Una nueva encuesta le arrojó al PRO un porcentaje catastrófico. Según datos de Opina Argentina, el partido fundado y liderado por Mauricio Macri mide diez puntos, encabezando el segundo pelotón electoral, lejos de la polarización entre el peronismo kirchnerista y La Libertad Avanza. Ese número mirado con buenos ojos, sin embargo, esconde dos datos interesantes pero, tal vez, relativos.
Por un lado, con ese diez por ciento Macri está en condiciones de afirmar que su partido existe y que no desapareció, como muchos pensaron. Fuera del bullicio del AMBA, Mauricio destaca la territorialidad amarilla. Gobernaciones, intendencias, unidades básicas, militantes que se identifican con el PRO y no con el espacio libertario.
El otro dato indica que, sin chances de disputar el primer lugar en una elección, el PRO tiene poder de daño. Diez puntos significan la victoria o la derrota de Javier Milei frente al peronismo, en caso de que vaya unido, como el presidente cree que sucederá. Para el macrismo, esa carta bajo la manga será central para levantar las acciones del partido y negociar en mejores términos.
MÁS INFO
Sin embargo, esos dos datos son relativos. Respecto del primero, es cierto que el partido existe y Mauricio supo sacarse fotos con los dirigentes de mayor peso. El ex presidente apareció, ordenó el panorama, bajó una línea discursiva y hasta se atrevió, con los suyos, a publicar una advertencia por el Presupuesto 2025. Después de una reunión de caciques provinciales con Milei, Macri circuló una foto con los mismos dirigentes, pero con demandas a la Nación para acompañar la ley de leyes.
La cercanía de muchos dirigentes no estaría, de todos modos, asegurada. Un referente de conversación con todos los sectores aseguró que más de un intendente responde a Macri en 2024 pero migrará a filas libertarias en 2025 porque “nadie quiere ir con una boleta que mide seis puntos”, en este caso en tierras bonaerenses. Por lo tanto, la existencia o no de ese 10% para el PRO dependerá, en gran medida, de lo que el partido pueda ofrecerle a sus territorios.
Para el PRO de Mauricio, el hecho de tener elecciones concurrentes en Buenos Aires quitará algo de presión. El intendente ya no necesita del arrastre nacional para pelear un éxito en las urnas, sino que una buena gestión será suficiente para perseguir ese objetivo. Los amarillos creen que, así, se evitarán varias “traiciones”. Algo que se puso en duda desde el sector bullrichista.
En relación al segundo dato, la capacidad de daño del macrismo, el PRO tiene un problema: a La Libertad Avanza no le importa perder. Los amarillos tienen la llave para, en Buenos Aires, apuntar a una victoria frente al peronismo. La encuesta de Opina Argentina muestra que, en soledad, los libertarios se encaminan a un empate frente a Axel Kicillof y Cristina Kirchner unidos pero, en alianza con los amarillos, se imponen.
Pese a esa posibilidad, en cabezas libertario-bullrichistas circula la idea de aceptar el título de la derrota ante el peronismo, pero cayendo con los propios, los “puros”. De acordar con Macri, con el PRO como institución, el gobierno debería entregar más lugares de los que le gustaría. Esos renglones se repartirán según el peso electoral de cada facción, por lo que a los macristas no lo quieren dar mucho, pero les gustaría no darles nada. Por eso, apuntan a pactar con dirigentes y no con el partido tradicional. Sin embargo, la tropa mileísta que abraza esta idea tiene un problema: el presidente quiere acordar con Mauricio.
Lejos del 60-40 que planteó un dirigente macrista bonaerense para graficar cómo le gustaría que se reparta la boleta, La Libertad Avanza y el PRO Libertad piensan que sería mejor perder por poco o casi empatar la elección, pero garantizándose legisladores propios, en lugar de ganarla y tener un mix de figuras en el Congreso que después, tal vez, no respondan. En cualquier escenario, los libertarios ganarán en número. Por Buenos Aires, sólo pondrán en juego diez bancas, pudiendo ganar entre 12 y 15.
Pero así como los datos puede aparecer relativos para Macri, también lo son para el gobierno. Si el oficialismo cree que Mauricio no tiene poder de fuego, el líder PRO considera que la falta de respuestas y soluciones para la vida de la gente dejará a LLA en una posición debilitada, obligándose a negociar en mejores términos. A fin de cuentas, los dos espacios creen que el otro, con el paso del tiempo, va a estar peor que en la actualidad y no estará en condiciones de demandar más de lo que puede o vale.
En ese escenario, el bullrichismo cree tener su parte de la lista cerrada. Al ser parte del gobierno, mediante Patricia Bullrich, el PRO Libertad aspira a tener lugares más que codiciados en el armado. Saben que no son libertarios, como podría serlo Alberto Benegas Lynch, pero se consideran a sí mismos como “puros” de LLA.
De todos modos, el cierre bonaerense estará, para el PRO, íntimamente ligado con el de la Capital Federal. Así como existen dirigentes bonaerenses que no dependen de la CABA, otros sí y no moverán sus fichas hasta que se resuelva si se desatará la guerra electoral o no. Un caso de ello es el de Soledad Martínez, intendenta de Vicente López y alfil de Jorge Macri.
Para el PRO, el escenario es tan complejo que desde el bullrichismo hasta se atreven a pensar en la posibilidad de que Mauricio tenga que abandonar el apriete en Buenos Aires para concentrarse en no perder la CABA, donde Patricia está ansiosa por competir contra el ex presidente. Ella es la jugada sorpresa de los libertarios para destronar a los amarillos.
En Buenos Aires, Milei ya postuló a José Luis Espert, que no aparece como un mal candidato para los aliados. Si bien es leído como un lanzamiento muy anticipado, el diputado fue bien visto por el PRO Libertad, aunque a Karina la figura no le termina de cerrar. El economista estará en la primera sección electoral, el viernes, junto a Diego Valenzuela, otro candidato, pero para 2027.
Espert, Valenzuela y Diego Santilli, el candidato promovido por el PRO para el año que viene, comparten una particularidad: los tres militaron y fueron parte de la boleta de Horacio Rodríguez Larreta en 2023.
Así como los dos diputados aparecen como posibles postulantes el año que viene en Buenos Aires, el intendente de Tres de Febrero se acomoda para tener chances como postulante a la gobernación en 2027. Valenzuela estuvo, el fin de semana pasado, en el coloquio de IDEA, el único intendente que expuso. Luego, fue invitado por Milei al hotel para conversar sobre política y economía. Hay, ahí, un vínculo cercano que le abre el juego al cacique.
Hace tiempo, el jefe comunal profundiza la construcción de un perfil combativo a Axel Kicillof, y de gestión austera. Cuestionó, en estos días, el estado de la rambla en Mar del Plata, asegurando haber conseguido su puesta en valor después de un tuit con fotos poco favorecedoras; bajó tasas municipales para alinearse con la política nacional de reducción de impuestos; publicitó industrias, para mostrar un perfil productivo; impulsa la boleta única en tierras provinciales bajo el argumento del ahorro y, cada diez días, sale de los márgenes del conurbano para explorar las necesidades del interior. Según publicó en sus redes sociales, esta semana irá a Tres Arroyos para hablar de las rutas y caminos rurales, una de las preocupaciones de Macri.