La militancia en pandemia: entre la calle vedada y el nudo social

29 de mayo, 2021 | 02.04

Aunque hace más de un año la tierra comenzó a girar alrededor de la pandemia y la vida de casi todxs se reconfiguró, la derecha argentina, odiadora y golpista, se mantuvo idéntica a sí misma.

En el actual contexto de producción de contagios, muertos en serie y crisis económica heredada del gobierno de Macri, la oposición desestabilizadora en nombre de la “libertad” busca la muerte. Se trata de un sector social que boicoteó la campaña sanitaria que viene sosteniendo, a capa y espada, el gobierno de Alberto Fernández. La derecha argentina, desconectando la obvia relación entre igualdad y vida como premisa democrática y derecho universal, desea que fracase la batalla por la salud no sólo para la élite, sino para todxs.

En contraposición a esa política tanática, suicida y homicida, el campo popular se encuentra atravesado por una encrucijada frente a la que debe ir encontrando respuestas apropiadas. En el Frente de Todxs, entre los distintos eslabones que lo integran -kirchnerismo, sindicatos, movimientos sociales, etc.-, se plantea el debate sobre cómo asumir la lucha política en el actual contexto de emergencia sanitaria.

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Se acuerda en que es fundamental priorizar la vida y la salud, pero simultáneamente se evalúa y constata día a día la urgencia por dar la batalla para transformar el Estado, cooptado en sus instituciones fundamentales       -como la Justicia- y colonizado por las corporaciones comunicacionales.

 ¿Cómo continuar la resistencia sin los cuerpos en la calle y contando sólo con los precarios medios de comunicación populares, que están en obvia desventaja respecto del grupo hegemónico Clarín? ¿Qué estrategias políticas que cuenten con potencia colectiva deben adoptarse? ¿Cómo organizar una fuerza de resistencia no defensiva sino activa, que asuma la iniciativa y marque la agenda?

Jorge Alemán sostiene que un proceso transformador exige realizar ciertos anudamientos entre la comunidad, la sociedad y el Estado.  Esa operación no consiste en la simple intersección de tres círculos o la mera articulación de ellos, sino en el entramado de distintas experiencias que puedan anudarse como una construcción política, que opere como alternativa al modo de funcionamiento del capitalismo, caracterizado por ser un desierto comunitario obligado. 

Para citar ejemplos de anudamiento tenemos la lucha de las Madres, los feminismos y, en los últimos meses, la batalla contra la violencia institucional. En los tres casos el anudamiento entre la comunidad, la sociedad y el Estado no estuvo preestablecido, sino que partió desde “abajo”, mediante la combinatoria de diferentes voces, pasiones y palabras, causado por una materialidad ‘insistente’ asociada a una ética del deseo: la militancia.  

La comunidad fue el lugar de emergencia de demandas, posteriormente las luchas fueron asumidas por los organismos pertenecientes a la sociedad y, por último, las demandas organizadas fueron reconocidas como políticas de Estado.

El anudamiento borromeo comunidad-sociedad-Estado constituye una marca política que se graba en nuestra memoria y organiza, creando redes solidarias, el espacio común. Por ejemplo, la histórica militancia de los organismos pasó de la comunidad a la sociedad y encontró en Néstor Kirchner, Cristina Fernández y hoy en Alberto Fernández, un compromiso desde el Estado para que los derechos humanos, el feminismo y la lucha contra la violencia institucional sean asumidas como políticas de estado. Este anudamiento convierte a la Argentina en un ejemplo a nivel mundial.

El nudo borromeo nunca está asegurado del todo, mantener los tres anillos anudados no es sin la presencia de un cuarto término: el pueblo.

El pueblo no constituye una realidad que está dada de antemano y a la espera, sino que se trata de una emergencia histórica, una invención. Un pueblo que se produce, siempre por venir, que posibilita la creación permanente y nunca acabada de una voluntad colectiva.

Está por verse si la vitalidad de la militancia, limitada actualmente en su capacidad de acción, puede tomar iniciativas y producir nuevas formas de lucha capaces de detener la violencia mortífera de la oposición.

Está por verse si el deseo por la vida, el amor a lo común y el cuidado pueden convertirse en la fuerza fundante de un anudamiento entre la comunidad, la sociedad y el Estado que sea capaz de custodiar a los gobiernos populares, históricamente amenazados y golpeados.