Cada vez se conocen más detalles de cómo se armó el operativo mediante el cual el que el gobierno de Mauricio Macri envió armamento a los golpistas que derrocaron a Evo Morales, en noviembre de 2019. En los primeros días de junio declararon ante la Justicia argentina los choferes de las camionetas de Gendarmería que transportaron las 70.000 balas antitumulto al aeropuerto de El Palomar, desde donde partió el avión de la Fuerza Aérea Argentina rumbo a Bolivia. Esos agentes brindaron detalles de la operación y dieron cuenta de que existía una planificación. Cómo sigue la investigación que preocupa al expresidente.
Entre el 7 y el 8 de junio declararon cuatro gendarmes que relataron el "paso a paso" de cómo fue el operativo por el cual el gobierno de Macri envió armamento de apoyo para los golpistas en Bolivia. Por ejemplo, coincidieron en que había una orden escrita para retirar las cajas con balas antitumulto del depósito de la Gendarmería.
El gendarme Eleuterio Ocampo fue uno de los choferes de las camionetas que transportaron el armamento. En su relato ante el juez Alejandro Catania contó que le “habían ordenado que llevara al Suboficial Mayor Padilla a la Dirección de Logística”. En esa dirección estaba el armamento. Ocampo relató que al llegar a Logística, el mayor Padilla “entra y hace los papeles. Después me pide que estacione el vehículo en un sector de Logística. Él tenía una orden escrita de lo que tenía que ir a buscar. Me pide que estacione en un sector de Logística, a quince metros de la guardia. Pasó un momento, y volvió el Mayor y me dice que teníamos que cargar unas cajas de cartuchos 12/70, y se procede a cargar eso en el vehículo”.
El suboficial mayor Padilla fue citado por el juez Alejandro Catania para declarar como testigo el próximo 6 de julio. El 13 será el turno del segundo comandante Hidalgo, uno de los jefes de los alacranes.
En esta causa en la que están declarando los gendarmes están imputados el expresidente Macri, la exministra de Seguridad Patricia Bullrich, el exjefe de Gabinete Marcos Peña, el exministro de Defensa Oscar Aguad, el excanciller Jorge Faurie, el exSecretario de Asuntos Estratégicos Fulvio Pompeo, el exembajador en Bolivia Normando Álvarez García e integrantes de la Gendarmería, como el exjefe de la fuerza, Gerardo Otero. Es una causa de alto impacto político. En Bolivia, a la par, se investiga el tráfico ilegal de armas y ya fueron imputados quienes eran los jefes de la Fuerza Aérea y de la Policía local al momento de los hechos, Jorge Terceros Lara y Yuri Calderón, respectivamente.
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La búsqueda de las balas AT
En la mañana del 12 de noviembre de 2019, el mismo día que se enviaría el armamento a Bolivia, un grupo reducido de gendarmes se dirigió a la Dirección Nacional de Logística de Gendarmería. Fueron a buscar las municiones que se entregarían en la madrugada del día siguiente a la Fuerza Aérea Boliviana y a la Policía local. ¿Quiénes fueron parte de ese viaje con el que se inició la maniobra? El Suboficial Mayor Padilla, que era el encargado de armas y quien estaba al frente del procedimiento. El conductor era el Suboficial Principal Eleuterio Ocampo. También participaron de la maniobra el Sargento Ayudante Juan Carlos Sosa y el Sargento Cristian Ferreyra. Ocampo, Sosa y Ferreyra declararon ante Catania.
El gendarme Eleuterio Ocampo era el chofer de la camioneta que se dirigió a Logística. Contó que le “habían ordenado que llevara al Suboficial Mayor Padilla”. Según dijo esa era su única misión. Pero al llegar, le dieron más ordenes, entre ellas, buscar las municiones: “Llegamos y estacioné el vehículo. El Mayor entra y hace los papeles. Después me pide que estacione el vehículo en un sector de Logística. Él tenía una orden escrita de lo que tenía que ir a buscar. Me pide que estacione en un sector de Logística, a quince metros de la guardia. Pasó un momento, y volvió el Mayor y me dice que teníamos que cargar unas cajas de cartuchos, 12/70, y se procede a cargar eso en el vehículo”.
Ocampo, tal como relató al juez Catania el pasado 7 de junio, cargó las cajas junto a Sargento Ayudante Juan Carlos Sosa, al Sargento Cristian Ferreyra y a un integrante del depósito de Logística que no recordó quién era. Demoraron unos 20 minutos. Pero se quedaron más tiempo porque debía completar diversos trámites.
El gendarme Juan Carlos Sosa, que viajó como custodio en la camioneta IVECO que transportó el armamento, tenía claro qué iba a buscar: “Íbamos a ir a buscar materiales de la Sala de Armas de la Agrupación”, declaró ante el juez Catania también el 7 de junio. Explicó Sosa: “Estuvimos esperando media hora en el estacionamiento de Logística (…). Después trajeron unas cajas. Eso lo acercó el encargado de sala de armas, el suboficial mayor Padilla con gente de Logística que no se quiénes eran. Procedimos a la carga de cajas de cartuchos antitumulto, 12/70, no recuerdo el origen, eran cajas azules con amarillo. El tamaño era aproximadamente de una caja de zapatillas”, precisó.
Las cajas las cargaron Sosa, Ocampo y Ferreyra. “Las habían traído en un carrito y procedimos a cargarlas dentro del furgón. Yo estaba dentro del furgón y ellos hacían pasamanos pasando las cajas y metiéndolas en el vehículo”, relató el primero. Eran “varias cajas”. La carga llegó a “ocupar más de la mitad del furgón”, abundó el gendarme que fue como acompañante. De allí volvieron a la Agrupación.
Ferreyra, que declaró el 8 de junio ante Catania, recordó que fueron “por la mañana, alrededor de las 10:00, 11:00 hs.” a la Dirección de Logística. En coincidencia con el relato de los otros testigos, dijo: “Una vez que llegamos, nos dijeron que teníamos que aguardar ahí porque el Suboficial Mayor Padilla estaba haciendo unos papeles para llevar elementos de arsenales”.
Lo que terminaron cargando, en palabras de Ferreyra, “eran municiones de escopeta. Lo que subimos eran cajas de cartón. Sé que eran de municiones de escopeta porque las usábamos como municiones de escopeta. No recuerdo si eran propósito general (PG) o anti-tumulto (AT), pero eran calibre 12/ 70”. “Una vez que cargamos el vehículo, esperamos la orden del suboficial mayor que estaba a cargo, Padilla, que nos ordenó replegamos a nuestro lugar de trabajo, en Campo de Mayo, donde está la Unidad de Fuerzas Especiales Alacrán”, indicó Ferreyra.
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El traslado a El Palomar
De la Dirección de Logística volvieron a Campo de Mayo, donde tiene su sede el Grupo Alacrán, tal como señaló Ferreyra. Allí, personal de la Gendarmería se encargó de descargar las cajas y ubicarlas en el gimnasio de la fuerza. Era cerca del mediodía del 12 de noviembre.
Ferreyra fue preciso en su testimonial respecto a los movimientos en Campo de Mayo: “Una vez que llegamos, estacionamos el vehículo y bajaron las cajas del vehículo. Siempre hay gente ahí entrenando. Cuando llegamos, otra gente se hizo cargo de descargar los elementos que trajimos nosotros. Nuestro trabajo era únicamente traer esos elementos a la Agrupación. En ese momento estaba en la Agrupación, el Comandante Mayor Salas, el Segundo Comandante Hidalgo, el Segundo Comandante Sanchez, personal suboficiales que no puedo identificar, el encargado de la Agrupación, Suboficial Mayor Ubilla, estaban todos ahí. Ellos coordinaron cómo tenían que bajar los elementos que trajimos nosotros”. Y sumó: “Ellos se encargaron de bajar y acomodar esos elementos en el gimnasio de la Agrupación. Frente al gimnasio esta la sala de armas”.
¿Quién estaba al mando del procedimiento? El agente Salas no lo recuerda con precisión pero tenía claro que “todo lo manejaban el jefe (por Padilla), el comandante mayor Salas y el segundo comandante Hidalgo”. Salas era el jefe de los alacranes. E Hidalgo el jefe del grupo que viajó a Bolivia.
Sosa rememoró que pasado el mediodía lo volvieron a convocar para conducir una de las dos camionetas que se dispusieron para viajar rumbo al aeropuerto de El Palomar. Él estuvo en el vehículo que trasladó a los gendarmes. En la otra camioneta viajaron Ocampo e Hidalgo en la cabina. En esa camioneta iban los “bultos”, es decir el armamento. Ferreyra también fue parte de ese viaje: “Me dijeron que tenía que trasladar personal al Palomar. Hasta ese momento no me dijeron qué iban a hacer. Era todo secreto”.
Ocampo dio precisiones de ese segundo viaje del 12 de noviembre de 2019: cuenta que alrededor de las 15 lo vuelven a llamar y le indican que debe “que llevar al grupo que se iba a Bolivia, tenía que trasladarlos al Palomar”. Ocampo afirmó que al ir al vehículo “ya estaba todo cargado”. “No presencié la carga. Estaba el vehículo con el equipo del grupo que se iba. Como no entraba todo el personal y equipo en ese vehículo, el grupo Alacran que iba a Bolivia, salió otro vehículo”.
En el camión que manejó él con las cajas rumbo al aeropuerto de El Palomar fue acompañado por “el Segundo Comandante Hidalgo y el Suboficial Principal Rueda”. Hidalgo era quien estaba al frente de la comisión que partía rumbo a Bolivia y fue el que dio la orden de cargar el armamento y a las personas.
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De la agrupación salieron directo para El Palomar. Cuando arribaron, “una guardia nos guía a donde teníamos que ir. A unos depósitos enormes. Se ingresó el vehículo y se aguardó un rato. Y allí empezaron a descargar todo”, detalló Ocampo. ¿Quiénes descargaron el material? “la gente de la comisión, los únicos que tocaron eso fue ' la gente de la comisión. Nadie más pone mano ahí”, añadió.
Ocampo fue testigo de ese momento: “El vehículo se metió marcha atrás, hasta que el personal de fuerza aérea dijo ‘hasta ahí’. Hacía mucho calor, y el Suboficial Principal Rueda y yo, que estábamos con chaleco, nos acercamos a la puerta. Estábamos a unos 15 metros. Y vimos desde allí que empezaron a descargar”. “Descargaron todo el equipo y las cajas, esperamos porque no era seguro que iban a ir a Bolivia, entonces tuvimos que hacer él aguante porque si se suspendía y teníamos que replegar”, agregó. Según el gendarme, habían ingresado a las 15.30 y tuvieron que esperar “hasta las 17:30, 18:00 hs.”
“En ese horario llegó personal de la Aduana, y le hicieron desplegar todo lo que levaban para controlarlo. Controlaron fusiles, pistolas y todo lo descargado”, afirmó Ocampo.
Sosa iba en el otro vehículo, el que trasladaba a los alacranes, y vio todo desde otro ángulo: “En el Palomar hicimos las entradas correspondientes en el servicio de guardia, y el personal del servicio de guardia de Fuerza Aérea nos indica un sector determinado para llevar lo vehículos. Era un depósito, pero solo entró el otro vehículo que llevaba los bultos. Mi vehículo quedó afuera esperando órdenes”, narró. Desde aquel lugar, Sosa vio “bultos negros, cajones. Ellos iban sacando todas las cosas y poniéndolos en orden, y había personas controlando esas cosas. Creo que era personal de Fuerza Aérea, porque en general son los que controlan el peso de las cosas que se suben al avión”.
Héctor Rueda era el gendarme que estaba junto a Ocampo en el camión que trasladó las municiones desde Campo de Mayo a El Palomar. En su testimonio del 8 de junio dijo: “Salimos y fuimos derecho o al Palomar. Pasamos una guardia en el Palomar y de ahí nos indicaron que vayamos a un galpón. El vehículo entró a un galpón y la otra camioneta ya estaba estacionada afuera del galpón. La guardia de la Fuerza Aérea nos indicó que fuésemos a ese galpón. Mi vehículo, el que llevaba el equipamiento, ingresó al hangar. Vino el personal de la comisión, se acercó al vehículo y empezaron a bajar todo el equipamiento que llevaron”.
Rueda, al igual que Ocampo, vio la descarga: “Estando adentro del galpón bajaron todo y había personal que hizo control de todo”. “Desparramaron todo cuando hicieron el control, abrieron todo y empezaron a controlar”, señaló.
Ante la pregunta de quien era el responsable de lo trasladado a El Palomar dijo que “el jefe de comisión, segundo comandante Hidalgo”. Hidalgo fue citado para prestar testimonio ante Catania el próximo 13 de julio.
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La entrega en Bolivia
El Hércules C-130 de la Fuerza Aérea partió de El Palomar en la noche del 12 de noviembre de 2019. Trasladaba una comisión del Grupo Alacrán y el armamento que sería entregado en la madrugada del 13 de noviembre de forma ilegal a los golpistas. Tal como evidencian las pruebas que se recopilaron tanto en la justicia argentina como en la de Bolivia, las 70.000 balas antitumulto y alrededor de 500 granadas se repartieron entre la Fuerza Aérea Boliviana y la Policía local. La entrega fue en el aeropuerto de La Paz, apenas aterrizó el avión argentino. Apenas unas horas antes había asumido la presidenta de facto Jeanine Áñez (hoy detenida). La Gendarmería intentó esconder el faltante de las 70.000 balas y en un trámite burocrático se había sostenido que se habían usado en entrenamiento, algo que los alacranes que declararon en la Justicia desmintieron. Todos afirmaron que en Bolivia no dispararon un solo tiro.
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Como si fuera poco, pocos días atrás se confirmó que la administración de Luis Arce halló las 40.000 balas antitumulto que se entregaron a la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) en la madrugada del 13 de noviembre de 2019. Se encontraron en guarniciones de esa fuerza. Son las que había agradecido el exjefe de las FAB, Jorge Terceros Lara, al entonces embajador argentino Normando Álvarez García. Esas municiones se complementan a las 26.900 balas antitumulto que ya se habían encontrado en depósitos de la Policía de Bolivia.
Por la entrega irregular de ese armamento se abrió una causa por tráfico ilegal de armas en Bolivia y otra por contrabando en la Argentina, que es en la que declararon los gendarmes que transportaron las municiones.