Ganó la oposición pero el que celebra es el gobierno. Con el resultado puesto del domingo electoral quedó demostrado que política y matemáticas no son lo mismo. Si así fuera, con los 9 puntos de diferencia que Juntos le sacó al Frente de Todos en el plano nacional, las caras de alegría que inundaron el escenario del comando electoral oficialista no tendrían ninguna justificación.
Más aún, el llamado del presidente Alberto Fernández a llenar la Plaza de Mayo el miércoles 17, Día de la Militancia, para celebrar “el triunfo” de la jornada hasta pudo ser leído como un error monumental y, sin embargo, no fue otra cosa que la confirmación de que el gobierno acreditó el resultado de las urnas como un éxito ante pronósticos que auguraban una victoria holgada de la lista macrista que encabezaba Diego Santilli por una diferencia que podía llegar a rondar los 8 puntos de ventaja en la estratégica provincia de Buenos Aires, el distrito que concentra el 40 por ciento del padrón nacional.
El escrutinio oficial finalmente demostró una paridad que demolió las previsiones que había comprado buena parte del “círculo rojo”. Se produjo así un empate técnico que no estaba en los planes de nadie. Quince diputaciones para el oficialismo y otras quince para la oposición. Efecto neutro en un territorio clave, que se daba por perdido. El gobernador Axel Kicillof, además, recuperó el control del Senado bonaerense, que no tuvo en estos dos años de gobierno. Otro motivo para la celebración peronista.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Así las cosas, lo que se suponía un paseo dominical para la oposición terminó siendo la plataforma de relanzamiento del gobierno de los Fernández y la revalorización de la unidad del Frente de Todos, que se creía roto. El domingo de mañana, los aprestos eran para atravesar un lunes de fractura irreversible. Con las cifras obtenidas, el riesgo pareció alejarse.
Vendrán ahora análisis más o menos serios sobre el papel de los distintos protagonistas. Si fue Kicillof el que logró la remontada o les debe la vida a los intendentes que incorporó al gabinete después de las PASO. O si el resultado se debe a la campaña del consultor catalán que contrató la coalición o se obtuvo a pesar de ella.
En pocos días sabremos cuál es la primera síntesis de la dirigencia frente a lo ocurrido, aunque todos coincidirán en que el gobierno se encontró con un escenario no tan negativo como el que imaginaba a priori. Y así como es verdad que perdió la mayoría en el Senado, seguirá siendo la primera minoría en Diputados, cuando la oposición amenazaba con discutir el lugar de Sergio Massa.
La sensación que quedó después de la jornada electiva es que el peronismo consiguió un alargue impensado y la chance cierta de mirar el 2023 con renovado optimismo. No es poco.