Detenidas-desaparecidas en la última dictadura cívico-militar se encuentran actualmente trabajando en la edición papel de “Nosotras en Libertad”, segunda parte de un manifiesto que se inauguró con “Presas Políticas”, y que desarrolla los testimonios de más de 200 víctimas del terrorismo de Estado entre 1976 y 1983. Tras el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, El Destape dialogó con una de ellas, entrerriana, quien realizó su aporte a la obra, nacida al calor de la imposibilidad de encontrarse físicamente en 2020, cuando la pandemia de Covid invadió al mundo y obligó a tomar medidas sanitarias.
El libro explora no sólo las secuelas de lo sucedido, sino también cómo fue salir al mundo en democracia, luego de haber perdido casi todo. El hecho de que sólo sea protagonizado por mujeres tiene como fin dar cuenta de los múltiples obstáculos que hubo que sortear, ya fuera en dictadura como luego, en una sociedad machista donde la militancia femenina estuvo -y en casos sigue estando- condenada y en el cual reinsertarse siendo mujer, militante y ex-presa no fue nada sencillo. En un contexto de emergencia de nuevos derechos y donde se visibilizan cada vez más las desigualdades entre varones y mujeres, la obra busca ser un testimonio de la necesidad de que los debates transversales de la agenda de género también crucen a los Derechos Humanos.
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Integrantes de La Solapa -entidad de Paraná que nuclea a expresos políticos en los años del horror- se reunieron recientemente con el gobernador Gustavo Bordet, quien les otorgó un aporte para poder solventar la impresión del libro, que rescata lo vivenciado por mujeres que fueron mantenidas en cautiverio en Devoto y que sufrieron los más terribles tormentos físicos y mentales.
Mariana Fumaneri fue detenida el 21 de octubre de 1976 por las fuerzas militares y estuvo presa durante seis años. Era militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), siendo estudiante de Trabajo Social en la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). "Cuando la pandemia nos impidió por primera vez en muchos años marchar, vernos las caras y alzar la voz pidiendo memoria, verdad y justicia, un grupo de compañeras comenzaron a motorizar la idea del libro. Si bien algunas no estaban del todo convencidas, finalmente empujamos y tomamos la decisión de hacerlo, teniendo en cuenta que cada una tenía la libertad de poder contar lo que le había pasado de la forma que quisiera, siempre y cuando se ajustara a una extensión. Así nació Nosotras en Libertad, que empezó siendo idea de un círculo de expresas y terminó aglutinando la palabra de 200 compañeras", explicó a El Destape.
Para Mariana la palabra clave en todo este proceso es "resistencia". Y explica: "Nosotras fuimos secuestradas, despojadas de nuestras vidas, nuestras familias, nuestros hijos y nuestra militancia. Pero nunca perdimos la dignidad. Y no la perdimos porque resistimos. Por eso fue tan lindo haberse encontrado en La Solapa, cuando la fundamos, y luego en Buenos Aires, cuando realizamos un encuentro de ex-presas políticas en dictadura. Cada uno sobrellevó lo sucedido como pudo. Algunas decidieron sumarse a la lucha, pero otras prefirieron mantenerse en el anonimato, porque el miedo de volver a vivir lo que pasó estuvo latente por años. Acá, lamentablemente, hubo un abandono del Estado que duró mucho tiempo. Y por eso valoramos que los últimos gobiernos democráticos, con excepciones e incluso con retrocesos y baches, hayan retomado los juicios y las políticas de memoria. Yo lo valoro por mi identidad política en el justicialismo, pero incluso aquellos o aquellas que no lo son o militan en otros espacios, también defienden que se haga justicia. Porque es eso, justicia, nunca venganza".
Salir al mundo luego de más de un lustro secuestrada no fue nada sencillo. Reinsertarse en una democracia que volvía a nacer, pero que aún era muy endeble, tampoco: "El recuerdo de lo vivido no se va nunca. Convivir con la memoria fresca de los tormentos, de los abusos, de los gritos, no es fácil. Pero por otro lado quedaron también otras cuestiones, como las muestras de solidaridad entre compañeras, la fuerza que a muchas nos hizo no bajar nunca los brazos y creer siempre que, luego de todo, íbamos a poder volver a vivir en libertad. Después de eso hubo un paréntesis, como una suerte de idea instalada de que había que dejar todo atrás. Por suerte se retomaron las políticas de derechos humanos, que permitió que muchos que habían estado años en silencio, por fin pudieran contar su historia. Y también permitió que muchos que vivían en libertad e incluso gozando de cierto prestigio social, por fin pagaran por lo que habían hecho".
Para cerrar, Mariana reflexionó sobre los mensajes y discursos negacionistas, que proliferan en la actualidad de la mano de dirigentes de la derecha y ultraderecha argentina, que ahora entiende que para llevar adelante planes económicos para beneficiar a pocos ya no se precisa del genocidio, sino que de un sector de la Justicia adicta y de un aparato mediático que también pone en riesgo a la democracia. Porque la democracia no es sólo ir a votar, sino que ser más iguales: "Yo creo que existen y cada tanto emergen con más fuerza. Pero también existimos nosotros y nosotras y no podrán callarnos nunca. La dictadura no fue sólo la tortura, la desaparición, la muerte y el robo de identidades. Eso, en todo caso, fue lo más visible en el marco de un programa neoliberal económico que tuvo su brazo ejecutor en la Junta Militar, pero que también contó con la complicidad de civiles, empresarios y la Iglesia. Nuestro trabajo es nunca dejar de expresar eso. Que memoria, verdad y justicia es que todos los que formaron parte de eso tengan una pena ejemplar. Para eso militamos y por eso lo seguiremos haciendo".
Mariana no fue la única entrerriana que estuvo presente en el libro. También formaron parte María Julia Giusto y María Cristina Lucca (Gualeguaychú), Olivia Taleb y Susana Richardet (Diamante), Marta Brasseur, Graciela Schaab, Silvia Pingsdorf, María del Rosario Badano y Cristela Godoy (Paraná); y Lidia Subovsky (Concordia). Todas ellas se reunieron con un solo objeto: mantener viva la memoria.
"Estas mujeres atravesaron uno de los períodos más convulsionados de nuestra historia y fueron protagonistas. Quizás entendieron que la existencia precede a la esencia y asumieron un compromiso político y social para diseñar y crear el mundo en el que querían vivir. Un mundo justo en el que las personas pudieran desarrollarse, ser plenamente conscientes y libres. En ese camino sufrieron la violencia y el horror. Sus cuerpos, sus mentes y sus vidas debieron soportar la atrocidad y el espanto con el que un nuevo plan sistemático pretendió exterminar la voluntad. Esas marcas están tatuadas en cada rincón de su ser. Están vigentes en las presencias y en las ausencias. En los abrazos que no se pueden dar, en las charlas que no se pueden tener, en los nombres que no pueden recordar. En los silencios cómplices, en las miradas que juzgan", reza el prólogo de Nosotras en Libertad. Un libro que busca desde la primera persona relatar el horror de un colectivo. Marcas que hoy ayudan a trazar un camino en libertad, a 40 años de haber recuperado -ojalá para siempre- la democracia.