Paradoja argentina: la importación de alimentos creció 80% y pone en jaque a la producción local

Se registraron subas anuales del 6000% en productos como tomates, cebollas y zanahorias, a la vez que se duplicó la importación de alimentos con valor agregado. En 2025, la situación podría agravarse resultado del combo apreciación cambiaria, mayor apertura externa y flexibilización de controles antidumping.

27 de enero, 2025 | 00.05

El gobierno nacional decidió, en estos días, avanzar en una nueva medida que desregula la importación de alimentos flexibilizando el Código Alimentario Argentino (CAA). Esto no hará más que agravar un escenario ya alarmante: en diciembre 2024, creció 82% el ingreso al país de alimentos frescos y elaborados que, paradójicamente, también se producen a nivel local. Tal es el caso de limones, cebollas, tomares, zanahorias, yerba mate, tomate elaborado y vino, entre otros, cuya importación evidenció subas anuales de entre 100 al 6000% en el primer año de gestión de La Libertad Avanza. Para 2025, las expectativas no son favorables si se considera la continuidad de la apreciación cambiaria y la apertura desregulada del comercio exterior.

Así lo advirtió un informe presentado por el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA): “En el último tramo de 2024 se dispararon las importaciones de alimentos, elaborados o intermedios, varios de los cuales compiten con la producción local, y a precios más bajos que los costos de producción internos que aumentaron en el año (devaluación, suba insumos en dólares, costos de energía y combustibles) lo que podría asfixiar a las cadenas que agregan valor a los productos primarios”, señalaron.

La tendencia, que se aceleró desde junio pasado con la mayor flexibilización importadora impulsada desde el gobierno nacional, se extendería en este año electoral por “la decisión de desacelerar la devaluación programada del 2 al 1% mensual, contra tasas de interés positivas, lo que seguirá fortaleciendo el peso frente al dólar, y favoreciendo las importaciones”, apuntaron desde el IDAA. Como consecuencia “serán los sectores productivos los más afectados por la apertura importadora, dado que los precios dejarán de estar relacionados a los costos de producción para pasar a arbitrarse por la paridad de importación”.

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Otro aspecto a tener en cuenta tiene que ver con que el golpe a las economías regionales no deja afuera al entramado productivo industrial desde donde también se muestran en alerta por el sostenido aumento de las compras desde el exterior. "La apertura comercial debe desarrollarse secuencialmente con una agenda de mejora de la competitividad, de baja del costo argentino y potenciando las cadenas de valor industriales frente a la competencia desleal, en particular de Asia. Sin una agenda equilibrada en materia de desarrollo productivo e industrial, se profundizarán las consecuencias negativas que ya se advierten en las PyMEs y en el empleo, donde se perdieron más de 30 mil puestos de trabajo industriales desde agosto del 2023”, se indicó en un comunicado de diciembre pasado de la Unión Industrial Argentina (UIA). 

Pese a ello, la respuesta del gobierno nacional fue en otra sintonía, apostando por una mayor apertura del mercado a la competencia importadora, tal el caso de las recientemente modificadas medidas antidumping que resguardaban a la producción local de la competencia desleal externa.

Mesas argentinas con alimentos de otras tierras

La política económica del gobierno de La Libertad Avanza (LLA) tiene impacto directo en el incremento de la importación de alimentos y bebidas que, pese a que se producen localmente, se compran cada vez más en el exterior, poniendo en jaque a cadenas productivas de las diferentes economías regionales del país. 

En ese sentido, en estos días se publicó en el Boletín oficial un nuevo decreto 35/2025 que modificó el Código Alimentario Argentino (CAA) para “simplificar y busca agilizar tanto el ingreso de productos alimenticios extranjeros al país”, según el texto del mismo. De esa manera se dispuso que “para ingresar al país, solo se tendrá que completar una Declaración Jurada de Importación, sin que sea necesario que la autoridad sanitaria nacional competente requiera de exigencias adicionales”. La medida fue calificada por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, como “una revolucionaria desregulación” que "traerá alimentos más baratos para los argentinos” y marca el inicio de un nuevo año donde todo indica que el gobierno profundizará aún más sus lineamientos de política cambiaria y comercial. 

Frente a tal coyuntura, un informe privado alertó que el cierre del 2024 estuvo atravesado por una aceleración de las importaciones de alimentos al punto de que crecieron 82% frente a diciembre del 2023, alcanzando un valor máximo para el año. 

¿Qué paso en 2024? “Se puede observar cómo, partiendo en noviembre de 2023 de importaciones por US$105 millones, el mes siguiente comienzan a caer hasta alcanzar su piso en junio (US$79 millones) para comenzar a partir de allí una recuperación (julio US$122 millones) que en setiembre alcanzo los US$148 millones y en diciembre los US$242 millones, superando incluso las mayores importaciones de 2023 y marcando un nuevo récord que elevó la brecha interanual a 82%”, analizaron desde el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA). 

Esta tendencia, entienden, que se debió a “en principio la caída del consumo interno que explica la declinación entre diciembre de 2023 y junio de 2024, y un posterior aumento ligado a la desregulación de las importaciones, la vigencia de la “tablita 2.0” implementada por Economía, y la reducción del impuesto PAIS de 17,5 a 7,5% lo cual abarató las importaciones en comparación con el periodo diciembre/agosto”. El informe destacó que se trata de productos que están ingresando, sobre todo, desde países limítrofes.

En el documento al que accedió este medio se incluyó la evolución de la importación de productos que también son elaborados en Argentina con eje en las categorías Alimentos y Bebidas para la Industria (básicos como elaborados) y Alimentos y Bebidas para el Hogar (básicos como elaborados) excluyendo la importación temporal de soja, que es procesada y re-exportada como subproductos con valor agregado. 

¿Qué sucedió en cada producción? En detalle, uno de los casos más impactantes aparece en la cadena limonera, donde las importaciones mensuales promedio fueron de 153 toneladas entre enero de 2021 y setiembre de 2024, pasando en octubre a 779, en noviembre a 3.042 y en diciembre a 5.147 toneladas, esto implicó un aumento anual de casi seis veces respecto de 2023. Asimismo, se destacó que “resulta impactante el aumento a cuatro dígitos de las importaciones de productos representativos de las economías regionales argentinas como son el tomate, la cebolla o las zanahorias”. 

 

Las subas exponenciales, en el caso de la cebolla, llevaron a un salto anual de 467 toneladas de importación en 2023 a 32.638 en 2024 (+6.889%), a la vez que en el caso del tomate el año pasado se importaron 13.871 toneladas, esto es 5.853% más que hace un año atrás. Se suma la situación de la zanahoria que pasó de 194 toneladas en 2023 a 11.870 en 2024 (+6.019%). Respecto de carne porcina, “llegó a un volumen de 476 toneladas en junio, y de allí escala hasta 2.552 toneladas en septiembre y en diciembre llegó a 5.498 toneladas y se espera que en los próximos meses ingresen volúmenes similares, básicamente de bondiola y solomillo desde Brasil”, explicaron. 

Los productos con mayor valor agregado no se quedan atrás: en el tomate elaborado las compras desde el exterior pasaron de 7.899 a 23.492 toneladas en un año (+197%). Se trata de “una cadena radicada fuertemente en Mendoza y San Juan y que en los últimos años ha llevado adelante un proceso de transformación basado en la mecanización del cultivo, la incorporación de tecnología y la coordinación vertical de la cadena”. El fuerte incremento de importaciones tiene lugar, principalmente, desde Chile.

Por su parte, las importaciones de yerba mate pasaron de 6.356 a 11.610 toneladas (+83%) y en el caso del vino aumentaron 594% los ingresos desde el exterior (de 727 a 5.042 toneladas), allí “la eliminación de las Licencias No Automáticas lleva a que los grandes jugadores del negocio utilicen la amenaza de la importación para marcar el precio interno, en perjuicio del sector viñatero y pequeño bodeguero. Es decir, la paridad de importación pasa a ser el criterio de pricing (para fijar precio), dejando de lado la cuestión de los costos de producción, que es donde pivotea la base de sustentación de la producción local”, argumentaron desde el IDAA.

Desde el centro de estudios consideran que “más allá de cuestiones puntuales, como afectación por heladas, baches de producción, etcétera, son las condiciones macroeconómicas y la política desregulatoria en materia de comercio exterior las que explican este comportamiento del mercado”. Según el ingeniero agrónomo y ex subsecretario de Mercados Agropecuarios, Javier Preciado Patiño, para 2025 “la decisión de desacelerar la devaluación programada del 2 al 1% mensual, contra tasas de interés positivas, seguirá fortaleciendo el peso frente al dólar, favoreciendo las importaciones". Se suma que "el gobierno ve, a nuestro entender erróneamente, que facilitar la importación de alimentos contribuirá a bajar precios y controlar la inflación. La eliminación del impuesto PAIS y la promulgación del Decreto 35/2025 van en la línea mencionada”.

En conclusión, “es altamente probable que la tendencia observada en 2024 se incremente durante 2025 en lo que hace a la importación de alimentos”.

Alerta en la industria nacional 

La industria nacional no es ajena al impacto de la mayor desregulación en el comercio exterior y así lo vienen manifestando desde diferentes sectores de la actividad. 

A fines del 2024 el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, refirió en declaraciones radiales “nos preocupa la llegada de una ola importadora, hay que atajar rápidamente el aspecto tributario. No queremos privilegios, queremos igualdad de condiciones”. A la par que un comunicado de la entidad alertó que “la reducción de aranceles (a contramano de lo que está haciendo el mundo y la región), sin que se haya resuelto la falta de competitividad y los costos asociados, deteriora aún más la capacidad de la producción argentina frente a la competencia desleal”.

Pese a estas advertencias y a los pedidos directos de la mayor entidad empresarial, el gobierno de Javier Milei continúa profundizando su política de mayor apertura externa que incluyó: desregulación de importaciones de productos de la canasta básica (alimenticios, bebidas, productos de limpieza y cuidado e higiene personal) sumado a medicamentos y otros bienes esenciales, junto con mayores facilidades para las compras extranjeras online, derogación de normas que funcionaban como herramientas de fiscalización (el valor criterio, las estampillas y los veedores de cámaras empresariales locales) y se agregan ahora las recientes modificaciones del sistema antidumping (reducción de la duración de las disposiciones de una vigencia máxima de 5 años con renovaciones ilimitadas, a una de 3 años con una única posibilidad de extensión por 2 años más).

Sobre los derechos antidumping, se trata de instrumentos fijados por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y se utilizan cuando el precio de un producto importado se vende por debajo del valor de mercado del país de origen, es decir, cuando una empresa exporta un producto a un precio menor al que cobra en su propio mercado, por ende, están pensados para evitar una competencia desleal con la industria local.

Frene a ello, desde la UIA indicaron que "las medidas antidumping nivelan la cancha frente a la competencia desleal”. En ese sentido destacaron que “los países desarrollados como Estados Unidos o la Unión Europea resguardan la producción, el empleo, y la inversión local frente a la competencia desleal utilizando de manera eficientes este tipo de herramientas”. Así, más del 21% de las medidas antidumping registradas en la OMC son de Estados Unidos, seguido por India con cerca del 14%, Brasil 7,1%, Turquía 5,9%, China-5,7%. Argentina se ubica en el sexto lugar (5,6%) detrás de China, país contra el que se aplican el 33% de las medidas antidumping”. 

Por su parte, desde la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) rechazaron la nueva medida del gobierno que “lejos de constituir medidas ‘colectivistas’, como argumentan funcionarios del gobierno, están avaladas por la OMC para sancionar una práctica desleal de comercio, por lo cual una empresa internacional que produce a gran escala busca “copar” mercados vendiendo productos por debajo del valor en su país de origen”.  Y agregaron que “a estos factores se suma una letal política de apreciación cambiaria, que el gobierno profundiza, favoreciendo las importaciones y estimulando la especulación financiera, de espaldas a la economía real”. 

El inicio de este nuevo año estuvo marcado por la continuidad del cierre de fábricas, suspensiones y mayor flexibilidad laboral al punto de que en 2025 podrían perderse unas 25.000 pymes y 300.000 puestos de trabajo si se mantiene, sin cambios, la política actual. “La falta de dinamismo en la inversión, sumada a un consumo interno debilitado, ha limitado la capacidad de reacción del aparato productivo”, señalaron fuentes del sector a este medio y recordaron que ya el año pasado se perdieron al menos 9.900 empresas y 217.000 puestos de trabajo registrados. 

Así las cosas, la industria manufacturera permanece con signo negativo, niveles de capacidad instalada muy por debajo del promedio histórico y caídas en distintos sectores, con especial impacto en la producción textil, la construcción y los productos minerales no metálicos. De continuar en esta senda, queda en evidencia que no solo afectaría la continuidad de las empresas y los empleos, sino que se pondría en jaque a las economías regionales y los diferentes eslabones vinculados a cada producción nacional.