Nora Dalmasso: punto por punto, la reconstrucción de la victimización de la familia Macarrón

Comenzó la tercera semana por el juicio por el asesinato de Nora Dalmasso. Durante las primeras audiencias, el viudo Marcelo Macarrón y sus hijos Valentina y Facundo intentaron mostrar que el único imputado es inocente. Declararon que el matrimonio tenía diferencias normales como toda pareja y los hijos ratificaron que la víctima tenía una relación con el empresario Miguel Rohrer.

29 de marzo, 2022 | 18.59

En la tercera semana del juicio por el asesinato de Nora Dalmasso quedó demostrado que Marcelo Macarrón, el viudo imputado por el crimen de su esposa, jugó todas sus fichas para lograr convencer a los ocho jurados populares que es inocente y así sostener que nunca le pagó a un sicario para asesinarla.

La campaña para mostrar a un viudo comprensivo y sometido al escarnio la inició el 2 de diciembre del año pasado con el propio hijo de la víctima, Facundo Macarrón, un abogado de 34 años que es diplomático en Bruselas, Bélgica: “Durante estos largos quince años, además de mamá, víctima del horrendo crimen, también papá y nosotros los hijos fuimos victimizados por los sucesivos fiscales de instrucción: sea por un accionar torpe, desconsiderado y cruel, como fue el caso de las imputaciones de papá y la mía; sea por la omisión en el cumplimiento de sus deberes de funcionarios públicos, negándose a investigar la verdad a punto tal que en algunas ocasiones no se aceptaron pruebas que ofrecimos para colaborar con la justicia”, escribió Facundo.

En las primeras audiencias, el viudo Macarrón también se victimizó ante los jurados populares: “Pensé en suicidarme”, dijo. El 25 de noviembre de 2006, cuando Nora Dalmasso fue asesinada en su chalé de barrio Villa Golf, en Río Cuarto; el viudo disputaba un torneo de golf en El Cantegrill Club de Golf de Punta del Este, Uruguay.

En su declaración testimonial, abatido ante el público, Macarrón no dijo nada de su estado de ánimo seis años después del crimen, cuando el fin de semana del 23 al 27 de noviembre de 2012 viajó con su pareja de entonces, María Pía Cardoso, a Bariloche a competir a una travesía en bicicleta de montaña organizada por Patagonia Flooring. El domingo 25 de noviembre, mientras Macarrón y Cardoso pedaleaban en la cordillera rionegrina, se cumplía el sexto aniversario del asesinato de Nora, por el que el viudo está imputado ahora.

Los Macarrón, el viudo Marcelo y sus hijos Facundo y Valentina, se esforzaron ante los tres jueces de la Cámara Primera del Crimen de Río Cuarto, Daniel Antonio Vaudagna, Natacha Irina García y Gustavo José Echenique Esteve; y los ocho jurados populares -cuatro varones y cuatro mujeres-; para mostrar a la familia bajo una supuesta normalidad: “Tenían problemas como toda pareja, problemas menores. Nunca hubo intenciones de separarse, nunca hubo violencia. Mi mamá fue siempre más tranqui, mi papá era el que ponía límites, siempre estaba presente pero trabajaba mucho”, declaró Valentina que actualmente tiene 31 años, es madre de un bebé y al momento del asesinato de su mamá Nora Dalmasso, tenía sólo 16 años.

La hija menor de Nora declaró ante los jueces y luego ante los medios que no había desavenencias matrimoniales entre sus padres: “Mi papá y mi mamá se amaban. Jamás podría matarla. Mi padre es totalmente inocente”.

Nora, la furtiva que no fue

La semana pasada, Margarita Riega de Dalmasso, una testigo propuesta por el defensor Marcelo Brito, declaró en la audiencia que el empresario Miguel Rohrer, a quién en Río Cuarto apodan “El Francés” mantenía una “relación muy amistosa” con su amiga Nora; que “Rohrer la buscaba, la llamaba, le enviaba cosas amorosas” y que el propio Facundo le confesó que había visto a su madre besándose con Rohrer en el jardín de su casa.

En los pasillos, el hijo mayor de la víctima y del único imputado ratificó los dichos de la testigo: “Margarita es una íntima amiga de mi mamá y valoramos mucho su testimonio. Lo que dijo de Rohrer lo mencioné en mi primera declaración de enero de 2007”, les dijo Facundo a los periodistas apostados en los pasillos de los Tribunales de Río Cuarto.

Sin embargo, en su declaración del 10 de enero de 2007, en la Foja 751, Facundo Macarrón declaró: “Si bien el dicente tuvo una relación de mucha confianza con su madre, la misma nunca le comunicó que tuviera una relación extra matrimonial, nunca sospechó y ni siquiera se le cruzó por su mente de que fuese capaz de hacer algo así”.

También declaró en ese tórrido enero de 2007 que tras enterarse de que su mamá había tenido una relación sentimental con el contador Guillermo Albarracín, como lo demostraban los mensajes de texto intercambiados por la víctima y el hombre -lo ratificó Albarracín en sede judicial-; Facundo se puso “a reflexionar sobre la relación que tenía su mamá con distintas personas del sexo masculino, llegando a la conclusión de que la misma en vida, había tenido una relación muy cálida en referencia a que era un trato amable y de confianza con Miguel Rohrer, en definitiva, una gran amistad, que asimismo le llamó la atención una amistad que tenía su madre con una persona de nombre Miguel Rosales, que supo trabajar en el Banco de Córdoba con su mamá, a quién se lo presentó hace cosa de dos o tres años, a quién en una oportunidad de ir tal sujeto a su casa, al dicente se lo presentó como “un buen compañero de trabajo”.

En esa declaración de 2007, Facundo Macarrón nada dice del beso furtivo de su madre y Miguel Rohrer; que presuntamente vio en el jardín hogareño y que declaró la testigo Margarita Riega hace menos de una semana.

Macarrón, el infiel   

En su quinta declaración testimonial, del 2 de enero de 2007, Marcelo Macarrón contó cómo fue la última vez que mantuvo relaciones sexuales con Nora Dalmasso. En la foja 579 del voluminoso expediente, se destaca: “Que el dicente tuvo la última relación sexual con su esposa en la madrugada del día martes 21 de noviembre de 2006,  luego de haber festejado el cumpleaños del declarante con familiares. Que dicha relación sexual fue en el dormitorio de Facundo”, dando detalles de la misma.

En otra parte de su declaración, el viudo les dijo a los funcionarios judiciales:  “A pregunta formulada de si tuvo alguna relación extramatrimonial, el dicente dijo que no considera como una relación de ese tipo a un contacto que empezó a mantener esporádicamente hace tres años con (una mujer), quien vive en esta ciudad, la que duró hasta hace un año. Que en esos dos años el dicente debe haber tenido contacto sexual con dicha persona en tres o cuatro oportunidades”.

Macarrón dio detalles de las actividades profesionales de esa mujer con quién mantuvo durante dos años una relación extramatrimonial; pese a que él mismo y sus hijos declararon que la vida familiar transcurría normalmente.

También, en enero de 2007, el viudo Macarrón declaró en esa misma oportunidad que “Nora nunca se enteró de esta relación, ni insinuó haberse enterado”; y que, “por otro lado, (esta mujer) nunca tuvo la intención de que Nora se enterara de esta relación. Que esta es la única relación extramatrimonial que el dicente ha tenido. Además acota que Nora nunca le hizo escenas de celos al declarante”.

Pese a que la defensa encabezada por el ex fiscal General de la Provincia durante el primer gobierno de José de la Sota, Marcelo Brito, apunta a instalar la idea de que la familia Macarrón sufrió el impacto del asesinato de Nora y sus infidelidades; a la vez de mostrar al imputado como una víctima del complot; las pruebas sobre las gruesas diferencias en el matrimonio van apareciendo a lo largo de las jornadas.

Por caso, fuera de libreto y en forma inesperada, Margarita Riega, la misma que había declarado que Nora y Rohrer se habían besado en el jardín de la casa de Villa Golf; lanzó una frase que fue anotada por el fiscal Julio Rivero: cinco días después de que encontraran a Nora muerta, su yerno fue a la vivienda de Miguel Rohrer en el country San Esteban, a presentarle las condolencias por la muerte de su amiga: “Cuando Rohrer le abre la puerta a mi yerno, vio que tenía una copa en la mano y que estaba tomando champagne con (Daniel) Lacase y con Marcelo Macarrón. Hasta le quiso convidar una copa”, declaró la testigo.

Fuera de la sala de audiencias, el defensor Marcelo Brito intentó apagar esas declaraciones que complican la situación del viudo y único imputado: “No hay ninguna regla que permita sostener razonablemente cómo expresa el ser humano el sentimiento de dolor ante la tragedia”.