El gobierno de Javier Milei decidió prorrogar el presupuesto del año anterior y ha dejado a las Universidades Nacionales sin financiamiento para poder funcionar durante todo el ciclo lectivo. Este hecho inédito, aparentemente técnico, es resultado también de las decisiones del ministro de Economía, Luis Caputo, con la complicidad de la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, y el secretario de Educación, Carlos Torrendel.
El sistema universitario argentino, arraigado en una tradición de más de 400 años, representa un pilar fundamental en el desarrollo del país. Con una red federal, que alberga al menos una universidad nacional en cada provincia y un total de 70 instituciones, es un motor crucial para la educación y la investigación en la Argentina. Con una población estudiantil que supera los 1,8 millones, estas universidades desempeñan un papel vital en la formación de profesionales capacitados y en la generación de conocimiento que impulsa el crecimiento económico y social. Menos profesionales calificados significan menos innovación, menos competitividad y, en última instancia, menor recaudación fiscal del Estado.
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En las finanzas públicas, el recorte fiscal en actividades que generan capacidad es pan para hoy y hambre para mañana. Se limita la capacidad del país para generar ingresos y financiar servicios públicos esenciales en el futuro.
Para dimensionar el nivel del ajuste sobre la educación, es válido utilizar un informe de ACIJ que relevó la reducción del 72% anual en términos reales del presupuesto asignado al Programa Desarrollo de la Educación Superior para el año 2024. Esta drástica disminución representa el nivel más bajo de financiación universitaria desde 1997. Asimismo, la oficina de presupuesto del Congreso de la Nación señala que durante los primeros tres meses del año cayeron 33% las transferencias a las universidades desde la Nación.
Esta reducción en la financiación universitaria tiene un impacto directo en todas las actividades de las instituciones educativas tanto en la formación, como en la investigación, la ciencia y la tecnología, atento a que son partes inescindibles del sistema científico-tecnológico argentino, el cual ha sido premiado y valorado a nivel mundial por las y los profesionales de excelencia que formamos. Desde la reducción de fondos asignados al pago de salarios hasta la falta de asignación para proyectos especiales y hospitales universitarios, estos últimos tienen un rol importante como formadores de médicos así como también como centros de atención.
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Por último, la discusión no debe centrarse en frenar la caída de las partidas sino por el contrario en cómo aumentarlas. El alza constante en la cantidad de estudiantes de pregrado y grado en el sector de gestión estatal sin un acompañamiento acorde del presupuesto total redujo, como señala el informe de ACIJ, los recursos disponibles por estudiante después del pico alcanzado en el 2013. Principalmente desde el 2019 cuando se produjo una fuerte caída. Esta disminución plantea serios interrogantes sobre el acceso equitativo a la educación superior y el futuro de la investigación y la innovación en Argentina.
Es hora de dejar las mezquindades políticas de lado para aunar fuerzas para comenzar a ganar distintas batallas frente a este gobierno de ultraderecha. La educación pública superior, no arancelada y de excelencia, ha sido un instrumento y motor de la movilidad social ascendente, rasgo característico de la sociedad argentina que nos ubica en un sitio de privilegio a nivel regional.
El recorte presupuestario pone en peligro no solo a los trabajadores trabajadores docentes, no docentes e investigadores de cada casa de estudio; sino también los/las estudiantes y la comunidad en su conjunto atento la transferencia de conocimientos al mundo de la producción y el trabajo, programas de extensión universitaria y relaciones de solidaridad con la comunidad, investigación y salud, siendo las mencionadas tan solo algunas de las muchas actividades que se realizan a nivel nacional, con una mirada y alcance federal.
Desfinanciar la educación pública es pretender regresar al momento donde la universidad era un espacio al que accedían solo las elites de la sociedad. Por la educación pública, por la universidad pública y gratuita, y para asegurar un futuro próspero para las generaciones futuras de nuestro país.