El Gobierno británico informó el jueves de que había impuesto su mayor paquete de sanciones contra Rusia en 18 meses, dirigidas a personas implicadas en la guerra de Ucrania, en grupos de mercenarios africanos y en un ataque con un agente nervioso en suelo británico.
El Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que había sancionado a 56 entidades y personas, con el objetivo de perjudicar el esfuerzo bélico del presidente ruso, Vladimir Putin, y la "actividad maligna de Rusia a nivel mundial".
Entre ellos había 10 entidades con sede en China que, según se dijo, suministraban maquinaria y componentes para el ejército ruso.
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"Las medidas adoptadas hoy seguirán frenando la corrosiva política exterior del Kremlin, socavando los intentos de Rusia de fomentar la inestabilidad en África e interrumpiendo el suministro de equipos vitales para la maquinaria bélica de Putin", dijo el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy.
La embajada rusa en Londres no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
La mayoría de las medidas iban dirigidas a empresas con sede en Rusia, China, Turquía y Kazajistán acusadas de ayudar a la invasión rusa de Ucrania con el suministro de máquinas herramienta, microelectrónica y componentes para drones.
Entre ellas figuran empresas que, según fuentes de los servicios de inteligencia europeos, forman parte de un intento ruso de establecer un programa armamentístico en China, según una información de Reuters de septiembre.
Reino Unido también dijo que las últimas sanciones abordarían la actividad rusa en Libia, Mali y República Centroafricana, apuntando a tres grupos mercenarios privados con vínculos con el Kremlin, incluyendo Africa Corps, controlado por el Kremlin, y 11 individuos.
Entre los individuos sancionados se encuentra Denis Sergeev, a quien la policía británica acusó del intento de asesinato del exagente doble ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en la ciudad de Salisbury, en el sur de Inglaterra, en marzo de 2018.
Sergeev, que según Reino Unido actuaba bajo el alias de Serguéi Fedotov, era uno de los tres rusos que, según Reino Unido, eran miembros del servicio de inteligencia militar de Rusia (GRU, por sus siglas en ruso) sospechosos de llevar a cabo el ataque.
El mes pasado, una investigación pública sobre la muerte de una mujer envenenada accidentalmente con el agente nervioso reveló que Skripal creía que el propio Putin había ordenado el ataque con Novichok.
Moscú ha rechazado en repetidas ocasiones las acusaciones británicas de que estuviera implicado.
Con información de Reuters