ya tenemos todas las células con los knock-out [las delaciones genéticas] correspondientes y estamos por hace los knock-in [las inclusiones de genes humanos], para lo que ya pedimos autorización a la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (Conaiba). Estamos trabajando mucho con la comisión de xenotrasplante del Incucai, y estamos poniendo en valor un bioterio en el Hospital Castex para transferir los primeros embriones a cerdas libres de todo patógeno. La gestación lleva tres meses, tres semanas y tres días. Esperamos tener buenos resultados y en breve tengamos los primeros cerdos. Además, vamos a construir también el primer edificio “libre de todo patógeno” de toda América Latina para que esto llegue a todos aquellos que lo necesiten”.
“El éxito de este trasplante es la culminación de los esfuerzos de miles de científicos y médicos realizados durante varias décadas –afirma el comunicado del MGH–. Tenemos el privilegio de haber desempeñado un papel importante en este hito. Nuestra esperanza es que este enfoque ofrezca una posibilidad de salvar su vida a millones de pacientes que sufren de insuficiencia renal en todo el mundo (…) Setenta años después del primer trasplante de riñón y seis décadas después de la aparición de los medicamentos inmunosupresores, estamos frente a un monumental avance en trasplantes”.